(CNN) – Las alucinantes esculturas de hielo en el festival anual de invierno de Harbin pueden haber puesto en el mapa a esta ciudad al norte de China. Pero este año es la nueva Casa de la Ópera de Harbin la que se está robando el show.
Desde las alturas, el lugar flamante y blanco de 79.000 metros cuadrados se ve como una extensión de los humedales, las corrientes de agua y el terreno nevado de los alrededores.
En el interior, la vívida y hermosa Ópera de Harbin logra una estética Zen con paredes blancas contemporáneas, claraboyas atmosféricas y toneladas de madera.
Ma Yansong, principal fundador de la firma arquitectónica MAD con sede en Beijing, que diseñó la estructura, espera que el lugar inspire un enfoque más natural a la arquitectura en las ciudades densamente pobladas. Harbin es el hogar de 3,4 millones de personas.
“Hay un aspecto emocional de la arquitectura y el espacio urbano que le falta a la arquitectura moderna y la planificación urbana”, dice Ma.
Preparando la escena
La Casa de la Ópera de Harbin es la pieza central de la isla cultural de Harbin, un nuevo centro de artes cerca del río Songhua que incluirá el Centro de Recreación Laboral de Harbin y la Gran Plaza de Harbin.
“Quiero hacer que la estructura se mezcle en el horizonte para que se sienta como parte el terreno”, comenta Ma.
“Tomé este patrón del agua fluyendo de las orillas del río, y lo transformé en arquitectura moderna”.
Mientras en las ciudades chinas los puntos de referencia de los edificios modernos son a menudo altísimos e imponentes, MAD quería que su estructura blanca como la nieve tuviera una estética relajan.
“Usamos la forma del edificio para crear un espacio al aire libre donde la gente sienta que puede estar cómoda y desee quedarse”, indica Ma. “Quería que la gente pudiera escalar el edificio como una montaña”.
Una escalera en espiral alrededor del exterior conduce a una plataforma de observación, lo que le permite a los visitantes explorar cada rincón de la casa de la ópera.
“Es algo más que un punto de referencia típica que sólo se puede ver,” indica Ma.
Una ópera no tiene que estar en sesión para que la visiten. El edificio está siempre abierto al público, y cuenta con un pabellón al aire libre para actuaciones, bodas y comidas campestres.
“Es arte que la gente puede ver, entrar y usar”, dice Ma. “Creo que allí es a donde quiero llevar la arquitectura. Más allá de la funcionalidad -la forma, el espacio y la luz - quiero crear una atmósfera”.
Prueba de su éxito, tal vez, son las decenas de parejas chinas que acuden al lugar para tomar sus fotos de boda.
El espectáculo debe continuar
Con esa sutil y llamativa fachada, uno podría suponer que las salas de ópera desempeñan un papel secundario.
Pero el diseño inspirado en la naturaleza de MAD continúa en el interior de los dos teatros.
Aparentemente tallada en madera de fresno de Manchuria, el Gran Teatro con capacidad para 1.600 invitados se siente suntuoso y cálido.
De no ser por las claraboyas, sentarse aquí podría sentirse como si vieras la ópera desde el interior de la barriga de un árbol.
La naturaleza también es parte de la representación en la segunda sala, más íntima. Este lugar para 400 invitados cuenta con una pared de ventanas a prueba de sonido que muestra un telón de fondo panorámico.
“La conexión entre el interior y el paisaje exterior es muy importante para mí”, explica Ma.
“Me gusta cuando uno se sienta allí y ves la luz natural que entra, y los muros de concreto se convierten en ondas naturales como agua que fluye desde el exterior”.
En otra parte del edificio, hay escaleras anchas de madera a través de la ópera, mientras que la luz que penetra por las claraboyas rebota en las paredes blancas brillantes.
Diseñando para el futuro
Ma predice que la naturaleza va a jugar un papel más importante en el futuro de la planificación urbana, más allá de los humedales de Harbin.
“Nos encontramos en un punto de inflexión. Todavía tenemos gran cantidad de personas haciendo arquitectura moderna muy clásica que se construye para ser eficiente. Una gran cantidad de líneas rectas, ángulos de 90 grados, las cajas que normalmente vemos en la ciudad”, añade Ma.
“A medida que los edificios son más altos y las ciudades más densas, los diseñadores necesitan infundir un sentido de comunidad y naturaleza en su arquitectura”.
“Los seres humanos se sienten tan perdidos en estas estructuras a gran escala”.
Cuando se planifiquen las ciudades, Ma piensa que es hora de empezar a hablar de la conexión emocional entre los seres humanos y la naturaleza.
“Los típicos desarrollos urbanos modernos se ven iguales en todas partes. Son hechos a enorme escala, no tienen suficiente espacio público”, explica Ma. “No están diseñados para la comunidad”.
“(Creo que deberíamos) presentar un paisaje bello, para que la gente siempre pueda mirar en una dirección e imaginar algo más allá del contexto de alta densidad urbano moderno”.