Por Mark Johanson, CNN

(CNN) — Si le preguntas a un neozelandés qué ocurrió el 10 de junio de 1886, te dirá que el planeta perdió su “octava maravilla”.

Las Terrazas Rosa y Blanca del lago Rotomahana eran las torres de silicio más grandes del mundo y la mayor atracción del Pacífico Sur en el siglo XIX hasta que una enorme erupción del monte Tarawera hizo volar hacia el olvido esas maravillas naturales.

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Sin embargo, gracias a esa erupción nació una nueva maravilla del mundo.

El géiser Waimangu nació arrojando lodo negro y arena a unos 460 metros de altura, por lo que es el géiser más poderoso que el mundo haya visto.

Esta nueva atracción despertó el interés de todo el mundo por la volcánica Isla Norte de Nueva Zelandia hasta que también desapareció de la faz de la Tierra en 1904, luego de que un alud modificara el nivel freático.

Aunque las Terrazas Rosa y Blanca y el géiser Waimangu se hayan perdido para siempre, la impresión que causaron entre los turistas quedó bien documentada.

Estas son solo dos de las muchas atracciones del ayer que ahora solo pueden admirarse en las páginas de los libros de Historia.

Echemos un vistazo a otras 10.

La original estación Pennsylvania (Nueva York)

Es posible que la actual estación Penn sea una catacumba sin gracia con pasillos laberínticos de techos bajos, pero la primera estación Penn de Nueva York era una espléndida obra maestra de la escuela Beaux Arts.

Los techos en forma de domo del edificio original, los altos arcos y las hermosas columnas dieron la bienvenida a más de 100 millones de pasajeros al año durante la época dorada de la estación, a mediados de la década de 1940.

Pero para finales de la década de 1950, el inicio de la era de los jets y el nacimiento del Sistema de Autopistas Interestatales afectó la cantidad de visitantes.

En 1962 se anunciaron los planes de construir los nuevos Penn Plaza y Madison Square Garden y un año más tarde, demolieron la estación Penn original para dar cabida a un edificio más pequeño.

La demolición de la estación Penn, en 1963, no pasó sin controversia.

El diario The New York Times cuestionó en ese entonces que el gobierno de la ciudad “permitiera este monumental acto de vandalismo contra uno de los monumentos más grandes y finos de su época de elegancia romana”.

Se considera que ese asunto fue el catalizador del movimiento moderno de conservación histórica en Estados Unidos.

A una década de que demolieran la estación Penn, la terminal Grand Central quedó al abrigo de la nueva Ley de Conservación de Monumentos de la ciudad de Nueva York.

Cataratas de Guaíra (Paraguay, Brasil)

Las cataratas de Guaíra seguramente eran las cataratas más poderosas del mundo en cuanto a caudal: casi 50,000 metros cúbicos de agua por segundo.

Eso es más del doble del caudal de las cataratas del Niágara y más de 12 veces más que el de las cataratas Victoria.

Pero te deseamos suerte para encontrar cualquier rastro de las Guaíra debajo de la presa Itaipu.

Han pasado más de tres décadas desde que una de las cascadas más grandiosas del mundo desapareció para dar paso a un enorme proyecto hidroeléctrico.

Esta maravilla natural que el mundo perdió en 1982 atrajo alguna vez a hordas de turistas nacionales e internacionales hacia el alto Paraná, en la frontera entre Brasil y Uruguay.

Contenía 18 cascadas en total con caídas de unos 114 metros; su rugido ensordecedor podía escucharse a 30 kilómetros de distancia.

El teatro Globe de Shakespeare (Londres)

Al menos tres teatros Globe han adornado las márgenes del Támesis a lo largo de los pasados cinco siglos.

Primero estuvo el Globe original, que construyó Lord Chamberlain’s Men, la compañía teatral de Shakespeare, en 1599.

Quedó destruido el 29 de junio de 1613, tras un incendio durante la puesta en escena de Enrique VIII, pero un segundo Globe se inauguró en ese mismo lugar, exactamente un año después.

También cerró en 1642 a causa de la indignación de los puritanos, quienes se oponían a las obras de teatro.

El legado del primer Globe y las importantes obras que en él se estrenaron sigue vivo en la reconstrucción moderna, conocida como el Shakespeare’s Globe, que abrió sus puertas en 1997, a unos 230 metros de donde estuviera el teatro original.

Las aguas termales de Sutro (San Francisco)

Cuando las aguas termales de Sutro se abrieron al público en 1894, el complejo de 1.2 hectáreas albergaba la asombrosa cantidad de siete piscinas (de distintas temperaturas) dentro de un enorme recinto de vidrio con trampolines, plataformas de clavados, toboganes y trapecios.

El centro podía albergar hasta a 10,000 personas a la vez y contaba con varias atracciones no acuáticas, tales como un museo de historia natural con momias egipcias y una galería de esculturas con piezas de México y China.

La propiedad se situaba frente al mar, en la rocosa costa de San Francisco, y se consideraba un lugar de recreo sin igual en el mundo.

Su talón de Aquiles fue el elevado costo de sus ostentosos servicios.

Como sus costos de operación eran desproporcionadamente elevados, el centro nunca fue un negocio comercialmente exitoso, ni siquiera después de que sus propietarios transformaran las piscinas en pistas de hielo para patinar durante la Gran Recesión.

El centro cerró para siempre en 1964 y quedó destruido tras un incendio dos años después.

Sigue estando protegido como parte de la Zona Recreativa Nacional Golden Gate.

La Torre de Porcelana de Nanjing (China)

En un cuento de hadas de 1839, titulado El jardín del paraíso, Hans Christian Andersen describe a un adolescente llamado East Wind, quien viaja a casa procedente de Oriente y le cuenta a su madre: “regresé de China, en donde bailé un rato alrededor de una torre de porcelana e hice repicar todas las campanas”.

La fábula del escritor danés es probablemente ficticia, pero los ladrillos de la torre de porcelana no eran producto de su ágil imaginación.

Se consideraba que la Torre de Porcelana de Nanjing era una de las Siete Maravillas de la Edad Media y se construyó por órdenes del tercer emperador de la dinastía Ming a principios del siglo XV; tenía 80 metros de alto y descansaba en una base octagonal de 30 metros de diámetro.

Esta espléndida pagoda de nueve pisos se alzó sobre la margen sur del río Yangtze, en Nanjing, durante más de cuatro siglos, hasta que quedó destruida durante la Rebelión Taiping de la década de 1850.

Sus escombros permanecen relativamente intocados desde 2010, año en el que un empresario donó 156 millones de dólares (unos 2,184 millones de pesos, el mayor donativo de la historia de China) para reconstruir el monumento medieval.

El Hippodrome de Nueva York

Se decía que el Hippodrome de Nueva York era el teatro más grande del mundo cuando se inauguró en el centro de Manhattan en 1905. Contaba con un escenario de 30 por 60 metros y capacidad para 5,300 espectadores.

Esta enorme atracción albergaba a los mejores artistas de la época, tales como Harry Houdini y el musical Jumbo; sin embargo, al igual que las aguas termales de Sutro, en San Francisco, las cuentas se empezaron a acumular.

Apenas 17 años después de que se inaugurara, sus propietarios transformaron el edificio estilo morisco en un teatro de vodevil.

Cinco años después se volvió un cine, luego una sala de ópera y finalmente una arena deportiva.

La Gran Recesión propinó el golpe final al edificio y lo demolieron en 1939 para construir un edificio de oficinas y un estacionamiento.

Glaciar Chacaltaya (Bolivia)

El glaciar Chacaltaya yace a 5,300 metros de altitud en los Andes y alguna vez fue una de las principales atracciones turísticas de Bolivia; atraía a los esquiadores de todo el mundo con la promesa de poner a sus pies la pista de esquí más elevada del mundo.

No obstante, a causa del calentamiento global, la maravilla de 18,000 años de antigüedad ha quedado reducida a unos cuantos montones de hielo no apto para esquiar y ningún visitante se desviaría para ir a verlos.

En su mejor época tuvo el primer sistema de elevación con cuerdas de Sudamérica (lo construyeron en 1939) y la cabaña de esquí más elevada del mundo, situada a más altura que el Campamento Base del Everest.

Chacaltaya era la zona de esquí más cercana al ecuador antes de que cerrara indefinidamente en 2012.

En el idioma aymara, chacaltaya significa puente de hielo y es uno de los muchos glaciares que están destinados a un olvido casi seguro.

River Country y Discovery Island de Disney (Florida)

El primer parque acuático de Walt Disney World, River Country, luce todo menos alegre estos días luego de estar abandonado por más de una década en las costas de Bay Lake, Florida.

El “balneario clásico”, repleto de columpios, toboganes y rápidos, cerró para su mantenimiento anual en 2001 y nunca se volvió a abrir.

Las autoridades del parque dijeron que tomaron la decisión porque había menos gente después del 11-S y por el éxito de los dos nuevos parques acuáticos de Walt Disney World: Typhoon Lagoon y Blizzard Beach.

Bay Lake también alberga el otro parque de Disney que cerró permanentemente: Discovery Island.

Este parque zoológico quedó abandonado pero no se ha demolido; es otra atracción de la década de 1970 que perdió el favor de los visitantes y finalmente cerró sus puertas en 1999.

Todos los animales se trasladaron a un nuevo hogar en Disney’s Animal Kingdom, un zoológico mucho más grande que se inauguró en 1998.

Una advertencia para los exploradores urbanos: los empleados de Disney siguen vigilando que no haya intrusos en River Country ni en Discovery Island.

La Real Ópera de La Valeta (Malta)

Al igual que las óperas que hacen llorar al público, la historia de la Real Ópera de Valetta es adecuadamente trágica.

Edward Middleton Barry, arquitecto de la Royal Opera House de Covent Garden, en Londres, la diseñó en la década de 1860. Fue la joya de la corona de la capital de Malta por seis años hasta que un incendio acabó con su interior.

Cuatro años más tarde la restauraron, pero la tragedia volvió a presentarse durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la Real Ópera recibió el impacto directo de una bomba.

Aún quedan unas cuantas columnas en la esquina de la Strada Reale que forman el telón de fondo del teatro al aire libre Royal Piazza, que se construyó entre las ruinas de la Real Ópera en 2013.

La tumba de Jonás (Iraq)

La tumba de Jonás, en Mosul, Iraq, es la adición más reciente a la lista y una de la serie de atracciones perdidas a causa de la guerra.

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Los militantes del Estado Islámico en Iraq y Siria (ISIS), sembraron explosivos en julio de 2014 alrededor de la mezquita más antigua de Mosul, a la que la tradición considera el sitio de la tumba del profeta Jonás.

Jonás es uno de los personajes más importantes tanto de la cristiandad como del islam. Según las tradiciones islámicas y judeocristianas, se lo tragó una ballena.

Su tumba era un lugar popular entre los peregrinos y se unió a la lista creciente de sitios a los que se consideran idólatras de acuerdo con la variante puritana del islam que profesa ISIS.

Mark Johanson es un escritor estadounidense de viajes y cultura; vive en Santiago de Chile.