Por Jake Wallis Simons

(CNN) — A primera vista, casi podrían pasar por obras maestras de Monet o Renoir

Pero estas pinturas de estilo impresionista, las cuales se venden por miles de dólares, fueron pintadas por una niña de cinco años que no puede hablar.

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Se trata de Iris Halmshaw, una niña autista de Leicestershire, Reino Unido, quien desde los tres años ha estado produciendo estas obras de arte impresionantes.

Ella tiene autismo, una condición que ha hecho que no pueda comunicarse, excepto por medio del arte

“Desde su primer cuadro, llenó el papel de color y no lo hizo de forma aleatoria… fue algo bien pensado y considerado”, dice su madre, Arabella Carter-Johnson.

“Ella se sintió muy feliz y emocionada, y supe que habíamos encontrado una llave para entrar a su mundo, y una forma de interactuar con ella”.

El autismo lo cambió todo

El proceso empezó cuando Iris tenía dos años. Carter-Johnson y su esposo, Peter-Jon Halmshaw, se dieron cuenta de que algo andaba mal: la pequeña no había aprendido una sola palabra, y apenas hacía contacto visual.

“Lo investigamos por nuestra cuenta”, recuerda su madre, “pero como padres, siempre esperas que haya otra explicación”.

Iris fue oficialmente diagnosticada como una niña con autismo. Según Carter-Johnson, el doctor fue “deprimente”, porque les dijo que muy pocas terapias funcionaban.

Con la intención de no desalentarse, la pareja se embarcó en “largas noches de investigación”, lo que les llevó a considerar la idea de la terapia artística.

La pequeña aprendió técnicas de pintura con una velocidad asombrosa, y pronto empezó a pasar mucho tiempo trabajando en sus lienzos.

Sorprendentemente para una niña de su edad, sus sesiones involucraban más o menos dos horas de constante concentración.

Cómo el talento de una niña fascinó al mundo

Para empezar, Carter- Johnson, quien es fotógrafa, empezó a compartir los cuadros de su hija en Facebook.

La abrumadora respuesta de sus amigos la convenció de que no había estado cegada por el orgullo de madre. Iris era especial.

Dos años después, existe una alta demanda por los cuadros de Iris, y estos empiezan a costar mucho dinero.

Debido al alto nivel de demanda por el arte de Iris, su madre ha abierto una página web en la que vende originales y copias.

Fue un éxito rotundo, y la página rápidamente atrajo a más de un millón de visitas de más de 200 países.

“Todas las ganancias de los originales pasan a la cuenta de ahorros de Iris”, dice Carter-Johnson.

“También vendemos tarjetas y copias, y las ganancias de éstas se utilizan para su terapia del habla, terapia ocupacional, clases de música y yoga”.

El dinero generado a partir de las ventas de las copias ha tenido efectos profundamente beneficiosos en el día a día de Iris.

Según Carter-Johnson, los sistemas como la terapia del habla de Gemiini, por ejemplo, han hecho una enorme diferencia en su habilidad de comunicarse.

“Ella tiene una tendencia a perderse en su propio mundo, si se lo permites”, dice Carter-Johnson.

“Así que al utilizar sus intereses, logramos captar su atención y ella se convierte en una niña sonriente que baila por toda la casa”.

“Su habla aún no ha llegado a la etapa en la que podamos tener conversaciones, así que es difícil determinar con exactitud cuánta comprensión tiene de todo lo que ha ocurrido alrededor de su arte”.

“La hemos protegido de gran parte de eso. No ha ido a estudios de televisión, ni ha hecho entrevistas”.

Obras de arte extraordinarias

Muchas de las pinturas de Iris muestran una interpretación sorprendentemente madura de escenas naturales, entre ellas cascadas, campos y cielos.

Sus obras abstractas a menudo muestran estados de ánimo o experiencias particulares, en las que nos basamos para los títulos, como Paciencia, Separación e Inmersión.

Todos sus cuadros están unidos por una atmósfera que es particularmente contemplativa, y a menudo ligeramente melancólica, al igual que por un misterioso sentido de profundidad.

Su creciente conjunto de obras ha dado lugar a que Iris sea ampliamente aceptada como una erudita.

Según el profesor Allan Snyder del Centro para la Mente en la Universidad Nacional Australiana, las personas como Iris pueden abrir los pozos ocultos de potencial que se encuentran en todos nosotros, pero rara vez aprovechamos.

“Creo que es posible que una persona perfectamente normal tenga acceso a esas capacidades”, dice. “Pero los eruditos normalmente no nos pueden decir cómo hacen lo que hacen. Eso simplemente llega a ellos”.