(CNN Español) – Carlos Bonilla es un activista político, opositor al gobierno de Daniel Ortega. En febrero pasado, mientras se encontraba en un barrio de Managua y se disponía a presentar las encuestas de percepción de la población sobre la gestión de la autoridad electoral como parte de las actividades del Movimiento Democrático Nicaragüense, un grupo de hombres le atacó a él y a su esposa provocándole heridas que casi le ocasionan la muerte.
“Lo que recuerdo primero es un tubazo en la cabeza, y posteriormente dos puñaladas, una que casi perfora mi hígado y otra que colapsa mi pulmón derecho. Los hombre solo decían mátalo, mátalo”, dice Bonilla.
Su esposa Gaby García dice que es algo que nunca va a olvidar.
“Cuando ves en las escenas de otros casos, te imaginas en el momento de terror que viviste, es algo que no se lo deseo a nadie”, afirma García.
Bonilla dice que esta fue una manera de callarle. Puso una denuncia ante la policía, pero asegura que nunca le dieron respuesta. Posteriormente la Comisión Interamericana de Derechos Humanos solicitó medidas cautelares para él, pero el Gobierno no dio respuesta.
“A mí el Estado de Nicaragua, el gobierno de Nicaragua me mandó a matar, porque en el país no existe la libertad de expresión, no existe la libertad de prensa”, asegura Bonilla.
El Gobierno nunca se ha pronunciado ante las acusaciones de Bonilla, ni la solicitud de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. CNN intentó comunicarse con la policía y el Gobierno para consultarles sobre este caso, pero hasta el momento no han contestado nuestra solicitud.
Bonilla y su esposa están entre el 55% de nicaragüenses que cree que hay muy poca libertad en su país para expresar las opiniones políticas y el 47% dice que hay poca libertad de prensa, esto según un reciente estudio del Barómetro de las Américas.
A juicio del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, en los últimos años se ha deteriorado la libertad de expresión en este país.
“La expresión está permanentemente cuestionada por la forma del modelo de Gobierno que se diseñó y está orientado a tener una sociedad basada en el miedo”, dice Gonzálo Carrión del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos.
Sin embargo, el Gobierno con frecuencia recuerda que trabaja por un país en paz y libertad. “Refleja una nueva cultura política que prioriza la paz y que prioriza y promueve el respeto entre todos, y el bien de todos”, asegura la vicepresidenta electa Rosario Murillo.
Contradictoriamente a estos resultados, este estudio que se realiza en 29 países, también dice que el 62% de los nicaragüenses están sastisfechos con el funcionamiento de la democaracia en el país.