Por Richard Allen Greene
(CNN) – La trágica muerte de Phil Hughes, pocos días antes de que el jugador estrella de críquet de Australia cumpliera 26 años, ha dejado el mundo de los deportes preguntándose cómo pudo suceder esto.
Hughes llevaba casco, pero en una caprichosa combinación de circunstancias, su cabeza fue impactada por la pelota mientras intentaba batear. La pelota se metió por debajo de su casco, en una zona que no estaba protegida, golpeándolo en una parte sensible del cuello. Se fracturó el cráneo y sufrió una hemorragia cerebral, según el médico del equipo australiano Peter Bruckner.
“Eso hizo que la arteria vertebral se dividiera hasta llevar al cerebro un derrame masivo”, dijo Bruckner.
Si bien es muy raro que tal cosa suceda en un campo deportivo, la lesión no es tan poco común en algunos accidentes automovilísticos, sugiere la literatura médica -tal vez ocurre en 1% al 3% de los accidentes-. Otro traumatismo directo en el cuello, o estrangulación, puede causar el mismo daño.
Es incluso posible que la arteria se divida sin lesiones inmediatas obvias, en lo que los especialistas llaman “disección de la arteria vertebral espontánea”.
Si eso sucede, puede ser menos traumático que lo que pasó con Hughes, provocando un sangrado lento, en lugar de la hemorragia masiva que mató al atleta.
Cerca de una a 1,5 personas de cada 100.000 sufren una disección espontánea de la arteria vertebral, según un informe médico. Esta es una de las principales causas de accidentes cerebrovasculares en personas entre los 45 y los más jóvenes, según el estudio.