Por Tom McGowan, CNN
(CNN) – Sus obras de arte son oscuras, atrevidas y a menudo sombrías, con figuras negras y tenebrosas calaveras salpicadas a través de los lienzos.
“Mi mamá solía decir, ‘Tú siempre estuviste obsesionada con calaveras desde que eras una bebé’”, explica Michelle Wie, una de las golfistas más destacadas del mundo.
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Es un capricho que pasa a primer plano cuando levanta un pincel; un capricho que encuentra difícil de explicar y que aparentemente es una contradicción con la chica sonriente que ha estado jugando al golf desde que tiene memoria.
“Supongo que la mitad de mí es una persona muy alegre y la otra mitad de mí es una persona muy morbosa”, dijo la golfista de 24 años a CNN.
“Hay un montón de emociones y sentimientos que realmente no puedes sacar de ninguna otra manera, y yo no soy una buena poetisa ni letrista”.
En el año 2005, Wie se convirtió en profesional, a poco tiempo de celebrar sus 16 años, y firmó lucrativos acuerdos de patrocinio con Nike y Sony.
Los reglamentos con respecto a la edad le impidieron unirse al tour de la LPGA hasta que cumplió 18 años, pero todavía compitió en una serie de eventos entre 2005 y 2008.
Sin embargo, su cuerpo adolescente luchaba bajo la tensión; se lesionó ambas muñecas en 2007, mientras que también bajó su rendimiento, lo que resultó en no pasar las rondas y descalificaciones.
“A veces fue difícil, no voy a mentir”, admite. “He experimentado cosas que, a los 16 ó 17, muchas otras personas no podrían haber experimentado”.
Wie se perdió experiencias que la mayoría de los adolescentes atesoran, en particular esa piedra angular de los adolescentes estadounideses: la graduación de la escuela secundaria.
“Obviamente tú haces sacrificios pues quieres ser realmente bueno en tu oficio”, dice la golfista. “Esa es la decisión que tomé cuando era más joven, que quería ser realmente buena en algo”.
“No puedes tener toda la diversión de ser un niño y tratar de cumplir tu sueño a la vez. He sacrificado algunas cosas aquí y allá, pero creo que hice un buen trabajo viviendo una vida equilibrada”.
El consuelo de la universidad
El estudio ayudó a calmar la mente de Wie. Ella es la última de una línea de profesores, su padre era profesor en la Universidad de Hawái y su abuelo paterno fue profesor emérito de la Universidad de Seúl.
En septiembre de 2007 se matriculó en Stanford para estudiar comunicaciones, aunque el estado de Wie como profesional le impedía seguir los pasos de Tiger Woods y formar parte del ilustre equipo de golf de Stanford.
“Ir a Stanford realmente me ayudó a ser seminormal”, dijo ella. “Me encanta estudiar, me encanta todo lo relativo al estudio. Crecí en un campus universitario. Al crecer, asistir a Stanford era uno de mis mayores sueños. Me siento muy feliz por haberlo logrado”.
Junto a su afición por hacer guías de estudio y presentaciones en PowerPoint, la habilidad de la lectura rápida de Wie le ayudó a mantenerse al día con sus tareas mientras que simultáneamente intentaba lanzar su carrera como golfista profesional.
En el futuro, cuando ella ponga fin a su carrera de golf, Wie planifica conquistar el mundo corporativo regresando a la universidad para estudiar administración de empresas.
“Existen algunas tentativas de negocios que me gustaría emprender, y no me gustaría iniciarlas sin tener un conocimiento”, explica ella.
“Regresaré a la universidad, en parte porque realmente deseo regresar y experimentar la vida universitaria nuevamente, y en parte porque realmente quiero aprender mucho acerca de los negocios”.
Wie da la impresión que es alguien que tiene una constante necesidad de estimulación, ya sea que se trate de entrenamiento físico en los greens y fairways o de expandir su mente a través de la lectura y el estudio.
Ella bromea diciendo que sus amigos dicen que padece de TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) porque rara vez se queda quieta.
Esta hiperactividad hizo que intentara practicar una serie de deportes cuando era más joven, tratando de encontrar “algo en lo que fuese buena”.
Finalmente se decidió por el golf.
Como una perfeccionista confesa, los altibajos de su carrera de golf le han enseñado a la normalmente meticulosa Wie, a relajarse un poco.
“He aprendido a lidiar con las dificultades”, admite. “Creo firmemente en intentar las cosas. Si fallas, al menos lo intentaste”.
Expresión artística
El arte es una adición relativamente reciente en el repertorio de Wie.
Durante sus años de escuela, sus amigos eran artísticos mientras que ella era “la deportiva”.
Hace cinco años, su mejor amiga le dio un cuaderno de dibujo y le sugirió que lo intentara. A partir de ahí, el interés de Wie ha ido en aumento y ahora sus perfiles de Instagram y Twitter muestran con orgullo su llamativo trabajo.
“Cuando estaba en la escuela de enseñanza media, definitivamente pasé a través de una fase gótica emo”, dice ella. “No sé cómo pintar cosas alegres. Creo que libera muchos de los sentimientos más oscuros que hay en mí. Mis sentimientos más felices siempre están en el exterior”.
“Definitivamente, hay dos lados de mí; no hay duda de eso”.
Su oscuro arte está recibiendo un poco de luz por la temporada más exitosa de su carrera profesional, la cual incluye dos de los cuatro títulos de su carrera.
Su triunfo en el Abierto de Estados Unidos se produjo después de un segundo puesto en el Kraft Nabisco Championship y una victoria en el Lotte Championship en abril.
Otra lesión de muñeca hizo que tuviera que volver a recibir tratamiento, lo que significa que se perdió el quinto y último major de la temporada en Francia, pero una vez se haya recuperado tiene previsto hacer más historia.
Por primera vez en más de un siglo, el golf femenino se disputará en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y Wie busca obtener el primer lugar.
“Definitivamente es una gran meta para mí”, dice ella. “Sin duda, poder representar a tu país y poder ganar una medalla de oro sería uno de mis mayores logros”.
Para la extremadamente perfeccionista, parece que solo la medalla de oro es suficiente.