Por Mariano Castillo, CNN

(CNN) — Las imágenes que han llegado desde Venezuela en las últimas semanas han sido asombrosas: tropas que disparan, manifestantes que arrojan piedras, gente que sangra. Al igual que el gas lacrimógeno que nubla las escenas en las fotos, el panorama de la verdad sobre los enfrentamientos también está nublado.

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Las acusaciones de censura, autocensura y manipulación de fotografías han dificultado que los consumidores de las noticias —especialmente los venezolanos— se hagan una idea completa de lo que está ocurriendo.

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El bloqueo informativo impidió el flujo de la información durante algunos de los días más intensos de los enfrentamientos entre los manifestantes antigobierno y las autoridades. Además, las regulaciones estrictas han provocado que los medios anden con tiento al cubrir la violencia.

Hay más libertad en las redes sociales, pero se dice que esos canales de comunicación se han contaminado con fotos falsas y desinformación. Además, se rumora que el gobierno bloqueó el acceso a Twitter durante las protestas de la semana pasada.

“La gente no sabe qué está ocurriendo y dependen de las peligrosas o beneficiosas redes sociales, porque en las redes sociales puedes obtener información fidedigna. Sin embargo, también puedes encontrar gente que desinforma para lograr sus propios fines”, dijo Carlos Acosta, periodista de una agencia noticiosa de Florida que se creó específicamente para llenar los vacíos de la cobertura en Venezuela.

FOTOS: Las protestas en Venezuela

La plataforma iReport de CNN recibió más de 2.700 participaciones desde Venezuela la semana pasada. De ellas, los productores verificaron más de 120 y las autorizaron para su publicación en CNN. La cadena no aprueba contenidos que incluyan afirmaciones infundadas que CNN no pueda verificar.

En su mayoría, estos acontecimientos no han llegado a las transmisiones noticiosas de Venezuela. Uno de los videos aprobados de iReport inicia mostrando un contraste: el presidente Nicolás Maduro dice por televisión que las cosas están bajo control, mientras que afuera la guardia nacional dispara gases lacrimógenos.

Mientras filmaba, Giorgio Russo dijo que las tropas “me apuntaron, pero como vivo en el piso 14 pensé que no podrían alcanzarme, pero estaba equivocado”.

Una lata de gas lacrimógeno rompió la ventana y aterrizó en un sofá, relató Russo. Su hermano logró arrojar la lata por la ventana, pero no sin que el gas hiciera sufrir a su padre de 85 años.

En el estado occidental de Táchira, en la ciudad de San Cristóbal, Alejandro Camacho capturó un video de unos estudiantes que “trataban de hacerse oír” al obstruir las calles y quemar basura. Estos reportes ofrecen un panorama general sobre el que no se ha reportado suficiente, pero, ¿cuál es la historia completa? Es un desafío saberlo cuando el contenido no verificado se vuelve viral y el gobierno bloquea los medios.

Bloqueos informativos

Las persistentes protestas llamaron la atención del mundo el 12 de febrero, cuando murieron dos manifestantes de la oposición y un simpatizante del gobierno.

El día anterior, según Human Rights Watch, la autoridad estatal de telecomunicaciones advirtió que la cobertura de la violencia podría violar una controvertida ley que prohíbe que se transmita material que “fomente la ansiedad” o “incite o promueva el odio y la intolerancia… por razones políticas”.

El día 12, mientras las balas volaban y la gente moría, los medios atendían a la advertencia.

El Instituto de Prensa y Sociedad monitoreó 38 radiodifusoras el día de los asesinatos y descubrió que solo cinco reportaron los acontecimientos violentos del día, mientras que 30 transmitieron “programación ligera”. Las otras tres imitaron la postura del gobierno.

El silencio de los medios “negó a la ciudadanía el derecho a la información de interés público y relevante para la seguridad de los habitantes de las ciudades en las que se desarrollaron las protestas”, señaló el instituto en un reporte.

El comediante Luis Chataing, quien también conduce un programa de radio y televisión, fue parte de la mayoría que calló el día de los hechos violentos. Al día siguiente se disculpó con sus radioescuchas y dijo que estaba avergonzado de los medios venezolanos.

Chataing dijo a CNN en Español que entiende las restricciones bajo las que trabajan los medios, pero “esto no ayuda en nada a que se aclare el panorama ni a que se logre la paz lo más pronto posible”.

¿Cómo fue posible —preguntó— que mientras los enfrentamientos se volvían violentos, lo único que se podía encontrar en la televisión fuera un programa de cocina que hablaba de cómo freír huevos?

“Quería manifestarme como un venezolano más porque me dolía que los medios (nacionales) no estuvieran ofreciendo la cobertura que quería sobre lo que ocurre en Venezuela”, dijo Chataing. “El tener que informar por nuestra cuenta a través de la prensa extranjera es vergonzoso”.

Manipulación fotográfica

Las redes sociales juegan un rol vital en la inestabilidad actual, ya que son un canal sin filtros en el que se pueden compartir las imágenes de las protestas y los supuestos abusos.

Los partidarios del gobierno iniciaron su propia campaña para revelar lo que ellos acusan como manipulación de imágenes para tratar de proyectar una sombra de duda sobre la credibilidad de las fotos que la oposición comparte.

Los sitios web y los usuarios de las redes sociales que apoyan al gobierno han hecho circular varios ejemplos de las imágenes que según la oposición retratan los enfrentamientos en Venezuela, pero que en realidad son fotos de archivo de otros acontecimientos.

La oposición compartió, por ejemplo, una foto tomada en Chile en 2009, en la que se ve a un estudiante al que un soldado tiene sometido, con el fin de falsear la violencia actual en Venezuela, de acuerdo con los partidarios del gobierno.

La actriz venezolana Amanda Gutiérrez ofreció disculpas a sus 228,000 seguidores en Twitter tras compartir una foto en la que supuestamente se mostraba a un policía que obligaba a una manifestante a hacerle sexo oral. La imagen original provenía de un sitio pornográfico estadounidense, según un sitio web partidario del gobierno.

En otro tuit se compartió una foto de una larga cadena humana que se extendía por una carretera en el estado de Táchira, con el fin de mostrar la magnitud del apoyo al movimiento antigobierno. Sin embargo, parece que la foto se publicó en un diario español el año pasado y en realidad muestra a unos manifestantes en España.

Los ejemplos de fotos manipuladas son una gota en un mar de imágenes que se comparten en las redes sociales, pero a veces es todo lo que se necesita para sembrar la duda.

La postura del gobierno

El gobierno de Maduro hace sus propias afirmaciones: que los manifestantes están coludidos con Estados Unidos, que se está gestando un golpe de Estado, que la oposición es la culpable de las muertes… aunque rara vez ofrece pruebas ni profundiza. Las acusaciones tienen cabida en los medios estatales y el gobierno se queja de que los demás medios están en su contra.

En entrevista con CNN en Español, el embajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos, Roy Chaderton, acusó a los medios internacionales, entre ellos CNN, de hacer coberturas tendenciosas.

Al reflexionar sobre las protestas, dijo: “Esperamos la evolución democrática de esos acontecimientos, en los que ha habido poca cobertura de la postura del gobierno”.

El gobierno ya había iniciado un diálogo con la oposición y concertó reuniones con alcaldes y gobernadores de la oposición. “Pero eso no es noticia”, dijo Chaderton. “Noticia es un auto en llamas, una muerte atribuida al gobierno o a la oposición en estos enfrentamientos”.

Las cámaras se concentran en la policía que está en las calles y no en los manifestantes que arrojan piedras o bombas molotov, dijo.

Problemas con Twitter

El obstáculo para recabar información no solo ha sido el contenido, sino el acceso a las redes sociales. Quienes han recurrido a las redes sociales acusaron al gobierno de bloquear el acceso a Twitter la semana pasada.

Cientos de usuarios de Twitter en Venezuela reportaron dificultades al utilizar el servicio; un representante de Twitter confirmó que las imágenes que se publicaban en Twitter se estaban bloqueando en el país.

El órgano regulador de las telecomunicaciones en Venezuela negó que el gobierno hubiera interferido. La ministra de Comunicaciones, Delcy Rodríguez, también usó Twitter… para atacar a los usuarios de Twitter.

“Redes sociales son utilizadas por ejecutores de violencia golpista para crear angustia en la población en operación sicológica d[e] gran escala”, tuiteó. “Poderosos laboratorios mediáticos son empleados par[a] llevar adelante guerra sicológica contra Venezuela sin precedente alguno d[e] est[a] naturalez[a]”.

Cómo distinguir la realidad de la ficción

El contar la historia completa no es ningún reto nuevo en Venezuela. La represión del gobierno contra los medios privados ha dejado poco espacio para las posturas que no coinciden con la línea oficial.

Unos periodistas venezolanos que están en Florida crearon un nuevo canal que transmite en línea, llamado ElVenezolanoTV. Se había programado que saliera al aire la próxima semana, pero las protestas apresuraron su estreno.

El gobierno venezolano considera a muchos de los periodistas que participan como “periodistas de oposición”, pero ellos dicen que su objetivo es presentar periodismo sin prejuicios. El gobierno está invitado a presentarse en sus programas en cualquier momento, dicen.

CNN también se esfuerza por verificar los iReports que recibe. Los productores hablan con la persona que cargó el iReport, revisan los metadatos y verifican que la imagen sea original, confirman cualquier afirmación y agregan contexto e información si es necesario.

En un caso extremo, se necesitaron más de 10 horas para verificar y aprobar un video violento en el que se ve un enfrentamiento entre los manifestantes y las autoridades. El esfuerzo valió la pena, de acuerdo con Juan Muñoz, director de redes sociales de CNN en Español.

“Es un iReport asombroso. El mejor que he visto en la plataforma”.

Fernando del Rincón, Carlos Montero, Adriana Hauser, Gabriela Matute y Katie Hawkins-Gaar contribuyeron con este reportaje.