(CNN) – Esta es una cifra que te dejará atónito: consumimos alrededor de 74 gigabytes —equivalente a nueve DVD— de datos todos los días. Es increíble que podamos procesar y comprender todo eso. Entonces, ¿cómo puedes pensar claramente en la era de la sobrecarga de información?
“La sobrecarga de información se refiere a la noción de que estamos intentando internalizar más de lo que el cerebro puede manejar”, dice el neurocientífico y psicólogo Daniel Levitin.
“Solíamos creer que se le podía prestar atención de cinco a nueve cosas a la vez”, agregó. “Ahora sabemos que no es cierto. Esa es una descabellada sobreestimación. La mente consciente puede ocuparse de aproximadamente tres cosas a la vez. Al tratar de hacer malabares con más de eso, resultarás perdiendo parte de tu capacidad intelectual”.
La sobrecarga de información también conduce a algo que se llama “fatiga de decisión”. Es por eso que Albert Einstein casi siempre es representado con un traje gris, es por ello que Steve Jobs solía usar un cuello alto negro y es por eso que Mark Zuckerberg casi siempre luce su distintiva playera gris. Ellos no querían perder energía valiosa para tomar decisiones intrascendentes sobre su ropa.
Para obtener más información, el Dr. Sanjay Gupta de CNN habló con Levitin, quien es profesor de Psicología y Neurociencia del Comportamiento de la Universidad McGill en Montreal, y el autor de “The Organized Mind” (La mente organizada).
Dr. Sanjay Gupta: ¿Qué significa tener una sobrecarga de información? ¿Cómo sabemos si estamos sobrecargados?
Daniel Levitin: Si estás tomando un montón de pequeñas decisiones, como por ejemplo, ¿debo leer este correo electrónico ahora o más tarde? ¿Debería archivarlo? ¿Debería reenviarlo? ¿Debo recibir más información? ¿La coloco en un folder de spam? Solo allí se toman muchas decisiones y no has hecho nada significativo.
Eso nos pone en un estado cerebral de fatiga de decisión. Resulta que las neuronas que se encargan de ayudarnos a tomar decisiones, son células vivas con metabolismo, necesitan glucosa para funcionar y no distinguen entre tomar decisiones importantes y no importantes. Absorben casi la misma cantidad de energía y nutrientes para procesar decisiones triviales o importantes.
A medida que ingresa más información, ¿acaso nuestro cerebro cambia o se adapta para ser capaz de absorber más información?
Algo interesantes es cuando consideramos el estrés. Ahora nos estresamos porque alguien nos grita en la oficina, o por cometer un error, o por perder una gran cantidad de dinero. Estos no son problemas que nuestros antepasados cazadores-recolectores tenían.
Ellos se estresarían si un león se les acercaba, o si una roca rodaba hacia sus viviendas. Ese tipo de estrés provocaba la reacción de lucha o huida.
El cortisol liberaría adrenalina para ayudar a prepararte para hacer algo. El cortisol tiene el efecto de suprimir un montón de sistemas innecesarios cuando estás luchando o huyendo. Suprime el sistema reproductivo. Pierde tu libido. No necesitas eso si no vas a vivir lo suficiente.
Actualmente, cuando las oficinas o interacciones sociales regulares crean ese estrés, no hay ningún lugar al que pueda ir. No lo combatimos. No solemos ahuyentarlo. Se acumula y crea estos efectos tóxicos en nuestros cuerpos, lo cual —entre otras cosas— hace que nos confundamos.
Una gran cantidad de sobrecarga de información es autoimpuesta. Buscamos esta información. Es de fácil acceso, pero aún tenemos algo de control… ¿no es así?
Así es, pero existe una laguna de adicción a la dopamina que se establece. Volviendo a nuestros antepasados cazadores-recolectores, en aquellos días era una conducta adaptativa a buscar nuevas experiencias y cosas nuevas: “¡Oh! Un nuevo grupo de árboles frutales”. “¡Oh! Un nuevo pozo”. Era importante reconocer estas cosas y esos primeros seres humanos de hecho tenían una mejor oportunidad de supervivencia.
Ese sistema podría ser interceptado por un montón de cosas llamativas y brillantes como el Internet, como el correo electrónico, como Twitter, Parra, Vine e Instagram. Cada información nueva que ingresa te da un pequeño chorrito de dopamina. Después de un tiempo, deseas ese estímulo adicional.
Estamos explotando el sistema de una forma en la que no estaba destinado a funcionar. Creo que nos estresa y también nos mantiene lejos de la inmersión en las cosas que son realmente más importante para nosotros.
Prestar atención obviamente significa ser capaz de reconocer en primer lugar lo que es importante y lo que no lo es. ¿Acaso ese es uno de los mayores desafíos con la sobrecarga de información?
No sabes qué es irrelevante hasta que le prestas atención. Tomemos como ejemplo ir de compras. El supermercado promedio tenía 9.000 productos distintos hace apenas 25 años. Ese mismo supermercado hoy tiene 40.000 productos únicos. El estadounidense promedio satisface todas sus necesidades de compras con aproximadamente 150 artículos.
Esto significa que cuando estás tratando de llenar tu cesta de compras hay que ignorar 39.850 artículos solo para lograr hacer las compras. Para ignorarlos, debes prestarles atención. Debes decir “No. No me interesa el Honey Nut Cheerio’s. Quiero el Multi Grain Cheerio’s”. Sin embargo, le has prestado atención a ambos.
Debemos ejercer un poco de autodisciplina y asignar nuestro tiempo. Soy un gran aficionado de priorizar tareas para no terminar inmerso en un agujero de cosas irrelevantes para luego darnos cuenta que dos horas después no hemos hecho nada.
Hay diferentes maneras de prestar atención, ¿cierto?
Están estos dos modos dominantes de atención. Uno es cuando estás haciendo tu trabajo o estás inmerso en tu pasatiempo o una conversación. Realmente estás concentrado y enfocado. A eso lo llamamos el modo ejecutivo central.
Al otro lo llamamos la red de soñar despierto. Eso ocurre cuando estás viendo por una ventana y no estás en control de tus pensamientos, estás vagando de un pensamiento a otro.
Después de un par de horas de estar concentrado, sentimos que nuestra atención empieza a quedarse atrás; así que, instintivamente tomamos una taza de café para poder continuar. Esa sensación de atención que empieza a rezagarse es la manera en la que el cerebro, orgánica y naturalmente, trata de presionar el botón de reinicio por nosotros.
Si dejamos que tome el control, miramos a través de la ventana durante 10 o 15 minutos, tomamos una siesta y dejamos que nuestras mentes vaguen… eso tiene el efecto de presionar el botón de reinicio neural en el cerebro y llevarnos de vuelta a nuestro tarea con un nuevo sentido de concentración y energía. Una siesta de 15 minutos es equivalente a una hora y media extra de sueño a la noche anterior. Eso podría ser equivalente a un incremento efectivo del coeficiente intelectual de 10 puntos.
¿Acaso una vida organizada lleva a una mente organizada?
No diría eso porque creo que existen muchas maneras distintas en que la gente puede aumentar la productividad y la creatividad en sus vidas.
Una vez trabajé con un psicólogo muy conocido, Roger Sheppard, y las pilas de documentos cubrían más que su escritorio… llenaban el piso. Pilas de documentos equivalente a treinta años y él tuvo que abrirse paso entre los mismos para poder llegar a su escritorio. Él sabía dónde estaba todo y él tenía una mente tremendamente organizada.
Fui a verlo en una ocasión. No lo había visto en siete años y le pregunté sobre un artículo en particular. Y él respondió: “Ah, sí”. Lo encontró en un lapso de 10 segundos… igual de rápido que lo encontrarías en un archivador. La gente tiene sus propios sistemas.