(CNN Español) – “México es una enfermedad” y casos como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa “son síntomas”. No lo dice cualquiera. Lo afirma Arturo Pérez-Reverte, el laureado escritor español que presenta en estos días en México sus dos nuevos libros: ‘El Tango de la Guardia Vieja’ y ‘El Francotirador Paciente’.
“Llevo viniendo a México casi treinta años y lo he visto moverse en distintas etapas. Se ha acabado la impunidad en todo el mundo, en España es también igual. Antes había una gente que estaba a salvo, las estructuras del Estado mantenían esa distancia”, dijo Pérez-Reverte a Carmen Aristegui en CNN en Español.
“Con internet, Twitter, las redes sociales, se ha terminado impunidad. Es muy difícil mantener el silencio que antes se extendía y no hablo de México, hablo de España, de todo el mundo del mundo en general… pero hay una cosa que me preocupa. Tanto en México como en España, como en el resto del mundo, y es que antes cuando la gente se echaba a la calle a pelear lo hacía para cambiar el mundo”, declaró el escritor y miembro de la Real Academia de la Lengua Española.
“A la mejor en los años 60 70 había ideologías, había ideas que movían al ser humano hacia lo mejor. Pero ahora he observado hace bastante tiempo que la gente que va a la calle sabe que no va a cambiar el mundo, lo hace más bien para ajustar cuentas, por rencor: vamos a vengarnos de estos canallas que nos han hecho tal, vamos a quemar esto, vamos a destruir. Entonces la revolución que antes era de esperanza se he vuelto de rencor de desesperanza y eso es muy triste, muy peligroso porque deja muy poco futuro”, manifestó.
“Me temo el siglo XXI que nos espera tanto en México como en España, como en Occidente, o la cultura que compartimos, va a ser de crujidos muy graves y sin esperanza, y eso es muy triste”, agregó.
“La utopía se terminó, ya ni los niños son ingenuos… solamente los tontos o los ignorantes creen es las utopías. Sabemos que el mundo va a ser de los malos: la única diferencia es que quizás ahora los malos van a sangrar con más facilidad”, dijo.
“Con el mundo actual, el malo está menos a salvo, el único consuelo es que el malo va a pagar tarde o temprano el precio de la maldad y antes se escapaba más. El porcentaje de mal sin impunidad se está reduciendo y eso sí es satisfactorio; lo que es triste es que la gente que todavía cree en causas nobles… es que me he vuelto muy pesimista últimamente”, concluyó.