China dedica cada vez más tiempo y dinero para controlar lo que circula en Internet.

(CNN) – En abril, la policía llegó a buscar a Li Gang.

Era una visita que él estaba temiendo desde hace casi seis meses, desde que comenzó a trabajar en una herramienta para ayudar a los usuarios chinos de Internet a evitar el gran aparato de censura conocido como el Gran Cortafuegos.

Acosado dentro de su apartamento en una ciudad del norte de China, Li dice que los agentes le ordenaron que dejara de trabajar en la herramienta y eliminara todo su rastro del Internet.

Él hizo lo que le dijeron y publicó un mensaje en línea para explicar por qué estaba eliminando la herramienta. Dice que la policía volvió otra vez y le ordenó que eliminara el mensaje.

Li Gang es un pseudónimo.

Él ha pedido que no se utilice su nombre real por miedo a ser arrestado, porque dice que él era el último objetivo de una campaña puesta en marcha por los revigorizados censores de Internet, quienes, según dicen los activistas, han aumentado su lucha en la web en el último año, eliminando herramientas que permiten que la gente tenga acceso a contenido bloqueado y presionando o amenazando a sus desarrolladores, dentro y fuera del país.

“Cada vez empeora más y están bloqueando más sitios web”, le dijo Li a CNN.

Prisión que priva de información

Desde que China comenzó a controlar el acceso a Internet de sus ciudadanos a mediados de la década de 1990, los censores se han visto involucrados en una guerra con los activistas y desarrolladores para bloquear herramientas que ayudan a la gente a evitar el Cortafuegos y ponerle fin a las lagunas que se presentan.

Los expertos advierten que a medida que Beijing dedica una mayor cantidad de dinero y esfuerzo a la lucha, cada vez más podría volverse en algo unilateral.

“A la larga, la gente no debería pensar que siempre habrá una solución técnica para evitar la censura”, dijo Robert Knapp, jefe ejecutivo y cofundador de CyberGhost VPN con sede en Rumania, la cual, entre otras cosas, crea herramientas que ayudan a la gente a evitar los controles en Internet.

A principios de este año, la legislatura de China, la Asamblea Popular Nacional, publicó un proyecto de ley de seguridad cibernética que cimentaría el control del gobierno en Internet y la actividad en línea. La medida sigue siendo objeto de revisión.

Los funcionarios sostienen que esta protegería los datos personales de los usuarios chinos y “salvaguardaría la soberanía del ciberespacio nacional, la seguridad y el desarrollo”.

El autor chino y defensor anticensura, Murong Xuecun, hace eco a lo que dicen muchos críticos, cuando dice: “El [Gran Cortafuegos] constituye una prisión china que priva de información, donde la ignorancia fomenta ideologías de odio y agresión. Si el Cortafuegos existe de forma indefinida, con el tiempo China volverá a ser lo que era: un estado hermético, cerrado, beligerante y deshonesto”.

La Administración del Ciberespacio de China no respondió a varias solicitudes de CNN para hacer comentarios.

Como clavar gelatina

Los intentos de Beijing por controlar la red alguna vez fueron considerados como equivocados y condenados al fracaso. Como todos bien saben, el expresidente estadounidense Bill Clinton lo comparó con intentar “clavar gelatina contra la pared”.

Sin embargo, al igual que el Partido Comunista de China en sí, el Gran Cortafuegos no solo ha sobrevivido todo tipo de predicción de su inminente desaparición, sino que también ha prosperado y crecido tanto en tamaño como en sofisticación. De acuerdo con investigadores del Centro Berkman para Internet y la Sociedad de la Universidad de Harvard, solo entre 1% al 3% de los usuarios de Internet chinos evitan de forma regular el cortafuegos para navegar por el Internet abierto.

Algunas de las personas que son más entusiastas y que son menos tendientes a evitar las restricciones han sido empleados de medios de comunicación estatales y funcionarios de propaganda, quienes más recientemente utilizaron Facebook y Twitter para promover la visita del presidente Xi Jinping a Estados Unidos.

La red armonizada

Sin duda, parte del éxito de Beijing se debe a los logros de la industria tecnológica local del país, la cual ha clonado desde hace mucho tiempo los servicios bloqueados populares, creando versiones chinas que son igual de buenas o mejores que su inspiración.

En lugar de Google, los usuarios chinos tienen Baidu; en lugar de Twitter, tienen Weibo; y, en lugar de Facebook, tienen WeChat. Para la mayoría de los chinos, al parecer eso es suficiente. Solo WeChat tiene más de 600 millones de usuarios activos mensuales, generando miles de millones de dólares en ingresos.

CNNE fb015540 - 130113180432-internet-cafe-story-top

Sin embargo, como muchos investigadores han demostrado, aunque estos servicios son muy populares, también están fuertemente filtrados y censurados, restringiendo cualquier tipo de debate sobre cualquier tema, desde las protestas de la Plaza de Tiananmén de 1989 hasta chismes sobre los asuntos extramatrimoniales de los funcionarios.

Aquí es donde entran en juego los censores

Es imposible obtener una estimación precisa del costo y el tamaño del Gran Cortafuegos, ya que gran parte de la censura ocurre en secreto, pero una indicación de la magnitud de la operación fue dada a conocer este año por los medios estatales chinos, los cuales reportaron que más de dos millones de censores son empleados en todo el país, respaldado por una plataforma tecnológica muy sofisticada capaz de analizar el tráfico web y bloquear herramientas diseñadas para subvertirlo.

A medida que el Gran Cortafuegos se desarrollaba, también lo hicieron las herramientas para combatirlo. Con los años, los activistas y los desarrolladores se han adaptado tan rápido, si no es que más rápido, que los censores, pasando de simples herramientas basadas en navegador a software de tunelización sofisticado y aplicaciones móviles dedicadas.

CNNE cb8e98e9 - 150324142119-on-china-satire-cartoonist-00003701-story-top

“Frente a una censura absoluta y obvia, los internautas chinos no se dan por vencidos… ellos van más allá de los límites”, dijo Charlie Smith, cofundador de la organización anticensura GreatFire.org.

Smith es un activista desde hace mucho tiempo. Él usa el pseudónimo de Charlie Smith porque teme represalias del gobierno.

La industria anticensura

Es imposible medir cuántos chinos estarían interesados ​​en ir más allá del Gran Cortafuegos para obtener acceso a la web en general, pero Smith señala que el enorme tamaño de la población en línea de China —649 millones a finales del 2014— significa que incluso si el 1% evita el cortafuegos, entonces millones de personas están ganando acceso a la información que Beijing preferiría restringir.

El método más fácil y más ampliamente utilizado para evitar el Cortafuegos es utilizar una red privada virtual, o RPV, el cual pasa el tráfico a un servidor fuera de China con Internet sin filtrar.

“Otras soluciones han ganado terreno, pero es una gota en el océano en comparación con las RPV”, dijo Smith. Los expatriados en China, en particular, son aficionados a las RPV, ya que les permite ignorar las restricciones del Internet chino y navegar como si estuvieran en casa.

“Nunca apago la mía”, dijo Erik Crouch, un estadounidense que vive en Shanghái, quien paga alrededor de 120 dólares al año por una conexión RPV que comparte con su novia.

“Sin ella, estaría aislado de la mayor parte de lo que el mundo afuera de China considera como ‘Internet’”.

CNNE 699a4fae - 151016104046-china-tech-smartphone-5-story-top

Una pequeña industria ha surgido para atender a aquellos que quieran evitar el Cortafuegos, ya que casi 200 empresas —con sede fuera de China, más allá del alcance de la legislación del país— compiten para ofrecer acceso a Facebook, Twitter y otros sitios bloqueados.

Una contrainsurgencia en línea

Como era de esperar, Beijing no es demasiado aficionado a estos entes comerciales que luchan contra la censura.

Se han tomado medidas drásticas regulares contra el uso de RPV en China, como a principios de este año, cuando el Cortafuegos fue sometido a una “actualización de soberanía del ciberespacio”, según el People’s Daily.

Igor Bidenko, funcionario de información en jefe de Keep Solid VPN con sede en Estados Unidos, dijo que el sitio web y los servicios de la compañía “a menudo son bloqueados en China”, donde reside alrededor del 15% de sus clientes.

“Es frustrante, se necesita mucha mano de obra”, dijo Knapp de CyberGhost. La mayoría de las empresas como la suya no obtienen la mayoría de sus ingresos en China, y el costo por usuario es mucho mayor en el caso de aquellos originarios de países con Internet censurado.

Aunque podría no ser la principal prioridad, e incluso les podría costar dinero, Knapp dijo que cada vez que las autoridades chinas introducen nuevas técnicas de bloqueo, su equipo empieza a trabajar para encontrar una solución a las mismas.

“Para los ingenieros, a veces lo ven como un reto divertido, un juego de encontrar nuevas formas de desbloquear el servicio de nuevo”, dijo.

Junto a las RPV, han surgido una serie de herramientas y servicios diferentes, creados por activistas y desarrolladores y que son publicados en línea de forma gratuita.

“El aspecto de la libertad recurre a la política de muchas personas en el campo de la seguridad informática, así como los desafíos técnicos reales [de vencer a los censores]”, dijo Rob Johnson, investigador de la Universidad de Stony Brook y uno de los desarrolladores de tecnología anticensura, The Castle.

Los críticos dicen que los censores han tratado de darle de baja a la mayor cantidad de estas herramientas que les sea posible, apuntando a los desarrolladores dentro de China como Li y presionarlos para que eliminen sus aplicaciones. Para los que están fuera del país, se necesitan medidas drásticas.

GitHub, un servicio con sede en Estados Unidos que ofrece software codificado y de fuente abierta, fue afectado por un enorme ataque distribuido de denegación de servicio (DDoS) a principios de este año, lo cual sobrecargó sus servidores y forzó al sitio a interrumpir su servicio.

Los investigadores de ciberseguridad vincularon el ataque a China, con el supuesto propósito de bloquear el acceso a herramientas alojadas en GitHub, tales como el grupo anticensura GreatFire y The Castle, los cuales pasan el tráfico a través del Cortafuegos por medio de videojuegos en línea.

En una conferencia de prensa poco después del ataque, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China abordó las afirmaciones sobre la participación de China diciendo: “Es muy extraño que cada vez que un sitio web en Estados Unidos o de cualquier otro país está bajo ataque, exista especulación de que los hackers chinos se encuentran detrás del mismo… Hemos estado señalando que China espera trabajar con la comunidad internacional para acelerar la elaboración de normas internacionales y mantener conjuntamente el ciberespacio pacífico, seguro, abierto y cooperativo”.

El futuro

CNNE 09e8b453 - 151016103904-china-tech-smartphone-1-story-top

Knapp advirtió que pronto podría llegar el día en que los proveedores comerciales de RPV simplemente sean superados por Beijing, dejando solos a los activistas y voluntarios para que se encarguen del enorme aparato de censura de China.

“Los gobiernos tienen recursos ilimitados para crear esta tecnología y ellos cada vez están mejorando en el desarrollo de la misma, por lo que en algún momento no existirá manera de evitar un Cortafuegos perfecto”.

Sin embargo, esto no impide que Smith de GreatFire, quien dice que las medidas enérgicas del gobierno, incluso podrían ser particularmente efectivas.

“Mientras más censuran las autoridades, es más probable que se propaguen las herramientas de evasión”, dijo.

Li Gang, quien dice que puso en riesgo su libertad para ayudar a los usuarios chinos de Internet a tener acceso al Internet abierto, sostiene que aún tiene esperanza.

Aunque él ya no está trabajando en el proyecto, dice que las autoridades no tuvieron éxito en sacarlo de línea y ahora “más desarrolladores están trabajando en ello, comparado como lo hacían anteriormente”.