El teléfono de Hitler, que originalmente era negro, fue pintado de rojo y su nombre fue grabado junto con una esvástica.

Londres (CNN) – El teléfono de Adolfo Hitler, que fue recuperado de su búnker y conservado dentro de una caja en una casa de campo inglesa desde 1945, será subastado en Estados Unidos a finales de este mes.

El teléfono de Hitler, que originalmente era negro, fue pintado de rojo y su nombre fue grabado junto con una esvástica.

El teléfono le fue entregado a Hitler por la Fuerza de Defensa (Wehrmacht, en alemán) y el líder nazi lo usaba para dar la mayoría de sus órdenes durante los últimos años de la Segunda Guerra Mundial, según la descripción que aparece en el catálogo de la casa de subastas Alexander Historical Auctions, ubicada en Maryland.

Fabricado por Siemens como un teléfono de baquelita negro, posteriormente fue pintado de rojo y se le hizo un grabado con el nombre de Hitler y una esvástica, añade el catálogo.

La compañía de subastas se refiere al teléfono como “el dispositivo móvil de Hitler para la destrucción” y lo denomina “posiblemente el ‘arma’ más destructiva de todos los tiempos, que ordenó la muerte de millones de personas en todo el mundo”.

El oficial británico Ralph Rayner recuperó el teléfono del búnker de Hitler, durante una visita a Berlín que le fue encomendada por el mariscal de campo, Bernard Montgomery, apenas unos pocos días después de que terminara la guerra. Así lo registra la cuenta personal de Reyner y los documentos de traslado de ese momento, indica la casa de subastas.

El hijo de Ralph Rayner, Ranulf, de 82 años, heredó el teléfono tras la muerte de su padre en 1977. “Mi papá no lo veía como una reliquia de los días gloriosos de Hitler, sino más bien como un recuerdo de su derrota, una especie de trofeo de guerra”, le explicó a CNN. “Él nunca pensó que (el teléfono) se podría convertir en un objeto importante”, añadió.

El nombre de Hitler está grabado en la parte posterior del teléfono, junto con un águila y una esvástica.

Ralph Rayner fue enviado a la destrozada capital alemana para establecer contacto con las fuerzas rusas que habían ocupado la ciudad. Probablemente fue el primer vencedor no soviético que entró al búnker de Hitler.

“Él aún podía sentir el olor a carne quemada”, aseguró Ranulf Rayner, mientras recordaba la descripción que hizo su padre sobre el refugio subterráneo donde Hitler vivió sus últimos días. En sus palabras, era un “terrible hueco infernal”.

A Rayner primero le ofrecieron el teléfono negro que encontraron en el cuarto de Eva Braun, la esposa de Hitler, pero él decidió escoger el rojo que estaba junto a la cama del líder nazi. “Les dijo a los rusos que el rojo era su color favorito”, relató su hijo, “uno que los rusos también preferían”, añadió.

En una carta dirigida a su esposa Elizabeth, el 18 de mayo de 1945, Ralph Rayner escribió el “absoluto horror” del que fue testigo en Berlín, pero no mencionó el excepcional souvenir que tenía en sus manos.

Si los soldados británicos eran descubiertos saqueando a los alemanes, explicó su hijo, debían enfrentar una corte marcial.

Ralph Rayner regresó a Devon, al oeste de Inglaterra, con el teléfono y una porcelana en forma de un perro pastor alemán, que también sacó del búnker, escondidos en su maleta.

La figura, hecha por esclavos trabajadores en el centro de concentración de Dachau y probablemente presentada a Hilter por Heinrich Himmler –el jefe de la SS y arquitecto del plan para exterminar a los judíos conocido como Solución Final–, también será subastada.

Ralph Rayner también recuperó una porcelana en forma de un perro de raza pastor alemán hecha por esclavos en el campo de concentración de Dachau.

“Es una cosa bastante desagradable, tan siniestra como el teléfono”, comentó Ranulf Rayner.

Él espera que estos objetos sean adquiridos por un museo, en vez de un coleccionista privado. “No quiero que vuelvan a ser escondidos”, explicó. “Quiero que le recuerden al mundo los horrores de la guerra”, insistió.

La casa de subastas calcula que el teléfono puede ser vendido entre 200.000 y 300.000 dólares y la porcelana entre 25.000 y 35.000 dólares.