Por Stephen Collinson
Washington (CNN) –– Otro de los Bush está listo para afrontar los interminables desafíos de Iraq.
Casi 25 años después de que su padre puso en marcha la primera Guerra del Golfo y casi 12 años después de que su hermano comenzó una secuela mucho más polémica, ahora es el turno de que Jeb Bush se pronuncie respecto a su visión sobre el enfoque de Estados Unidos hacia el Medio Oriente, e Iraq en particular. La forma en que responda tendrá grandes implicaciones para sus ambiciones por la Casa Blanca.
El miércoles, él dará su primer discurso de política exterior desde que dio a conocer su serio interés en postularse a la presidencia el próximo año, exponiendo “cómo Estados Unidos puede recuperar su liderazgo en el mundo”, según extractos anticipados del discurso.
Los comentarios se originan mientras que Estados Unidos nuevamente regresa al Medio Oriente, incluyendo a Iraq, para luchar contra la brutalidad del Estado Islámico. El discurso de Bush ofrecerá la oportunidad de demostrar si sus puntos de vista en cuanto a la seguridad nacional se alinean más con el intervencionismo arrogante de su hermano o el internacionalismo cauteloso de su padre.
Los demócratas han prometido atarlo a las decisiones controvertidas de su hermano, el expresidente George W. Bush, a quien culpan de iniciar una guerra en Iraq con falsos pretextos y por presidir una desastrosa ocupación que costó miles de millones de dólares, miles de vidas de estadounidenses e iraquíes y la desestabilización de la región.
Los desafíos de abordar el legado de la política exterior de su familia están claros para Bush, quien ya está tratando de reducir la tensión.
“Amo a mi padre y a mi hermano. Admiro su servicio a la nación y las difíciles decisiones que tuvieron que tomar”, dirá Bush, según los extractos de su discurso. “Sin embargo, soy una persona distinta, y mis opiniones están formadas por mi propio pensamiento y experiencias”.
Pero también los proyectará como una fortaleza, llamándose “dichoso por tener un padre y un hermano que han dado forma a la política exterior de Estados Unidos desde la Oficina Oval”.
Bush está ingresando a la política exterior en un momento crucial, cuando parece que la opinión pública sobre las cuestiones de la guerra podría estar cambiando.
Una nueva encuesta de CNN demuestra que Obama está empezando a pagar un precio por los espeluznantes videos de ejecución publicados por ISIS y el impacto del grupo que se extiende a través de Medio Oriente y el Norte de África. La desaprobación de la forma en que Obama está manejando la crisis de ISIS ha pasado desde un 49% a finales de septiembre hasta un 57% en la actualidad, lo que podría proporcionar una apertura para que los republicanos impulsen una política exterior más rígida.
Además, Bush atacará la política exterior de Obama como “inconsistente e indecisa”, señalando que esta política ha hecho que Estados Unidos sea menos influyente a pesar de la promesa de Obama de involucrar a los líderes de todo el mundo, a lo que Bush apodará como “la gran ironía” de la presidencia de Obama, según los extractos.
Sin embargo, Bush probablemente se encuentre atrapado en un debate sobre los conflictos iniciados por George W. Bush, los cuales aún atormentan a los políticos estadounidenses y que siguen siendo una herida abierta en la política estadounidense.
Demócratas
Los demócratas insisten en que no dejarán que Bush se aleje de su promesa de no volver a litigar las antiguas guerras.
“Si considerabas que la política exterior de George Bush hizo que el mundo fuera menos seguro, entonces realmente vas a odiar el enfoque de Jeb Bush”, dijo Mo Elleithee, director de comunicaciones del Comité Nacional Demócrata. “Según lo que nos dicta la experiencia, él es una de las pocas personas que aún apoya la decisión de precipitarse en una guerra en Iraq basada en información falsa, incluso cuando esta le quitó recursos a la búsqueda de al Qaeda en Afganistán. Además, dejó bastante claro que si por él fuera, él aún seguiría en Iraq y permanecería allí de forma indefinida”.
Los demócratas creen que George W. Bush creó un desastre en el extranjero y los votantes no se creerán los ataques que su hermano haga contra el presidente Barack Obama.
“La mayor parte de lo que sabemos de la experiencia de política exterior de Jeb es su firme negativa a criticar a su hermano cuando su hermano estaba en el mandato”, explicó Ben Ray en relación a la progresiva PAC American Bridge. “El viernes, creo que lo vieron tomar una posición insostenible. Así es como funcionan las obras políticas presidenciales”.
Las declaraciones anteriores de Bush respecto a la presidencia de su hermano ya están impulsando los ataques demócratas.
“Durante tiempos increíblemente difíciles, nos mantuvo a salvo”, comentó Bush en la Convención Nacional Republicana en 2012.
En una entrevista en el programa “Estado de la Unión” de CNN, en marzo de 2013, Bush declaró: “La guerra se ha atenuado ahora y aún es demasiado pronto para juzgar los éxitos que tuvo en proporcionar un cierto grado de estabilidad en la región”.
Hasta que la muerte nos separe
Una entrevista realizada por CNN en 2010 en la que los hermanos Bush se presentaron juntos podría alimentar más los comentarios de los demócratas. Durante la entrevista, Jeb expresó: “Nunca he estado en desacuerdo con George W. Bush… hasta que la muerte nos separe”.
Existen razones aún más profundas por las que Bush tendrá dificultades en evadir un amplio debate sobre Iraq o Afganistán. Ni siquiera la guerra produjo una clara victoria de Estados Unidos y ambas naciones aún se enfrentan a retos políticos, militares y sectarios intratables, entre ellos el aumento de ISIS y la resistencia de los talibanes, los cuales serán unos de los desafíos más apremiantes en el extranjero para el próximo presidente.
Por su parte, la política de la guerra de Iraq, sigue siendo tóxica y las disputas sobre los orígenes del conflicto —los cuales nunca han sido resueltos— empañan el debate sobre cómo rescatar a Iraq de su difícil situación actual.
Incluso las personas que trabajaron para su hermano creen que Jeb Bush tiene que abordar el tema de Iraq pronto.
“No hay duda de que el gobernador Bush tiene que hablar de Iraq en algún momento”, manifiesta Peter Feaver, quien era uno de los principales funcionarios responsables del caso de Iraq en el Consejo de Seguridad Nacional de George W. Bush y ahora está en la Universidad de Duke. “Se le harán esas preguntas y él tiene que tener una respuesta”.
Kori Schake, quien también trabajó como asesor de política exterior de alto nivel en el gobierno de Bush, estuvo de acuerdo.
“Efectivamente creo que él está en una posición vulnerable en cuanto al caso de Iraq debido a su apellido”, dijo, admitiendo que la percepción pública del legado de Bush en política exterior era un gran problema para su partido, no solo de Jeb Bush.
“Conservadores, republicanos tienen que reconstruir la confianza del público en lo que decimos es lo que vamos a hacer”, dijo Schake, quien ahora está en el Instituto Hoover. “Ese es un gran obstáculo, pero es un obstáculo salvable”.
Bush puede tomar varios enfoques.
Él podría argumentar que evitar volver a repetir el debate sobre la feroz guerra en realidad puede ayudar a que la nación avance y se enfoque en la mejor manera de abordar el caso de ISIS a medida que se propaga por todo el Medio Oriente.
Eso podría ser beneficioso porque los conflictos actuales de política exterior en Washington, al parecer todavía están envueltos en un juego perpetuo de acusaciones.
“Cuando preguntas: ‘¿Cuál es la respuesta adecuada de Estados Unidos ante ISIS?’ la mitad de las personas en Washington responden: ‘George W. Bush desarticuló a Iraq e ISIS nació en los escombros. ISIS no existiría si no fuera por él’”, escribió Peggy Noonan en su columna del Wall Street Journal a principios de este mes. “La otra mitad responde: ‘Cuando Barack Obama se retiró de Iraq, ISIS nació en el vacío. No existiría ISIS si no fuera por él’”.