CNNE 197773 - 150723155234-cnnmoneyrichcouples-exlarge-169

Nota del editor: Elizabeth Cohen es la galardonada corresponsal médica sénior de la unidad de salud, bienestar y medicina de CNN; escribió el libroThe Empowered Patient

(CNN) — La semana pasada, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, compartió valientemente que él y su esposa han sufrido varios abortos y en el proceso han ayudado a incontables personas.

“El dolor es muy intenso y la sensación de duelo es real”, escribió una usuaria de nombre Jennifer. “Gracias por hacer saber a otras parejas que no están solas”.

En mi caso, la publicación de Zuckerberg me llevó de vuelta a un momento de 2003 en el que me encontraba tendida en el sofá de nuestra casa luego de haber perdido un embarazo.

Iba en la decimoprimera semana del embarazo de nuestro tercer hijo, pero a diferencia de esos embarazos perfectos de libro de texto, esta vez empecé a sangrar. Un ultrasonido mostró el perfil de un bebé hermoso y perfecto, pero su corazón no latía. Fue difícil aceptarlo porque aunque su corazón no se movía, la imagen de este bebé evocaba los primeros ultrasonidos de nuestras primeras dos hijas hermosas.

Luego del aborto, llorar fue una de las estrategias para salir adelante y ciertamente ayudó. Los cuidados de mi esposo amoroso y atento fueron aún mejores. Mientras me hallaba acostada en el sofá, pensé en una tercera: llamar a mis amigas que habían sufrido abortos y hablar con ellas.

Luego me di cuenta de que les había ocurrido a la mayoría de mis amigas. Estaba en muy buena compañía. Una de mis mejores amigas de la universidad había sufrido un aborto. También mi hermana. Una escritora y una editora de CNN también habían perdido bebés. Las llamé, una tras otra, en rápida sucesión y me sentí mucho mejor.

Zuckerberg, el creador de la red social más grande de internet, conoce esta verdad: obtienes tal fuerza y consuelo de las personas que han pasado por lo mismo que tú. Pueden consolarte y pueden enseñarte. En mi trabajo me doy cuenta una y otra vez de que la gente aprende mucho de otras personas que tienen incluso un poco más de experiencia que ellos en cualquiera que sea el problema al que se están enfrentando, ya sea un diagnóstico de cáncer, un hijo con un problema de salud grave o un aborto.

Tenemos suerte de que mi aborto nunca se haya repetido. Tres meses después de perder ese bebé, quedé embarazada de nuestra tercera hija y, dos años más tarde, de la cuarta. Cuando vemos nuestra progenie, nos sentimos muy bendecidos.

Algunas mujeres como Priscilla Chan, la esposa de Zuckerberg, sufren varios abortos, lo cual es mucho más desafiante, desolador y probablemente más difícil de compartir con los demás. Como señala Zuckerberg, “te preocupa que tus problemas te hagan distante o se reflejen en ti, como si estuvieras defectuoso o como si hubieras hecho algo para provocarlo. Así que luchas solo”.

Por eso es importante que la gente hable con los demás y pida ayuda. Hace unos años, escribí una historia en el libro The Empowered Patientacerca de Melissa Arnold, una mujer de Texas que perdió cinco bebés en menos de tres años. Probablemente habría seguido perdiendo bebés si no se hubiera puesto en contacto con una mujer a la que no conocía: Darci Klein, una mujer de Massachusetts que escribió el libro To Full Term, que trata sobre su triunfo sobre los abortos.

Los médicos de Arnold le habían dicho que sus abortos habían sido una casualidad (que así trabajaba la naturaleza) y que debería seguir intentando embarazarse. Desafortunadamente esta es una reacción muy común de parte de los médicos cuando una mujer tiene abortos múltiples. Los profesionales médicos deberían considerar que la mujer podría tener un problema de salud subyacente. Klein animó a Arnold a hacerse pruebas y descubrió que tenía una mutación genética. Luego de que le recetaran aspirina infantil para prevenir la creación de coágulos, Arnold logró llevar un embarazo a término.

Lo he visto ocurrir una y otra vez: la paciente de cáncer que se entera de un nuevo tratamiento no por su médico, sino por otro paciente en internet; los padres de un bebé que tiene un defecto cardiaco que encuentran al mejor cirujano en un grupo de Facebook; el paciente que tiene una enfermedad rara que consigue el nombre de un experto en el campo gracias a otro paciente. Buscar ayuda no es solo algo que te puede ayudar a sentirte mejor, sino que en realidad puede ayudar a resolver tu problema.

Gracias a las redes que Zuckerberg y otros han creado, no hay necesidad de que luches sola. En mi caso, con un problema tan común como un aborto, tu comunidad se hace presente de inmediato. Ni siquiera necesitas una computadora. De cualquier forma, es casi seguro que haya alguien más que haya sufrido lo mismo que tú pero que es un poco más sabio porque ya pasó por allí.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Elizabeth Cohen.