(CNN)– Un año después, aún parece imposible: un sofisticado avión de 270 millones de dólares que llevaba a 239 personas se esfuma dejando muy pocas pistas. Pero, ¿acaso la tragedia del vuelo 370 del Malaysia Airlines realmente tiene que ser un misterio? Probablemente no.
Las persistentes preguntas —y el trauma que experimentaron los amigos y familiares de los pasajeros y tripulación del avión— se habrían podido evitar si se hubiera implementado la tecnología ya comprobada.
Créase o no, en nuestro mundo moderno, aún falta que se implemente la tecnología de rastreo de aviones en el siglo XXI.
Veamos, por ejemplo, el caso del GPS. ¿Por qué los controladores de tráfico aéreo aún no lo están utilizando para rastrear todos los aviones comerciales?
¿Qué sucede en el caso de la comunicación con los satélites? ¿Por qué no todos los aviones transmiten sus denominados datos de la caja negra a satélites en tiempo real?
Es costoso. La tecnología está disponible. Sí, es costoso, pero también así de costoso es realizar una búsqueda en cientos de miles de kilómetros cuadrados del inmenso océano.
Lo vamos a desglosar. El vuelo 370 tenía ocho maneras de comunicarse con la base en tierra durante el vuelo:
• Cinco radios de frecuencia muy alta que podrían transmitir y recibir transmisiones de voz y de datos.
• Dos transpondedores que podrían enviar los datos de identificación y altitud a las pantallas de radar del control de tráfico aéreo.
• Un satélite transmisor-receptor que podría transmitir y recibir mensajes de texto y llamadas telefónicas.
A pesar de esta tecnología, el mundo perdió la pista de vuelo con la clave MH370 de la industria de aerolíneas. Para entender por qué, primero tienes que saber un poco acerca de la tecnología y las interrupciones en el sistema.
En la mayor parte del mundo, los controladores aéreos aún rastrean aviones con radar, el cual utiliza tecnología que se remonta a la década de 1940.
El radar es confiable, pero es limitado. Este viene acompañado de grandes interrupciones en las áreas de cobertura. Las aeronaves que vuelan a más de 321 kilómetros de la costa sobre los océanos no pueden ser rastreadas por las pantallas de radar del control de tráfico aéreo.
Según los expertos, el radar solo cubre el 2% o el 3% de la superficie del planeta. El resto es una aviación virtual en tierra de nadie.
Si los transpondedores de un avión están apagados, un avión solo se puede ver en el denominado radar primario. En estos casos, los controladores aéreos únicamente ven una señal luminosa en el radar. La señal luminosa no es identificada y se desconoce la altitud del avión.
En pocas palabras, aquí está la comunicación electrónica del vuelo 370 después de que saliera de Kuala Lumpur el 8 de marzo de 2014:
• Casi 30 minutos después del despegue, el avión envía un mensaje de texto a través de satélite en el que confirma que se dirige a Beijing, como estaba previsto.
• Posteriormente, el avión envía una última llamada de radio mientras hace la transición entre los controladores aéreos de Malasia y de Vietnam. Sin embargo, los controladores aéreos de la ciudad de Ho Chi Minh nunca supieron nada de la tripulación.
• Tres minutos después de la llamada de radio, los dos transpondedores del avión misteriosamente dejaron de transmitir señales.
• Sin embargo, el radar primario operado por los militares en Malasia y Tailandia logra rastrear el 777 por períodos limitados sin que el transpondedor estuviera encendido.
• Posteriormente, un satélite en órbita se pone en contacto con el transmisor-receptor del satélite del avión, es como que una antena de telefonía móvil le transmita señales a un teléfono móvil. La aeronave responde de forma electrónica… por medio de un “apretón de manos” con el satélite. Esto proporciona evidencia de que el vuelo MH370 terminó en algún lugar del Océano Índico meridional.
Todas estas pistas solo nos ofrecen unos cuantos fragmentos de información que representan muy poco para que los investigadores puedan seguir avanzando. Esto los lleva a una conclusión casi ineludible: cualquier cosa que haya pasado en el MH370 muy probablemente fue algo deliberado, dicen los expertos.
Podríamos saber más si los transpondedores del avión hubieran permanecido activos. A raíz de la tragedia, algunas personas les pidieron a las compañías aéreas que modificaran sus transpondedores para evitar que alguien pueda apagarlos durante el vuelo.
Sin embargo, muchos pilotos se opusieron a esa idea por cuestión de seguridad. Ellos quieren tener la capacidad de apagar cualquier sistema eléctrico a bordo en caso de un incendio u otra emergencia durante el vuelo.
El trauma para los seres queridos de los pasajeros podría haberse evitado si la tecnología probada se hubiera implementado.
El rastreo por satélite
Podríamos saber más acerca de lo que pasó con el MH370 si, en lugar de un radar, los controladores aéreos utilizaran satélites en órbita para rastrear aviones.
En Estados Unidos se llama Sistema del Transporte Aéreo de la Próxima generación (NextGen, por sus siglas en inglés). Un avión equipado con este sistema determina su ubicación a través de GPS y transmite los datos hacia los controladores por medio de radio, el cual tiene un alcance mayor que el radar. La tecnología se llama Sistema de Vigilancia Dependiente Automática (ADS-B, por sus siglas en inglés). Es el componente clave de NextGen.
Pero, aun así, cuando un avión vuela sobre el océano, estará fuera de alcance.
Así que la industria está probando un sistema basado en el espacio, en el que los aviones podrían determinar su posición a través de los satélites GPS y reportar esas coordenadas a través de la red de satélites de comunicación en cualquier parte del mundo.
Existen numerosos detalles técnicos que deben ser resueltos, pero pasar del uso de radomos a satélites en órbita podría hacer que con el tiempo los puntos ciegos que existen en el rastreo de aviones sea una cosa del pasado.
Otra tecnología emergente que podría habernos ayudado a saber más acerca de lo sucedido se llama AFIRS, Automated Flight Information Reporting System, desarrollada por una empresa canadiense llamada FLYHT.
El sistema AFIRS monitorea lo que ve el registrador de datos de vuelo, una de las llamadas “cajas negras”. Empieza a transmitir información clave de forma automática cuando detecta problemas o por instrucciones de la tripulación de vuelo o de los emisores en tierra.
First Air de Canadá es una de las primeras aerolíneas en equipar su flota con el sistema AFIRS, el cual tiene un costo de 100.000 dólares por avión.
El equipo de rastreo por satélite en tiempo real para aviones es costoso, pero también lo es la búsqueda en el inmenso océano.
Si todos los aviones estuvieran equipados de esta manera, podríamos saber que un vuelo está en problemas, incluso si la tripulación no pudiera comunicarse por otros medios. Esto podría hacer que la búsqueda de las cajas negras sea una cosa del pasado.
En los meses que han transcurrido desde que desapareció el MH370, las autoridades de la aviación internacional han optado por rastrear los aviones más de cerca.
Nuevas pruebas
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo ha anunciado nuevos requerimientos de rastreo para las líneas aéreas asociadas, pero no se tiene planificado requerir datos de transmisión.
Además, esta semana el encargado del control de tráfico aéreo de Australia, Airservices Australia, anunció una alianza de prueba con Malasia e Indonesia para rastrear vuelos de larga distancia en rutas oceánicas remotas.
Utilizarán tecnología de posicionamiento por satélite para rastrear vuelos por lo menos cada 15 minutos, mejorando el ritmo de rastreo anterior de cada 30 a 45 minutos, dijo Airservices Australia en un comunicado. “El sistema se puede aumentar a un rastreo en tiempo real si se presenta una situación anormal”.
¿Acaso alguna de estas mejoras en la tecnología de la comunicación aérea habría ayudado al mundo a comprender lo que pasó con el vuelo 370?
Es posible.
Por desgracia, nunca lo sabremos a ciencia cierta.
Aunque la tecnología sigue haciendo que el planeta se contraiga en términos de comunicación, la tragedia nos hace un amargo recordatorio sobre lo fácil que sigue siendo perder todo un avión lleno de gente.