(CNN) – Los historiadores saben desde hace tiempo que los soldados nazis consumían drogas, ¿pero qué fue lo que esas drogas hicieron realmente en sus cuerpos y en sus cerebros?
Durante la Segunda Guerra Mundial, médicos alemanes prescribieron una droga llamada Pervitin (metanfetamina) cuando las tropas se sentían cansadas o deprimidas y buscaban potenciar su energía, según una investigación.
El líder nazi Adolf Hitler inhalaba cocaína en polvo para tratar problemas de sinusitis, como lo sugieren documentos históricos de sus expedientes médicos.
Sin embargo, “no sabemos cuán amplio fue el consumo de metanfetaminas durante el Tercer Reich en un sentido cuantitativo exacto: hay indicios, pero dudo de las sugerencias de algunos en el sentido de que toda la máquina de guerra fue alimentada por esas drogas. Así no es como funcionan esas drogas”, aseguró Stephen Snelders, un historiador de la Universidad de Utrecht en Holanda, quien ha estudiado la historia de las drogas en la Alemania nazi.
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“Creo que las drogas fueron pragmáticamente usadas y administradas por médicos (militares) y por soldados y consumidores civiles, pero la evidencia sigue siendo escasa durante casi toda la guerra”, añadió.
Ahora, las metanfetaminas, la cocaína e incluso los opiáceos han sido asociados con los soldados alemanes en un nuevo libro del autor alemán Norman Ohler llamado Blitzed: Drugs in the Third Reich (Bombardeo: Drogas en el Tercer Reich), que se espera sea publicado en marzo en Estados Unidos, pero del que ya se han conocido extractos en otras partes del mundo, incluyendo el Reino Unido.
“La obra de Norman Ohler describe la extendida cultura de la droga que aparentemente se desarrolló en la Alemania del Tercer Reich”, escribió Paul Weindling, investigador y profesor de Oxford Brookes University, en un artículo publicado en la revista Nature en octubre pasado.
“Los oficiales nazis tomaban drogas de alto rendimiento como clorhidrato de metanfetamina (también conocida como metanfetamina de cristal) y cocaína. Las unidades militares alemanas y los aviadores fueron medicados con la patente de una metanfetamina llamada Pervitin (fabricada en Alemania desde 1937) para mejorar la eficiencia operativa. Y drogas como el Pervitin y los estimulantes metabólicos fueron probados en estudiantes, reclutas militares y, finalmente, en campos de concentración”, afirmó Weindling. “Las dudas persisten, sin embargo, sobre los datos exactos de cómo fueron probadas esas drogas, cómo fueron prescritas, distribuidas y usadas”.
Aunque “afectan los mismos sistemas de maneras ligeramente diferentes, las metanfetaminas y la cocaína estimulan la liberación de dos neurotransmisores fundamentales en el cerebro (dopamina y serotonina), que les dan a los usuarios una sensación de energía y euforia”, aseguró Kristen Keefe, profesora de farmacología y toxicología de la Universidad de Utah.
Los opiáceos, que también fueron mencionados en el libro, habrían proporcionado un alivio del dolor y alguna sensación de euforia y relajación, según Keefe. “Si tienes soldados afuera, en el campo de batalla, no quieres que sientan dolor. Lo malo, obviamente, es que los opiáceos pueden matarte fácilmente si tomas una sobredosis”.
En Estados Unidos la metanfetamina está clasificada como una droga de Inventario II, lo que significa que tiene un alto potencial de abuso y que solo está disponible a través de una prescripción médica que no puede ser utilizada más de una vez. La cocaína y los opiáceos también están clasificados como drogas de Inventario II.
Sin embargo, esas drogas —especialmente algunos tipos de anfetaminas— han sido ampliamente utilizadas en los enfrentamientos militares, aseguró Keefe.
Durante la Segunda Guerra Mundial los gobiernos de Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y Japón le daban a su personal militar metanfetaminas para mejorar la resistencia y la atención y para prevenir la fatiga, según el proyecto Educación sobre metanfetaminas y otras drogas ilícitas, de la Universidad de Arizona.
Más recientemente, funcionarios de Estados Unidos dijeron el año pasado que algunos combatientes yihadistas en Siria estarían consumiendo la droga Captagon, una anfetamina en píldora que puede aumentar la energía y la euforia.
En el 2002, dos pilotos de combate estadounidenses lanzaron por accidente una bomba que mató a cuatro soldados canadienses en el sur de Afganistán. El abogado de uno de los pilotos argumentó que la Fuerza Aérea presionó a los pilotos a tomar anfetaminas, también conocidas como “go pills”, y que eso afectó su juicio.
El argumento del abogado fue rechazado en una audiencia, según Keefe. “Los pilotos usaban dexedrina o dextroanfetamina como ‘go pills’ para mantenerse despiertos y alerta”, dijo Keefe. “Históricamente, se han usado en pilotos y tropas militares para proveer un aumento de la energía y la habilidad de permanecer despierto. Así que no se trata de algo nazi, por mucho que lo deseemos”.