Por Mairi Mackay y Eoghan Macguire, para CNN

(CNN) – En el ralo interior de la nación más meridional de África existen planes de llevar al continente a donde nunca antes ha ido… a los confines más profundos del espacio exterior.

Es aquí, en el desierto Karoo de Sudáfrica, donde se ha programado iniciar la construcción del Square Kilometer Array, un grupo de 3.000 satélites que trabajarán juntos sobre un área de un kilómetro cuadrado.

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Este conjunto altamente sensible de parabólicas y antenas se combinará para funcionar como un radiotelescopio gigante —el más grande en el mundo cuando sea construido, según SKA Organization— el cual explorará el corazón del espacio.

Una selección complementaria de un conjunto de antenas de apertura, entretanto, proveerá la ininterrumpida cobertura de ondas de radio entre 70 Mh y 10 GhZ que atraviesa la atmósfera terrestre.

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Una imagen compuesta de los satélites MeerKAT y ASKAP. (Crédito: SKA)  

Los científicos esperan que el proyecto arroje más luz sobre los misterios que presentan los elementos como los quásares, la materia oscura y los agujeros negros.

Según Phil Diamond, director general de SKA Organisation, el proyecto incluso podría permitirle a los científicos “detectar señales de extraterrestres” si es que existen, aunque este no es el principal objetivo del proyecto.

También existe la emocionante posibilidad de captar información sobre cómo evolucionó el universo en sus primeros momentos.

El efecto del espacio  

Para la ciencia, el beneficio evidentemente es enorme.

Aún no se ha confirmado el presupuesto completo para el SKA, pero se ha anunciado que la construcción comenzará antes de 2018.

Debido a la escala del proyecto, el cual cuenta con el respaldo de 11 países miembros, algunos incluso han apodado al SKA como la versión de la astronomía del Gran Colisionador de Hadrones.

Para Sudáfrica y el ancho continente africano, también hay muchos beneficios secundarios.

Si bien el SKA tiene su sede en el Reino Unido, con un conjunto menor de satélites ubicado en Australia y el conjunto más grande en Sudáfrica, también se establecerán estaciones remotas en Botsuana, Kenia, Madagascar, Mauricio, Mozambique, Namibia y Zambia.

La construcción, la observación y el mantenimiento de estas instalaciones brindará trabajos especializados para las personas de la zona.

Mientras tanto, el director del proyecto SKA South Africa, Bernie Fanaroff, dice que el telescopio generará más datos en un día que los que ya existen en todo el Internet.

Por lo tanto, actualmente se está desarrollando nuevo software y programas informáticos que pueden ubicar datos relevantes y permitir que los humanos interactúen con él de manera simple y eficiente en relación al tiempo.

Debido a la creciente importancia de la recopilación y el análisis de “grandes datos” a lo largo de una serie de industrias contemporáneas, el gobierno de Sudáfrica está tomando un riesgo calculado en relación a que las tecnologías que respaldan estos sistemas encontrarán otros usos comerciales tanto en África como en otros lugares.

Beneficios económicos  

Para Sudáfrica, estos evidentemente son desarrollos emocionantes y posiblemente lucrativos para ser parte de ellos.

“Sudáfrica quiere dejar de ser una economía de muchos recursos e involucrar a los jóvenes en la ciencia y la tecnología”, explica Fanaroff. “Construir el SKA… es una forma de hacer énfasis y lograr que las personas acepten que la ciencia y la tecnología son una pieza clave del desarrollo”.

Este es un punto de vista con el que el Dr. Sandile Malinga, director de South African National Space Agency, está totalmente de acuerdo.

Él hace referencia a los exitosos programas SANSA que se están llevando a cabo actualmente —entre ellos el desarrollo y lanzamiento de satélites que proporcionan datos que se utilizan para la toma de decisiones del gobierno en relación a seguridad, agricultura y protección ambiental— los cuales son prueba de los beneficios de una fuerte inversión en un programa espacial moderno.

SANSA también está en el proceso de desarrollar el radiotelescopio MeerKAT, el cual funcionará como un precursor del SKA, y la agencia también brindó ayuda a la NASA durante el lanzamiento de la misión Curiosity a Marte.

“Hay infinitas posibilidades por medio de la innovación y de nuevas tecnologías, las cuales podrían ser reproducidas en la Tierra”, dice Malinga.

“El conocimiento y habilidades necesarias que se desarrollan a través de tales misiones abrirán las puertas para que las personas se posicionen equitativamente en el escenario espacial global e incluso generen financiamiento externo para nuestros países, impulsando así las economías”, añade.

La carrera espacial africana  

Sudáfrica no es la única nación africana que está enfocada en este ámbito.

Nigeria, Marruecos, Túnez, Argelia y Egipto han instaurado programas espaciales y de satélites con objetivos similares.

Ghana, Uganda, Angola, Etiopía y Kenia han expresado su compromiso para hacer lo mismo.

Algunos observadores cuestionan si la infraestructura subyacente se encuentra actualmente vigente para que estas ambiciones florezcan a largo plazo.

Calestous Juma, profesor de la Universidad de Harvard y copresidente del Panel de Alto Nivel de la Unión Africana sobre Ciencia, Tecnología e Innovación, dijo a CNN que si bien es cierto que las naciones africanas invierten en tecnología espacial, tienen que hacerlo de una manera reflexiva y estratégica.

Él señala la importancia de enfocarse en la educación y en inspirar a futuras generaciones para que se conviertan en científicos e ingenieros, a fin de crear fuerzas de trabajo valiosas y altamente especializadas.

“Lo que no queremos son programas espaciales superficiales”, dijo Juma. “En la condición actual, creo que se enfocan más en los programas espaciales y menos en la educación… los programas espaciales tienen que ser diseñados como programas de capacidades; de otro modo, el rendimiento económico no se conseguirá plenamente”.

Mientras que este puede ser el caso para algunas naciones africanas, Fanaroff dice que desde 2005, Sudáfrica ha emitido unas 600 becas en su programa de desarrollo de capacidad humana, que cubren “todo desde puestos de investigación hasta entrenamiento artesanal”.

“Estamos poniendo a una gran cantidad de jóvenes en un conducto donde tratamos de llevarlos a la astronomía y física o la ingeniería en su primer o segundo año de universidad, para llevarlos por todo el camino hasta otorgarles becas después del doctorado. Eso está empezando a funcionar muy bien”, añade Fanaroff.

Ayuda y espacio  

A pesar de sus preocupaciones sobre la infraestructura, Calestous Juma está entusiasmado con la idea de los objetivos más amplios como el desarrollo de programas espaciales en el continente.

Sin embargo, hay otros que dicen que las naciones africanas deberían enfocarse más en suplir las necesidades básicas de sus poblaciones que en el lujo de la inversión espacial.

Sudáfrica tiene una de las brechas más grandes entre ricos y pobres del mundo, ya que millones viven en asentamientos, aunque anteriormente este año, el gobierno informó que la población que vive en extrema pobreza ha disminuido en 2,4 millones desde 2006.

Egipto ha sido sacudido por la inestabilidad política y la violencia desde que el expresidente Hosni Mubarak, quien estuvo en el poder durante 30 años, fuera obligado a dimitir por los manifestantes en 2011 y el posterior derrocamiento del presidente Mohamed Morsy por un golpe de estado militar en 2013.

Y en Nigeria, algunas regiones cuentan con el nada envidiable récord de que el 60% de su población vive en extrema pobreza.

Matthew Sinclair del cuerpo de la Alianza Británica de Contribuyentes fue citado por los diarios independientes del Reino Unido en 2013, cuando preguntó por qué su país estaba enviando dinero para brindar asistencia de desarrollo a las naciones como Nigeria y Sudáfrica cuando ellas están invirtiendo en tecnologías espaciales.

“Si un gobierno extranjero tiene suficiente dinero como para invertir en un ambicioso programa espacial, no debería esperar recibir dinero del Reino Unido”, dijo Sinclair.

Pensamiento colonial  

Sin embargo, las personas como Malinga y Fanaroff tienen poco tiempo para estas sugerencias.

“Este es un argumento que escuchamos con frecuencia y que en gran medida es un resultado de que el público no pueda relacionar los beneficios de la inversión espacial con abordar las necesidades de la sociedad”, dice Malinga.

“África tiene inmensos desafíos con la pobreza, el hambre y el acceso al agua potable; todo esto puede ser disminuido a través de la inversión en el espacio”, al proveer datos valiosos que pueden hacer que la política pública sea más eficiente, por ejemplo.

Además de esto, “las innovaciones que surgen del pensamiento ‘poco convencional’ que el espacio fomenta tendrán un impacto en las crecientes economías locales y creará oportunidades para los africanos en el mercado global”, añade.

Fanaroff, sin embargo, es más contundente en su respuesta.

“No aceptamos que Sudáfrica tenga que permanecer al borde de la civilización. Eso no lo aceptamos, esa es la antigua forma de pensamiento colonial”, dice Fanaroff.

“Para Sudáfrica y África, esta podría ser la próxima gran historia de crecimiento”, añade. “Jugaremos un papel en el futuro”.