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El emotivo adiós del hospital a los siameses separados
02:36 - Fuente: CNN

(CNN) – Jadon y Anias McDonald, los gemelos siameses que nacieron unidos por la cabeza y cuya cirugía de separación conmovió a millones de personas en todo el mundo,  fueron colocados suavemente en una pequeña carretilla roja.

Estaban acostados uno junto al otro: Anias con un overol azul y Jadon con uno gris. Llevaban cascos blancos hechos a medida, pero no se veían tubos, ni vías intravenosas o monitores, elementos que han sido indispensables para su supervivencia desde que los operaron.

Afuera de la habitación, unos 30 doctores, enfermeras y personal del Hospital Infantil de Montefiore hacían fila en el pasillo, donde pusieron una alfombra roja.

Era el momento de decir adiós.

Entre los que los aguardaban estaba el neurocirujano líder, el doctor James Goodrich, y el cirujano plástico doctor Oren Tepper, ambos con sonajeros en las manos listos para celebrar. Otros tenían pompones y pequeños tambores que hacían sonar mientras los niños avanzaban por el pasillo dentro de la carretilla roja en la unidad de cuidados intensivos pediátricos en el décimo piso del hospital.

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El personal médico colgó un letrero en una de las paredes del pasillo que decía: “¡Muy bien! ¡Lo lograron! Estamos muy orgullosos de ustedes”.

Sentado al frente del pequeño vehículo rojo iba el hermano de tres años de los niños: Anza.

El padre, Christian McDonald, tiraba de la carretilla mientras la madre, Nicole, caminaba junto a ellos. Ambos padres se detuvieron a abrazar a casi todo el que le salía al paso para saludarlos.

El alegre momento contrasta con la llegada de los gemelos al hospital el 18 de febrero. Aquel día, los niños volaron en un avión privado a Nueva York desde Illinois. En pleno vuelo, Anias dejó de respirar y se puso azul. Nicole, una terapeuta física pediátrica, hizo lo que pudo para intentar que volviera a respirar, preocupada por si a Jadon le pasaba lo mismo.

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“Fueron 10 minutos en los que Anias perdía y recobraba la consciencia”, recuerda la madre.

Llegaron apresurados a urgencias donde al bebé le diagnosticaron un severo cuadro de gripe.

Ahora, la misma familia que llegó corriendo y preocupada se despide en medio de júbilo.

Los gemelos deberán ir al Hospital de Niños de Blythedale, un lugar especializado a las afueras de Nueva York, donde deberán someterse durante meses a terapias de rehabilitación física, ocupacional y de habla.

“Es el paso más emocionante para mí porque quiero ver lo que pueden hacer”, le dijo Nicole al doctor Sanjay Gupta, de CNN, instantes antes de salir de la habitación con sus dos hijos por primera vez. “Todos sabemos que no es un hasta siempre, sino un hasta luego”, añade.

El padre dijo estar emocionado, pase lo que pase ahora. “De ahora en adelante ya vamos a poder estar juntos como una familia”.

Esta despedida ocurre a los dos meses de la operación de 27 horas que separó a los niños, un momento que el padre describe como “la oportunidad de llevar una vida normal”. También es una de las recuperaciones más rápidas de este tipo de procedimientos en la historia médica.

Goodrich, quien antes de ir a despedirse estaba operando a un bebé de 9 meses que necesitaba reconstrucción en su cráneo y rostro, dijo que extrañará a los gemelos.

“¿Que si estoy feliz de verlos irse? No, pero es el momento de seguir adelante, el momento de la siguiente etapa”, añade.

“Son muy tiernos”

El día anterior, Jadon y Anias hicieron un viaje similar en la misma carretilla. Era la primera vez que salían de la habitación para algo que no estuviera relacionado con cuestiones médicas: una fiesta.

La pequeña carretilla roja tiene un significado especial para los padres; como los gemelos nacieron unidos por la cabeza, ese vehículo era la única forma en la que podían transportar a los gemelos. A medida que fueron creciendo, la carretilla se quedó pequeña.

Mientras hacían su recorrido este martes, los gemelos miraban a su madre y se agarraban de las manos. La cabeza de Jadon podía verse completamente y sin vendajes. Anias, quien sufrió varias infecciones tras la cirugía, llevaba un gorrito color turquesa.

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Tras un breve recorrido en ascensor hasta el segundo piso, los gemelos llegaron a la sala de banquetes del hospital.

Allí estaban esperándolos más de 20 personas, desde doctores y enfermeras hasta el equipo de cirujanos que participó en la operación. Hubo lágrimas y abrazos, sonrisas y momentos de alegría.

Y fotos, muchas fotos.

Goodrich, el líder mundial en cirugías complejas en el cráneo y principal cirujano de los niños, borró todo lo que tenía en su iPhone y empezó a tomar fotos para recordar el momento.

“Es un día muy emotivo, debo decirlo”, declaró Goodrich, que regaló a los gemelos unas galletas caseras y otros dulces.

Otro de los invitados era Martin O’Malley, un residente del Bronx que vive frente a los McDonald y quien ayudó a recaudar fondos para la familia.

“Es increíble, increíble, increíble”, dijo el hombre de 83 años, cuya hermana melliza murió al nacer. “Es difícil imaginar que hace dos meses estaban unidos. Estoy feliz por esta familia”.

La doctora Carrie Stern, cirujana plástica residente que participó en la operación, miró a los niños y susurró: “Son tan tiernos. Es increíble haberlos visto en todo el proceso”.