(CNNMoney) – Donald Trump llama al Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre México, Estados Unidos y Canadá, TLCAN, el “peor acuerdo comercial de la historia”.
Dijo que, como presidente, negociaría mejores condiciones con México y Canadá, y si no llegan a un acuerdo, se retiraría por completo.
¿Acaso tiene la facultad de abandonarlo por su cuenta? Resulta que los presidentes tienen ese poder y no necesitan al Congreso. El artículo 2205 del TLCAN, el cual Trump citó en su discurso de la semana pasada en Pittsburgh, cuenta con solo 34 palabras y simplemente dice que una de las partes podrá desistir del contrato seis meses después de notificarlo por escrito.
Lo que pasaría después no está claro, ya que Estados Unidos no se ha retirado de un acuerdo comercial desde 1866.
El TLCAN, que entró en vigor en 1994, cambió las relaciones entre Estados Unidos y México en dos aspectos importantes. Virtualmente eliminó los aranceles entre los dos países, y facilitó a las empresas estadounidenses para invertir en México.
Entonces, ¿qué pasaría si el acuerdo es abandonarlo? Entonces los aranceles volverían automáticamente a los niveles previos al TLCAN? ¿La inversión estadounidense sería bloqueada?
Ahí es donde las cosas se ponen confusas.
Los aranceles aplicados a las importaciones en Estados Unidos dependen del país de origen y del tipo de producto, dijo Craig VanGrasstek, historiador y consultor comercial. Los países generalmente caen en una de tres categorías: 1) aquellos con relaciones comerciales normales (a veces llamados estatus de “nación más favorecida”); 2) aquellos con los que Estados Unidos tiene acuerdos de libre comercio, como el TLCAN; y 3) aquellos a los que se les niega el estatus de relaciones comerciales normales, que ahora solo aplica a Corea del Norte y Cuba.
Los expertos están divididos sobre cómo sería clasificado México.
Algunos dicen que México automáticamente estaría sujeto al estatus de relaciones comerciales normales y estaría sujeto a un grupo de aranceles.
Otros, incluyendo a Gary Hufbauer, investigador principal del Peterson Institute for International Economics, un defensor del TLCAN, dicen que no está claro qué pasaría debido a que Estados Unidos no ha enfrentado esta situación antes.
En cualquier caso, es casi seguro que acabaría en los tribunales.
“Los importadores estadounidenses llevarían a Estados Unidos a la corte al día siguiente”, dijo Gary Horlick, abogado comercial.
Lo que también es claro es que la incertidumbre podría causar estragos en las empresas estadounidenses, y el retiro conduciría a precios más altos para los consumidores estadounidenses, como el propio Trump reconoció en un discurso en New Hampshire la semana pasada. Y los expertos no esperan que la eliminación del TLCAN traiga empleos de vuelta.
Así es como podría desarrollarse:
Escenario 1: una guerra comercial.
Lo que más preocupa a los economistas es la perspectiva de una guerra comercial.
Digamos que Trump acaba con el TLCAN e impone un arancel de 35% sobre por lo menos algunas importaciones mexicanas como ha amenazado con hacer. La ley de implementación del TLCAN, que permanecerá en vigor hasta que el Congreso la derogue, parece dar al presidente el poder de imponer aranceles sobre México y Canadá sin la aprobación del Congreso, dijo Horlick.
Esto perjudicaría a muchas empresas como GM, IBM y Coca-Cola, que fabrican piezas y productos en México y los envían de vuelta a los Estados Unidos. Entre las importaciones más populares se encuentran las partes automotrices, los televisores de pantalla plana, los teléfonos y los refrigeradores.
“Hemos desarrollado una vasta red de cadenas de suministro y estaríamos interfiriendo con ella”, dijo Robert Lawrence, profesor de Comercio Internacional e inversión de la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard. “Es un suicidio para ambas partes”.
Además, los consumidores estadounidenses tendrían que pagar más por estos productos, ya que los aranceles se sumarían a su costo. Estados Unidos importó 259.000 millones de dólares en productos manufacturados desde México el año pasado.
Además de todo eso, México probablemente responderá con sus propios aranceles, perjudicando las ventas de productos estadounidenses al sur de la frontera, lo que probablemente restringiría sus compras y afectaría a los fabricantes estadounidenses. México, que es el segundo mercado más grande de Estados Unidos para bienes exportados, compró 214,000 millones de dólares en productos manufacturados de de las empresas estadounidenses el año pasado. Entre los principales productos de exportación se encuentran la maquinaria, los vehículos y los plásticos.
México generalmente impone un arancel de 7.5% sobre las mercancías procedentes de países con las que no tienen un acuerdo de libre comercio, pero depende en gran medida del producto.
Escenario 2: ¡trump negocia un acuerdo increíble!
Trump ha dicho que sólo se retiraría de TLC si no puede renegociar los términos del acuerdo para obtener un mejor acuerdo para los trabajadores. “Y no me refiero a uno solo un poco mejor, me refiero a uno mucho mejor”, dijo.
Pero los detalles siguen siendo escasos. Los expertos en comercio dijeron que no saben qué quiere hacer Trump.
“No está claro qué es lo que sería un mejor acuerdo”, dijo Hufbauer.
Además, la reapertura de un acuerdo comercial no es una tarea fácil. Tanto el presidente Barack Obama como Hillary Clinton hablaron sobre reabrir el TLCAN para mejorar las normas laborales durante la campaña de 2008, pero el esfuerzo no llegó muy lejos porque habría sido muy perjudicial, dijo Lawrence.
Robert Scott, director de comercio e investigación de políticas de manufactura en el Economic Policy Institute, de tendencia izquierdista, dijo que le gustaría ver un TLCAN “corregido” para aumentar los ingresos para los trabajadores mexicanos para que “haya más demanda para los productos fabricados en Estados Unidos”.
La campaña de Trump no respondió a una solicitud de comentarios.
Escenario 3: no mucho impacto, al menos inicialmente
Aunque México era más cerrado antes del TLCAN, no es probable que ponga un muro en contra de las empresas externas. El país se beneficia enormemente de la inversión extranjera.
Antes del TLCAN, la inversión directa de Estados Unidos en 1993 fue de 2.500 millones de dólares. Eso creció a 9.300 millones de dólares en 2014, según la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas.
“No sé por qué México presionaría [a las empresas estadounidenses] para salir por la puerta”, dijo Scott.
Además, digamos que retirarse del TLCAN simplemente significa que México ahora estaría sujeto a las tarifas normales de relaciones comerciales. Eso por sí solo podría no mellar de manera significativa la producción actual de los fabricantes estadounidenses en México, pero podría disuadirlos de aumentar sus inversiones. En algunas de las importaciones más populares, como los automóviles y las autopartes, el arancel es de solo 2,5%, de acuerdo con VanGrasstek. Y artículos como computadoras, chips de silicio y algunos productos médicos generalmente son libres de impuestos.
Independientemente de cómo se desarrolle exactamente, no es probable que un retiro del TLCAN sirva de mucho para ayudar a los trabajadores estadounidenses. Los aranceles más altos acabarían con muchas de las ventajas de las empresas estadounidenses que fabrican en México. Algunos de esos trabajos en teoría podrían volver a Estados Unidos, pero los mayores costos laborales pesarían sobre las ganancias de las empresas estadounidenses. Es más probable que las empresas estadounidenses busquen producir en otros países con salarios bajos.
“Terminar con el TLCAN no traería de vuelta empleos a Estados Unidos”, dijo Scott.