Por Euan McKirdy, CNN
(CNN) – Es miércoles por la tarde, y una de las tres enormes tiendas de Apple en Hong Kong está abarrotada.
Dentro de la sucursal, en el imponente Centro Financiero Internacional en el corazón del distrito comercial de la ciudad se escucha el sonido de la multitud de clientes. Hay gente en cada caja de la tienda, tecleando y pasando tarjetas de crédito por los lectores. Y hay una fila larga y acordonada que se extiende a lo largo de la tienda.
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Un sonriente empleado de camisa azul me dice que ellos son los afortunados que lograron entrar en la cuota del día para comprar un iPhone. Apple cumple con un límite estricto en cuanto a la cantidad de teléfonos vendidos cada día, y el proceso de solicitud inicia a las 8 cada mañana.
Se llena “realmente rápido”, dice.
¿Y si continuamente dejas pasar tu oportunidad? Si estás dispuesto a desaprovechar un gran beneficio, tan solo tienes que salir por la puerta. Fuera del Centro Financiero Internacional (IFC, por sus siglas en inglés) y de la otra ubicación en la isla de Hong Kong, hay legiones de revendedores de iPhone, alineados y vendiendo descaradamente su mercancía con un margen entre un 20% y 30% superior al del precio oficial de venta al por menor.
Un límite de dos teléfonos
Mientras que la cuota cumple con un límite de dos teléfonos por cliente, los revendedores utilizan agentes (algunas veces ayudantes domésticos o trabajadores) a los que les pagan una pequeña comisión para que compren los teléfonos, lo que significa que hay un montón de iPhones en el “mercado gris” para aquellos que estén dispuestos a pagar un recargo.
Están sentados en sillas de plástico baratas con sus maletas abiertas junto a ellos, abarrotadas de cajas blancas. La mayoría de ellos tienen cartulinas escritas a mano con los teléfonos que tienen disponibles. Sin embargo, los precios no están a la vista; lo teclearán en una calculadora cuando preguntes cuál es el precio de los teléfonos en ese día en particular.
Le pregunto a una pareja que está sentada al lado de una pila de alrededor de 10 teléfonos, a más o menos 50 metros de la tienda del IFC, cuánto cuesta un iPhone 6 Plus dorado de 128GB. 9.600 dólares de Hong Kong (1.238 dólares estadounidenses), me dice él. Dentro de la tienda, si eres suficientemente afortunado de entrar en el cupo, el mismo teléfono costaría 8.000 dólares de Hong Kong (1.032 dólares estadounidenses). Le pregunto dónde lo consiguió y él señala con su pulgar sobre su hombro el gigantesco logo de Apple.
El empleado de Apple me dice que es un riesgo comprarle un teléfono a un revendedor; si no fue comprado originalmente en la ciudad, la garantía no lo cubrirá aquí. Pero, a pesar de la advertencia, parece que la mayor parte del inventario de los revendedores se obtiene a unos metros de distancia.
De vuelta afuera, el propio teléfono del revendedor suena: un destartalado iPhone 5 o 5S blanco cubierto por un estuche amarillento. Contesta, evidentemente sin estar convencido de una venta, así que me dirijo a su compañero y pregunto si puedo conseguir un descuento. Él teclea un nuevo precio en una calculadora: 9.581 dólares de Hong Kong, un ahorro de solo 20 dólares de Hong Kong (2.5 dólares estadounidenses).
No es que no tenga una amplia variedad para escoger a un vendedor. Hay otros cinco o seis chicos descansando en las inmediaciones, fumando y charlando cerca de sus propias pilas de teléfonos nuevos, empacados en sus cajas, pero los precios parecen resistir demasiada fluctuación del mercado. Le pregunto a otro el costo de un teléfono idéntico y me lo cotiza en 10.000 dólares de Hong Kong (1.289 dólares estadounidenses).
En la parada más cercana del MTR (el sistema de metro de Hong Kong) hay otra pareja sentada con un surtido de cajas de iPhones apilados al estilo Jenga.
Ellos no están vendiendo, explica Winnie, una secretaria que está usando su hora de almuerzo para hacer algunas transacciones de iPhones. Están comprando, y mientras hablamos, ella entrega su viejo iPhone 5. Ella obtiene 1.100 dólares de Honk Kong (142 dólares estadounidenses) por el mismo, lo que destinará para comprar un iPhone 5S en la tienda de Apple.
“No me importa mucho tener el último modelo”, dice ella mientras se dirige a comprarlo.
En Causeway Bay, uno de los distritos de compras más importantes de Hong Kong, se repite la misma escena de la ubicación en el CFI, si no es quizás todavía más descarada. Los clientes de Apple tienen que buscar su camino pasando a través de más o menos 30 revendedores alineados en la acera, justo afuera de las puertas de vidrio de la tienda de Apple.
¿Es comercio legal?
Los revendedores de iPhones tienen sus letreros de cartón apoyados contra maletas y cajas de cartón, de donde caen las cajas de iPhones. Una mujer incluso tiene un par de cajas de teléfonos LG que se mezclan en la pila.
Un oficial de policía que está cerca me dice que lo que están haciendo no es ilegal. Son simplemente ventas de consumidor a consumidor en un mercado secundario. “Es como si yo quisiera venderte algo”, añade. Y la propia seguridad de Apple, que patrulla la calle en camisas polo negras, no puede hacer nada respecto al flagrante derecho de reventa justo fuera de su tienda.
“Están en propiedad pública”, dice el oficial. “Así que no pueden hacer que se vayan”.
La sospecha es que muchos de estos teléfonos terminan en el otro lado de la frontera, en China continental, llevados hasta allá ya sea por turistas o por los revendedores. Mientras que los iPhones legítimamente han estado a la venta allí desde el 17 de octubre, la demanda continúa superando a la oferta, lo que justifica el recargo adicional del 20% al 30%.
Como siempre sucede en esta ciudad, el dinero persuade a la gente. Y, cada vez más, es la clase acomodada de los ciudadanos chinos quienes están dispuestos a pagar más de la cuenta. Las personas locales se ven obligadas a salir del mercado inmobiliario, los costos de educación, así como la competencia por los lugares en las escuelas, están en alza, y la gente dice que a pesar del estancamiento de los salarios, los costos diarios siguen aumentando.
Así que tanto Apple como los continentales con dinero en efectivo, llevan las de ganar. Los que se quedan al margen son los ciudadanos de Hong Kong que desean comprar un nuevo celular de la manera legítima. Ya que el sistema de cuotas se ve inundado cada día desde las 8 a.m. en punto, esta podría ser una larga espera para lograr comprar ese nuevo iPhone 6 Plus.