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(CNN) -— El álbum está lleno de fotografías: en él se ve a Nicolas, hijo de Dominique Bons, en su transformación de adolescente a hombre. Es uno de los pocos recuerdos que Bons conserva de la breve vida de su hijo, muestra detalles de fiestas pasadas y momentos familiares, claves de su pasión y su personalidad.

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Nicolas, originario de Toulouse, se convirtió al Islam hace cuatro años; gradualmente se hizo más devoto.

Bons, que fue soldado del Ejército francés, dijo que Nicolas nunca le dijo que quería unirse a una guerra religiosa, pero el año pasado, el hombre de 30 años anunció que él y su medio hermano se irían juntos de vacaciones.

Tres semanas después llamó para avisar que estaban e Siria; eran dos de los más de 900 ciudadanos franceses que según el gobierno están involucrados en la yihad en Siria e Iraq.

A los pocos días mataron a su hermano y poco después habló con su madre por última vez; le dijo que le avisarían si algo le pasaba.

En diciembre de 2013, Bons recibió un mensaje de texto en el que le explicaban que habían matado a Nicolas en “una operación con explosivos”… Es todo lo que sabe.

“¿El cuerpo? No hay ningún cuerpo… No tengo un cuerpo”, explica. “Si lo mataron en un camión lleno con explosivos, el cuerpo… ¡bum!”.

Como no se ha recuperado el cadáver, tampoco hay un acta de defunción, lo que significa (al menos oficialmente en Francia) que Nicolas sigue vivo.

Para su madre, siempre lo estará. En su dolor le escribió un poema (que incluyó en el atesorado álbum) en el que le dice a su hijo: “Existirás eternamente en mi corazón. Te amo”.

A diferencia de Bons, un conductor de autobús francés anónimo sabe que su hija sigue viva en Siria, pero está preocupado hasta la desesperación por que no siga viva por mucho tiempo.

El hombre (quien pidió que no lo identificáramos por la seguridad de su hija) dice que la joven de 23 años se convirtió al islam y se casó con un tunecino y luego se mudaron a Siria con sus dos hijos.

La pareja dijo que irían allá para hacer trabajos humanitarios; ahora se cree que están en Raqqa y que están a salvo, al menos por ahora. Sin embargo, la ciudad es bastión de ISIS y es blanco de las fuerzas de la coalición.

Tanto el padre como la hija temen que la arresten si regresa a Francia.

Él hace una advertencia a los demás padres: “Pongan atención… podría pasarles a ustedes sin que se den cuenta”.

David Thomson, autor del libro The French Yihadists (Los yihadistas franceses), cree que hay muchas razones para que tantos musulmanes franceses se estén radicalizando y vayan a Iraq y Siria a unirse a los grupos armados.

“Las frustraciones religiosas, las frustraciones materiales, tal vez la sensación de que sería un pecado quedarse en Francia, el deseo de experimentar este momento histórico y de morir luchando contra la coalición”, explica.

Las autoridades francesas están preocupadas por la creciente amenaza de la radicalización, por lo que implementaron nuevas regulaciones en un intento por detener la oleada de ciudadanos que viajan a Medio Oriente para unirse a la lucha.

“Tuvimos que cambiar nuestras reglas de varias formas”, explicó Laurent Fabius, canciller de Francia, a Christiane Amanpour, de CNN.

“Primero, decidimos que el gobierno, la administración, sería capaz de suspender no solo los pasaportes, sino los carnets de identidad de la gente que tiene intención de irse a Siria”.

El segundo paso es animar a las familias que estén preocupadas por el camino que aparentemente están tomando sus hijos a contactar a las autoridades y expresar sus temores.

“Como hay muchos casos en los que los familiares no están de acuerdo con los jóvenes y están conscientes de que los jóvenes quieren irse, tienen que contactarnos para que podamos reaccionar”, dijo.

“Tenemos que ser muy muy estrictos y explicarles a estos jóvenes, especialmente a las jovencitas (de 13, 14 años) que si van allá, aunque algunas crean que será una vida nueva, en realidad serán prostitutas, serán esclavas sexuales”.

“Utilizan a los jóvenes y muchos mueren”.
Fouad el Bathy ha pasados los últimos nueve meses tratando de traer a su hermana adolescente a salvo desde Siria antes de que sea demasiado tarde.

Reclutaron a Nora, de 16 años, y le dieron un boleto de avión para que se uniera a la lucha en Siria, según los servicios de inteligencia franceses. Fouad está convencido de que la tienen cautiva contra su voluntad y tomó la arriesgada decisión de tratar de encontrarla y llevarla de vuelta a Francia… incluso lo tuvieron prisionero.

Pero cuando la encontró al fin, no pudo convencerla de regresar.

“Le dije que regresara conmigo, pero ella lloraba, golpeaba su cabeza contra la pared y decía: ‘no puedo, no puedo’”.

Más tarde le dijeron que el líder del grupo quería casarse con ella.

Como Nora es menor de edad, el abogado de el Bathy espera persuadir a las autoridades francesas de tratarla como una víctima y no como combatiente si logra regresar.

Al igual que el Bathy y Bons, los familiares de muchos de los jóvenes que quedaron atrapados en las redes de los yihadistas dicen que se sienten impotentes para proteger a sus hijos y hermanos.

Bons fundó una organización que busca dar a conocer lo que ha ocurrido con algunos de los jóvenes que han viajado a Iraq y Siria.

Espera que al difundir las noticias a través de las escuelas y las redes sociales, pueda convencer a otros de los peligros que representan los extremistas islamistas, aunque para su hijo sea demasiado tarde.