Este artículo fue publicado originalmente en octubre del 2015 y ha sido actualizado.
(CNN)– Listos o no, el horario de verano comenzó el domingo a las 2 a.m.
Amado por unos, odiado por muchos, nuestro ritual semestral de ajustar el reloj tiene implicaciones amplias y a menudo sorprendentes.
Desde el consumo de energía hasta nuestra propia salud, he aquí un vistazo a algunos de los mitos y datos que rodean al horario de verano.
No parece ser un gran ahorro de energía
Una de las razones que más comúnmente se ofrecen para el horario de verano es la suposición de que al extender la luz del día hasta más tarde durante el verano, los estadounidenses consumirían menos energía.
Esta fue la razón que el Congreso utilizó para promulgar el horario de verano durante la Primera Guerra Mundial, y nuevamente después de que los Estados Unidos se unieran a la Segunda Guerra Mundial, de acuerdo con el autor David Prerau.
Desafortunadamente, no parece ser cierto.
Un estudio del Departamento de Energía de EE.UU. realizado en 2008 informó que el horario de verano reduce el consumo de energía anual en más o menos un 0,03%. Y un estudio del mismo año de la Universidad de California en Santa Bárbara encontró que incluso podría incrementar el consumo de energía.
Después de que Indiana adoptara el horario de verano a nivel estatal en el 2006, los investigadores estudiaron las estadísticas del consumo de energía y encontraron que el consumo de electricidad se elevó un 1% en total, con un incremento del 2% al 4% en los meses de otoño.
El uso de energía adicional le costó a los consumidores de energía de Indiana 9 millones de dólares al año y además, aumentó la contaminación, encontraron los investigadores.
Los cambios de horario pueden tener efectos en nuestra salud
Un estudio británico del 2012 encontró que los niños se ejercitan más durante los días más largos de verano. Eso es bueno. Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Alabama en Birmingham informaron en el 2012 que el ajuste que se hace en la primavera condujo a un incremento del 10% en el riesgo de sufrir un ataque al corazón.
Por otro lado, el mismo estudio encontró que el riesgo disminuía casi el mismo porcentaje en el otoño, cuando se atrasaban los relojes.
Los cambios de horario también pueden aumentar el riesgo de accidentes por conductores privados de sueño. El New England Journal of Medicine publicó un estudio en 1996 en el que informaba sobre un aumento del 8% en el número de accidentes de tránsito que ocurren el lunes siguiente al cambio de horario en la primavera.
La buena noticia es que el sueño adicional hace que las calles sean un 8% más seguras el día después del cambio de horario en el otoño, según el estudio.
Pero, oye, ¡es menos probable que te asalten!
“Cuando el horario de verano empieza en la primavera, los índices de robos para todo el día bajan en promedio un 7%, con una disminución mucho más grande del 27% durante la hora de la tarde que ha ganado más luz del día”, informó el Instituto Brookings en 2015, al citar investigaciones del artículo que la organización de investigación iba a publicar en ese momento en The Review of Economics and Statistics.
Dejemos a los agricultores fuera de esto, ¿si?
La idea de que el horario de verano fue creado para ayudar a que los agricultores sacaran sus cosechas está tan arraigada en la consciencia nacional que es difícil creer que no sea verdad.
Pero no lo es, según Prerau, cuyo libro de 2009 “Seize the Daylight”, documenta la historia del cambio de horario.
De hecho, los agricultores lucharon categóricamente contra las propuestas, al argumentar que estas reducían la productividad y hacían que la vida en general fuera más difícil para ellos.
“Si quieren reducir la productividad del agricultor estadounidense en un 25%, solo mantengan esta ley vigente”, son palabras que Prerau cita, pronunciadas por un grupo de presión agrícola durante un esfuerzo por revocar el horario de verano en 1919.
Cada vez menos personas pensamos que el cambio vale la pena
Una encuesta de Rasmussen de 2014 encontró que un porcentaje cada vez menor de los adultos en Estados Unidos —33%— piensa que el cambio al horario de verano “vale la pena”. Esa cifra es menor que el 37% que se registró en 2013 y el 45% del año anterior.
Los esfuerzos por revocar el horario de verano son casi tan antiguos como el mismo cambio, e incluso hoy en día, algunas personas tratan de anularlo.
Más de 63.000 personas han firmado una petición patrocinada por el sitio web standardtime.com que está en contra del horario de verano. Una búsqueda en Change.org muestra 1.466 peticiones que mencionan el horario de verano, y parece que la mayoría están a favor de abolirlo.
A otros les gusta tanto que quieren mantenerlo durante todo el año (el horario estándar, por cierto, solo es estándar por nombre… Pasamos siete meses del año con la hora extra al final del día).
Brookings, por ejemplo, parece estar a favor del enfoque respecto a tener el horario de verano durante todo el año, al afirmar que los costos y peligros están menos relacionados con adelantar la hora que con los ajustes constantes de adelantarla y luego atrasarla.
“Podríamos evitarlos fácilmente al optar un horario de verano durante todo el año; es decir, al agregar permanentemente esa hora extra de luz del día, y luego dejar nuestros relojes en paz”, escribieron Jennifer L. Doleac y Nicholas J. Sanders en el artículo de Brookings. “Nuestra investigación sugiere que estaríamos más seguros así”.