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Por Holly Yan y Lynda Kinkade

(CNN) — Antes de que el virus devastara África Occidental, antes de que hubiera miles de muertes, antes de que el brote provocara temores globales, el ébola atacó a un niño pequeño llamado Emile Ouamouno.

Prácticamente nadie conocía al niño de 2 años de edad por su nombre. Ahora, el mundo lo conoce como el paciente cero.

Investigadores del New England Journal of Medicine creen que Emile fue la primera persona que contrajo la enfermedad en el brote actual hace casi un año.

No está claro exactamente cómo se infectó el niño, quien vivía en una aldea en un bosque tropical al sur de Guinea.

El ébola se transmite de animales a humanos a través de fluidos o tejidos infectados.

“En África, la infección ha sido documentada a través del manejo de chimpancés, gorilas, murciélagos de la fruta, monos, bongos y puercoespines infectados”, según la Organización Mundial de la Salud.

A principios de diciembre, Emile tenía fiebre, deposiciones negras y empezó a vomitar. Cuatro días más tarde, el 6 de diciembre, estaba muerto.

Su hermana de 4 años de edad, su madre y su abuela también murieron en un lapso de un mes.

La madre sufrió síntomas de hemorragia y murió el 13 de diciembre. Luego, su hermana de 3 años de edad murió el 29 de diciembre, con síntomas que incluían fiebre, vómito y diarrea negra. La abuela falleció el 1 de enero.

Al padre de Emile solo le quedan buenos recuerdos de antes de que el ébola destrozara su vida.

“Antes de que mis hijos Emile y Philmène murieran, les encantaba jugar pelota. A mi esposa le gustaba llevar al bebé en la espalda”, dijo Etienne Ouamouno a UNICEF, la agencia para los niños de las Naciones Unidas.

La familia vivía en la aldea de Meliandou, donde las cabras y los pollos deambulan alrededor de sencillas cabañas marrones.

La aldea se encuentra cerca de las fronteras de Guinea con Sierra Leona y Liberia.

No pasó mucho tiempo antes de que el ébola se propagara como fuego arrasador.

Como fichas de dominó

La enfermedad se propagó fuera de la aldea después de que varias personas asistieran al funeral de la abuela.

Una comadrona le transmitió la enfermedad a familiares en otro pueblo, y a una trabajadora sanitaria que la trataba, según el New England Journal of Medicine.

Esa trabajadora sanitaria fue tratada en un hospital de Macenta, a unos 80 kilómetros (50 millas) al este. Un doctor que la trataba contrajo el ébola.

Luego, el médico contagió a sus hermanos en Kissidougou, a 133 kilómetros (82 millas) de distancia.

Todos ellos murieron.

Y ahora, el total de muertos se ha disparado a casi 5.000 alrededor del mundo, incluyendo uno en los Estados Unidos.

Los más afectados, sin embargo, son Guinea, Sierra Leona y Liberia.

Efectos persistentes

En cuatro meses desde la muerte de Emile, Meliandou enterró a 14 residentes.

La aldea ahora está libre de ébola. Pero habrá efectos persistentes allí y en otros lugares que durarán años.

La enfermedad ha puesto al tejido social de cabeza. Por lo general, la familia lejana acoge a los huérfanos, pero el miedo ha roto la cadena.

“Nos dimos cuenta de que con esta crisis, la cual es casi una catástrofe humanitaria, las personas huyen de sus aldeas y abandonan a sus familias y a sus hijos”, dijo Fassou Isidor Lama, un oficial de protección infantil para UNICEF.

“Rechazan a los niños infectados y a otros familiares infectados.”

También está el costo financiero.

En Meliandou, muchos de los aldeanos se ganaban la vida vendiendo arroz, maíz o bananos a pueblos y ciudades cercanas.

“Nadie quiere comprar nuestros productos”, le dijo a UNICEF Amadou Kamano, el jefe de la aldea.

Los residentes, por temor, también quemaron sus colchones y otras posesiones.

“Las personas lo quemaron todo”, dijo Kamano. “Ahora somos aún más pobres de lo que éramos antes”.

Madison Park de CNN contribuyó con este reportaje.