(CNN) – La primera mujer llegó al espacio hace más de cincuenta años: Valentina Tereshkova en 1963. Desde entonces, cerca de otras 60 mujeres han seguido sus pasos.
Pero cuando se preparan para estos recorridos, uno desafío adicional se presenta: ¿cómo deben manejar su periodo?
“Cuando las mujeres fueron por primera vez al espacio, no se sabía cuáles serían los efectos”, dice Varsha Jain, ginecóloga e investigadora del Kings College de Londres, y una los autores de un artículo reciente sobre la menstruación en los viajes espaciales.
Resulta que mientras la mayoría de los sistemas en el cuerpo humano son fuertemente afectados durante los vuelos espaciales, parece que el ciclo menstrual femenino no cambia en absoluto.
“(La menstruación) puede ocurrir normalmente en el espacio, y si las mujeres optan por hacer eso, pueden (permitirlo)”, dice Jain.
Unas pocas instalaciones de eliminación de residuos a bordo de la Estación Espacial Internacional pueden manejar la sangre humana, pero no fueron diseñadas originalmente para hacerlo, según Jain. Otro problema práctico para las mujeres que tienen su periodo en el espacio es el peso extra de elementos tales como tampones y toallas sanitarias.
Los astronautas de la NASA se someten a evaluaciones individuales según sus necesidades, la duración de la misión, y su fisiología, explicó un portavoz de la NASA. “Los protocolos permiten varias opciones; el tratamiento individual seleccionado para un astronauta en particular es un asunto privado entre los astronautas y su cirujano de vuelo”.
En realidad, amplios aspectos prácticos no son realmente una preocupación. La mayoría de las mujeres optan por consumir anticonceptivos y poner sus periodos en pausa, tanto durante la preparación y como durante los vuelos espaciales, según destaca el documento de Jain y sus colegas.
“Los cirujanos de vuelo de la NASA encuentran que las mujeres astronautas simplemente no quieren tener que lidiar con sus períodos”, dice Jain.
Cuando el transbordador espacial estaba en funcionamiento, las misiones eran de unas cuantas semanas en promedio, lo que les permitía a las astronautas tomar anticonceptivos orales para programar sus ciclos, pero las misiones a la Estación Espacial Internacional pueden durar hasta seis meses y cualquier misión a Marte podría tomar hasta tres años, lo que implicaría que tendrían que poner sus períodos en pausa durante períodos más largos de tiempo.
¿Cuáles son los riesgos?
“No se han realizado investigaciones sobre el uso a largo plazo de los anticonceptivos en el espacio”, dijo Jain. “Lo que sabemos del uso a largo plazo en tierra es que se puede tomar de forma continua durante muchos años”.
La evidencia es bastante fuerte para las 3.000 millones de mujeres en la Tierra, pero mientras que el equipo de Jain está dispuesto a subrayar que estos riesgos siguen siendo bajos en el espacio, los estudios que respaldan esto son difíciles de corroborar, principalmente porque los números disponibles para el estudio son muy bajos.
En el documento se destaca el uso ahora común de la píldora anticonceptiva oral entre mujeres astronautas. “Se han utilizado desde hace varios años”, dijo Jain. Pero con una misión a Marte que probablemente tomaría años, la cuestión de la carga podría entrar a consideración debido al peso de las muchas píldoras necesarias para el viaje: un estimado de 1.100 pastillas, según el estudio.
En su lugar, Jain está llamando la atención en la utilización actualmente muy extendida de opciones anticonceptivas más duraderas, conocidas como Anticonceptivos de Acción Prolongada Reversible (LARC, por sus siglas en ingés), que se cree que son una alternativa segura y fiable, tanto en términos de salud como de residuos. “No tienen empaque que deba ser arrojado y disipan las preocupaciones respecto a la estabilidad durante el almacenamiento”, escriben los autores en el artículo.
“Esta es la primera vez que podemos decir que estas opciones son seguras de usar y que están disponibles”, dice Jain.
Previas preocupaciones sobre los riesgos para la salud estaban relacionados con factores tales como la exposición a la radiación estando en el espacio y el riesgo de coágulos de sangre durante los vuelos espaciales, pero la evidencia anecdótica de las misiones no ha revelado ningún tipo de riesgos en la práctica. “Nadie ha visto nada”, dice Virginia Wotring del Centro de Medicina Espacial del Colegio Baylor de Medicina, quien coescribió el documento. Ella insiste en que hay, sin embargo, evidencia en contra de los mitos sobre que el flujo sanguíneo se reversa cuando las mujeres tienen sus períodos en microgravedad: “Ese (mito) ha sido ampliamente desacreditado”, dice.
El beneficio de la densidad ósea
Tomar la píldora anticonceptiva, sin embargo, a su vez podría proporcionar algunos beneficios para las astronautas en su retorno a la Tierra. “Potencialmente podría ser ventajoso”, dice Jain.
El beneficio se reduce a uno de los retos fisiológicos claves que enfrentan todos los astronautas —hombres y mujeres— que pasan largos periodos de tiempo en condiciones de microgravedad: su densidad ósea.
“La falta de gravedad significa que los astronautas pierden densidad mineral ósea”, dice Jain. Esto sucede ya que no hay cargas que actúan sobre el hueso para fortalecerlo. “Y lo que sí sabemos es que el estrógeno puede ayudar con la densidad”.
El estrógeno es un ingrediente clave de la píldora anticonceptiva y por lo tanto su uso podría darles a las mujeres en una ventaja durante las misiones espaciales. La hormona sin embargo no está en los anticonceptivos de acción más prolongada.
“El estrógeno es protector de los huesos”, dice Wotring. “[Así que esto] podría reducir la pérdida”.
Wotring planea investigar más a fondo, pero mientras tanto estará trabajando con mujeres astronautas para mantener sus ciclos regulados, dondequiera que se encuentren en el universo.