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Por Jacopo Prisco y Nick Glass

(CNN) — Imagina que la seguridad del aeropuerto requiriera sólo que pasaras cerca de una cierta pared. Nada de tocar, nada de rayos X, nada de quitarte algo de ropa o de usar detectores de metal.

Un nuevo tipo de escáner corporal alberga la promesa de hacer realidad este sueño de cada viajero frecuente.

Éste se llama “Alfa3” y se basa en la tecnología que ya se usa en cientos de escáneres en los aeropuertos conocida como “imágenes por ondas milimétricas”, pero a diferencia de estos, no necesita que entres a una cámara, levantes los brazos y te quedes parado mientras la máquina analiza tu cuerpo; en su lugar, puede hacer su trabajo mientras pasas caminando.

“Es una especie de imagen térmica (…) así que vemos la diferencia en temperatura entre el cuerpo y los objetos que no son parte del cuerpo”, explica la doctora Naomi Alexander, la física que vive en Madrid e inventó el Alfa3.

Los sistemas actuales regresan una imagen detallada de la persona que es escaneada; los pasajeros pueden optar por no hacerlo y que en su lugar los cateen, pero el Alfa3 utiliza una tecnología pasiva que puede detectar objetos debajo de la ropa sin revelar ningún detalle anatómico. Y comparado con los detectores estándares de metal, tiene la capacidad de detectar objetos no metálicos también, como líquidos y geles.

Uno de los problemas con los escáneres actuales es la alta tasa de falsos positivos, a veces mayor al 50%. El Alfa3 utiliza una resolución significativamente más alta que promete una mayor precisión y detección automática de amenazas, de acuerdo con su inventora.

Otras ventajas incluyen la posibilidad de desplegar el sistema en exteriores y en una forma encubierta, lo que lo haría una opción interesante para instalaciones militares: la doctora Alexander viajó a Kandahar, Afganistán, para probar uno de los cuatro prototipos en existencia en una base militar de la OTAN.

Pero el mayor atractivo del escáner es su alto rendimiento, más de 400 personas por hora. Esto podría significar el fin de las filas de seguridad en el aeropuerto.

El problema ahora es concientizar a los clientes potenciales sobre la nueva tecnología: “No es como vender lentes de sol”, dice la doctora Alexander, “alguien ya sabe que quiere lentes de sol, así que van y los compran, mientras que con este sistema tienes que explicarle las ventajas con respecto a todo lo demás que está disponible en el mercado”.

“Creo que toma algo de tiempo educarlos en ese aspecto. Así que, es un proceso que necesita vivirse”.