(CNN) – Las hermanas más jóvenes de Ahn Yoon-Joon eran solo unas niñas cuando las vio por última vez.
Él hoy tiene 85 años de edad y huyó de Corea del Norte cuando era un adolescente para evitar que el ejército lo reclutara. Durante más de 60 años se ha preguntado si sus seres queridos aún estaban vivos. Estaba desesperado por volver a verlas.
Él había estado solicitando insistentemente una reunión desde que inició el programa para reunir a las familias separadas por la Guerra de Corea en la década de 1980.
El sábado, finalmente consiguió su deseo.
La suya fue una entre menos de 200 familias seleccionadas para una reunión excepcional.
Él dice que inicialmente no reconoció a su hermana Ahn Yoon-Sook, de 79 años de edad. Pero sabía que tenía que ser ella cuando vio una cicatriz familiar en su frente… una que él le causó cuando eran niños y jugaban luchas.
“Solamente sentí felicidad”, le dijo a CNN.
Lo primero que hizo fue pedirles perdón a sus hermanas porque las dejó solas cuidando a la familia. Él dice que esa debería haber sido su responsabilidad.
La respuesta de ellas: lágrimas.
Entonces, su hermana Ahn Yoon-Ae, de 72 años de edad, le dijo: “A pesar de que no te tuvimos, nuestro gran líder nos tomó en sus brazos y nos proporcionó una gran casa”.
‘Fui cuidadoso con lo que decía’
Al ver las arrugas en su rostro y la mala calidad de su vestido tradicional coreano, Ahn sospechó que la vida había sido mucho más difícil para su hermana pequeña de lo que ella era capaz de admitir delante de los monitores norcoreanos que estaban escuchando cada palabra.
“Parecía mucho más grande de lo que en realidad es”, dijo.
Pero él sintió que no podía hablar de la verdadera historia de sus vidas o preguntarles por qué su hermana menor murió a los 33 años de edad.
“Tenía miedo de que si decía algo incorrecto, mis hermanas tendrían que enfrentar las repercusiones (de las autoridades de Corea del Norte)”, dice. “Esa es la razón por la que fui cuidadoso con lo que decía y lo que preguntaba. No había mucha libertad”.
Él dice que solo podía imaginar las privaciones a las que toda su familia se enfrentó durante décadas al otro lado de la frontera y la sensación abrumadora durante toda la reunión fue de tristeza.
“Me habría sentido mejor sin saberlo. Hay más tristeza después de que lo sabes”, En realidad hubiera sido mejor no reunirme con ellas”.
Después de unas cuantas horas juntos durante un período de tres días, era el momento de decir adiós.
Ahn dice que el hecho de saber que probablemente nunca verá a sus hermanas de nuevo lo entristeció aún más.