Por Xavier Serbia, CNN en Español

(CNN Español) – Viajé a Río de Janeiro como parte de un programa especial de Fuerza en Movimiento sobre el ambiente de inversiones alrededor del Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos 2016. Allí pude comprobar que la fiesta no es solo en los aficionados del deporte, sino también de muchos actores económicos.

La ciudad vive una transformación casi única en su historia. Según estadísticas del Gobierno, se estima que el costo del Mundial será de 13.000 millones de dólares y 14.400 millones de dólares el de los Olímpicos. Mucho de ese dinero, que proviene de fondos públicos e inversión privada, se está destinando a mejorar la infraestructura.

¿Cuáles serán los beneficios económicos de esta inversión? Según un estudio de Ernst & Young Terco y la Fundação Getulio Vargas, el Mundial generaría directamente 3,63 millones de empleos y 29.000 millones de dólares de ingresos a la población. Adicionalmente, 51.000 millones para la economía brasileña y 8.000 millones en impuestos adicionales.

Otro  estudio de  la Universidad de São Paulo (USP) —pagado por el Ministerio de Deportes de Brasil— espera que el impacto económico de Río 2016 sea de cerca de 46.000 millones de dólares.

Sin embargo, hay varios cuestionamientos en el horizonte.

Algunos sostienen que el impacto económico de los mega eventos deportivos es difícil de cuantificar. Y a veces los gobiernos tienden a subestimar el costo y sobreestimar el beneficio.

En Brasil, no todos están contentos con los juegos. Las decenas de miles de personas que salieron a las calles en junio del año pasado no solo protestaban por la corrupción política y la débil situación económica, sino también por el creciente costo de estos eventos.

No debemos olvidar que el país ya no vive la misma bonanza económica de años atrás. El crecimiento roza el 2% y la inflación llega al 6%. Ante este panorama de bajo crecimiento y alta inflación, hay preocupación de que el mercado de bienes raíces se esté sobrecalentando. El economista estadounidense Robert Shiller advierte que una burbuja está formándose en Brasil. Según el, los precios residenciales han estado creciendo dos veces por encima de la renta, mientras que el creciente costo de financiamiento afectaría la demanda.

Mónica Barg, directora de la multinacional Jones Lang Lasalle, especializada en bienes raíces comerciales, me dijo en Río que no veía señales de burbuja sino una corrección natural en los precios. Según su visión, la construcción en Brasil —especialmente en Río y São Paulo— está sostenida sobre inversión de empresas extranjeras que están llegando al país. La construcción en el mercado de residencias se debe más a una expansión de la clase media. Y la inversión por los juegos, especialmente en infraestructura, es un aporte positivo al crecimiento de Brasil después de finalizar los juegos.

Mientras algunos dudan del futuro, otros son optimistas de que la batucada económica se sostenga una vez que la llama olímpica se apague.

El tiempo dirá.

Pero, hoy, Río es carnaval.