Por Monique Todd
(CNN) — Durante los últimos cinco años, el historiador y fotógrafo Alfred Weidinger, quien reside en Austria, ha viajado por África en busca de la realeza. Su proyecto de fotografía, “The Last Kings of Africa” (Los últimos reyes de África), es su intento por capturar la belleza y la mística de los soberanos más poderosos de la región. Hasta ahora ha fotografiado a 220 reyes y líderes tribales, y aún faltan muchos más.
“Me establecí una especie de fecha límite, que es a finales del próximo año. No solo se trata de la cantidad de reyes o líderes tribales, simplemente es cuestión de países”, dice Weidinger, quien tiene previsto visitar África dos veces este año y seis en 2015.
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“Todavía hay países que definitivamente deseo visitar; por ejemplo, Suazilandia y la parte sur de Sudán”.
Los esfuerzos fotográficos de Weidinger en África iniciaron en 1979, pero el pesado equipo que normalmente se utilizaba en esa época rápidamente disuadió al fotógrafo. Treinta años después, una comisión al azar con el objetivo de establecer una exhibición fotográfica, desencadenó un proyecto a largo plazo a través del cual la espléndida cultura de las dinastías de África se convirtió en el centro de atención.
Weidinger no contaba con alguna guía definitiva para ayudar a localizar a todos los miembros de la realeza de África y los líderes tribales. Equipado solo con dos cámaras y un trípode, sus viajes en su mayoría eran improvisados.
“No contamos con una lista, ¡no hay nada! Así que solo tienes que ir allí”, dice Weidinger.
“Lo más importante es encontrar un rey; cuando encuentro uno, él me guiará a los demás”.
El juego de poder
Hay cientos de monarquías africanas repartidas por todo el continente, pero en la mayoría de los casos el poder gobernante es restringido o no existe. Sin embargo, los funcionarios del gobierno saben que es mejor no pasar por alto la influencia que estos líderes tienen sobre sus respectivas comunidades.
“Algunos países vuelven a establecer el sistema monárquico en la constitución y le dan poder a los líderes tradicionales”, dice Weidinger.
“En efecto, algunos políticos lo utilizan porque cada líder tribal representa un grupo étnico y aún siguen las palabras del anciano o el jefe de la tribu. Ellos no saben lo que está sucediendo con los políticos en la capital”.
Según Richard Dowden, el director de la Real Sociedad Africana y autor de “Africa: Authored States, Ordinary Miracles”, las monarquías tienden a florecer en los países que tienen una estructura de gobierno débil o carecen de una constitución formal. En estos casos, los líderes tribales y los monarcas se consideran más dignos de confianza para hacer las cosas. Níger, Sierra Leona, Burkina Faso y Benin son algunos ejemplos de países que cuentan con fuertes líderes tribales, y algunos de ellos de vez en cuando abordan funciones del gobierno. Fon Ndofoa Zofoa III, por ejemplo, toma decisiones oficiales sobre la tierra hereditaria en su cacicazgo en Babungo, Camerún. Otros líderes, como Sarauniya Aljima, la reina de Lougou en Níger, intervino en asuntos privados, como el matrimonio.
“Cuando se va a llevar a cabo un matrimonio en el pueblo, los monarcas regresan para arreglarlo. En este tipo de asuntos, conservan mucho poder”, dice Dowden.
Weidinger descubrió que algo que parece distinguir a los monarcas africanos de los miembros de la realeza de todo el mundo es un enfoque religioso entusiasta:
“Su poder está en la espiritualidad y esto hace que los monarcas africanos sean tan únicos”.
El peligro de los celulares
Weidinger dice que, en su opinión, la mayor amenaza para los últimos monarcas que quedan en África no es el gobierno local, sino la modernidad.
Aunque son presentados con ropa lujosa y puestos en tronos dorados, la amenaza de la globalización ha perturbado la influencia y la posición social de muchos de los sujetos de Weidinger.
“Cuando llegas a una región y ves que están trabajando con los teléfonos móviles, es una especie de señal. Si ves teléfonos móviles, definitivamente sabes que es un grupo étnico que se está extinguiendo. La cultura africana está cambiando; hay cambios en la comunicación. La gente se está dirigiendo a las capitales y viven donde ya no hay necesidad de un rey”, dice, añadiendo que los teléfonos móviles han hecho que las personas que viven en las comunidades rurales estén menos aisladas. Ahora, los problemas que normalmente abordaban con los líderes de la comunidad, los pueden resolver con expertos que se encuentran más lejos.
Sin embargo, Dowden cree que estos monarcas aún conservarán su poder durante un tiempo.
“Creo que los jefes sobrevivirán”, dice.
“Dependiendo de cómo se desarrollen los gobiernos locales en África, se convertirán en figuras para los turistas o seguirán desempeñando un papel muy importante”.