Por Danny Cevallos
Nota del editor:Danny Cevallos es un analista legal de CNN, abogado de defensa criminal y socio en Cevallos & Wong, practica en Pensilvania y las Islas Vírgenes. Síguelo en Twitter: @CevallosLaw. Las opiniones expresadas en este texto pertenecen únicamente a Danny Cevallos.
(CNN) — Los pasajeros de un vuelo de United Airlines proveniente de Bruselas, Bélgica, fueron puestos en cuarentena en el aeropuerto Newark de Nueva Jersey en Estados Unidos y liberados este fin de semana por temores de ébola que resultaron ser injustificados. En este caso y en el del paciente con ébola en Dallas, el gobierno y nuestros ciudadanos luchan por definir los parámetros de la supresión sancionada de libertad individual que es la cuarentena.
En Estados Unidos, las personas cuentan con libertades personales sin precedentes. Ya sea que estén enumeradas en la Constitución o “en penumbra”, las libertades inalienables de los individuos están diseñadas para nunca ser anuladas por los intereses de la mayoría.
A menos que, por supuesto, estés realmente enfermo.
En ese caso, ¿toda esa libertad y derechos de los que hablamos? Sí, no existen tanto.
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Las políticas gubernamentales de cuarentena y aislamiento generan la clásica prueba equilibrada de los derechos del individuo contra la seguridad de las personas. Casi cada ley o regulación puede resumirse a este análisis en una forma u otra.
El elemento de cambio aquí es que con una epidemia, el daño potencial a las masas es tremendo, tan grande que justifica virtualmente cualquier invasión a los derechos individuales. De hecho, cuando un hombre amenaza a la humanidad, las libertades individuales salen por la ventana, y después esa ventana es sellada herméticamente. Siempre y cuando no seas “ese hombre”, no tienes problema con eso.
La cuarenta quizá es la mayor invasión de privacidad del estado, pero constitucionalmente, es una intrusión autorizada. Bajo el poder de control otorgado por la Décima Enmienda, los estados pueden poner en cuarentena y aislar a una persona, propiedad, área geográfica e incluso transporte; que son trenes, autobuses y aerolíneas.
Algunas definiciones: la diferencia entre cuarentana y aislamiento es que el aislamiento aplica a personas que se sabe tienen la enfermedad contagiosa. La cuarentena aplica a personas expuestas a la enfermedad contagiosa pero quienes en realidad puede que no estén enfermos. Los pasajeros de United Airlines solo fueron puestos en cuarentena.
El estado de Texas, por otro lado, ejercitó su autoridad de aislar rápidamente a Thomas Eric Duncan, el ciudadano de Liberia que tiene ébola. Por supuesto, Texas preferiría que utilices el eufemístico apodo “medidas de control”. ¿Ves cómo suena menos invasivo que “cuarentena” o “aislamiento”? A veces las palabras del gobierno pueden calmar la acción del gobierno.
Por supuesto, la autoridad de poner en cuarentena no es ilimitada. Los estatutos estatales de cuarentena están sujetos a algunas restricciones constitucionales. La Quinta y Décimo Cuarta Enmienda requieren de algunos “debidos proceso” antes de privar a los ciudadanos de intereses de libertad protegidos constitucionalmente.
En Texas, eso solo significa una orden. No una orden obtenida de un proceso judicial o democrático, sino un formulario llenado por el funcionario de salud apropiado y que se le da a las personas para ser aisladas o puestas en cuarentena. A partir de allí, el poder del estado para forzar estas medidas de control es prácticamente ilimitado e incluye sanciones criminales.
Hay efectos colaterales en la cuarentena y aislamiento. Cuando las personas son confinadas a sus hogares, son privadas de los derechos de propiedad y el derecho de tener un ingreso. Actualmente, solo pocos estados redactaron leyes que ofrecen alguna seguridad laboral aempleados puestos en cuarentena. Y Texas no tiene ningún requerimiento para que las personas en cuarentena sean reembolsadas por las consecuencias de estar aislado.
Texas y otras cortes permiten que un individuo desafíe su aislamiento o cuarentena con una petición de un “recurso de habeas corpus”, pidiéndole a una corte que declare que la ley de cuarentena es un inconstitucional o viola el debido proceso. Las cortes aplazarán el poder de control del estado y las decisiones de salud pública a menos que sean “arbitrarias, opresivas e irrazonables”. Eso no significa que es algo sin precedentes: si el estado no puede mostrar una razón lo suficientemente buena, se anula la cuarentena, como algunas cortes lo han hecho.
Aunque el proceso en general puede no sentirse muy protector de los derechos individuales, las enfermedades contagiosas fuerzan una comprensión. El “debido proceso” a final de cuentas es un concepto fluido, definido por las circunstancias. En este caso, equilibraos los intereses de libertad de Duncan contra el interés gubernamental servido por las restricciones, y preguntar si las medidas son calculadas razonablemente para lograr los objetivos del gobierno. Con la nación sumida en un temor por el ébola, la mayoría de las personas apoyarán la autoridad del gobierno para imponer estas medidas de control, incluso cuando parecen indefinidas o ilimitadas.
Pero la Constitución no es el único control en la amplia autoridad estatal para imponer medidas de control. El poder estatal a final de cuentas es limitado por las personas; las medidas de control deben tener respaldo público y cooperación. Aislar a un solo ciudadano de Liberia es una cosa. Por otro lado, poner en cuarentena a una población más grande que un callejón sin salida o jet de pasajeros va a requerir de un mínimo de apoyo público.
Si no es así, entonces ninguna cantidad de autoridad legal o regulatoria puede prevenir una revuelta popular, a falta de Guardia Nacional, asumiendo que no se han enfermado también.
La verdad es que, no preguntamos sobre los límites del poder de la cuarentena porque en realidad no queremos enterarnos. ¿Cuán lejos pueden llegar las “medidas de control” de Texas? Más apropiadamente, ¿cuán lejos, como ciudadanos, dejaremos que estas lleguen?
Genera una pregunta legal y moral interesante, una que cualquier fanático del género zombi ha tenido: ¿si uno de nuestros ciudadanos vive pero esta mortalmente infectado y dañará a otros si se le permite vivir su vida, la amplia autoridad del estado incluye autoridad para matar a quien tenga la infección? ¿Hasta qué punto estaríamos cómodos con eso? En las películas de zombis no hay duda: generalmente, en cuanto el grupo se entera de que alguien tiene la infección, lo que sigue es la ejecución. Y no siempre es humana. No creas que estamos encima de eso en el mundo real. Si la vida de uno amenaza la de millones, ¿el poder de control del estado autoriza quitarle la vida a esa persona?
Dejando a un lado la Constitución, el punto de vista sobre la cuarentena que todos realmente tenemos es uno que no admitimos: en el caso del ébola, estamos de acuerdo con cualquier supresión de los derechos del individuo… hasta que el individuo sea “yo”. Entonces, todos podríamos convertirnos en campeones de los derechos individuales.