(CNN) – Un jurado estatal de Nueva York declaró culpable este martes a Pedro Hernández, exempleado de una bodega, de secuestrar y matar al pequeño de seis años Etan Patz, cuya desaparición en 1979 provocó una época de fuerte conciencia de los crímenes contra niños, según explicó la Oficina de la Fiscalía de Manhattan.
Esta condena puso fin a lo que el fiscal de ese distrito, Cyrus Vances Jr., catalogó como uno de los crímenes “más antiguos y dolorosos sin resolver” de la ciudad de Nueva York.
“La familia Patz ha esperado mucho tiempo, pero finalmente hemos encontrado algo de justicia para nuestro pequeño y maravilloso niño Etan”, sostuvo el padre de la víctima, Stanley.
Patz desapareció el 25 de mayo de 1979 cuando caminaba hacia una parada de bus escolar. Durante su búsqueda se incluyó la estrategia de publicar de su foto en las cajas de leches. Fue la primera vez que este método se usó para ayudar a localizar a niños perdidos.
Hernández, quien hoy tiene 56 años, fue condenado después de que el jurado deliberara por nueve días. Enfrenta la pena máxima que va desde 25 años de prisión hasta cadena perpetua: el monto de la sentencia se conocerá a finales de este mes.
Hernández ya había confesado el crimen y había sido enjuiciado previamente por los mismos cargos en 2015, pero la condena no se le impuso porque uno de los jurados opuso resistencia y llevó a que el juez declarara el proceso nulo. Sin embargo, esta vez los fiscales convencieron al jurado de Manhattan que Hernández atrajo Patz al sótano de la bodega –ubicada en la esquina de las calles West Broadway y Prince Street– con la promesa de darle una gaseosa.
En el sótano, afirmaron los fiscales, Hernández estranguló al niño hasta la muerte y después metió su cuerpo en una bolsa plástica de basura que ocultó dentro de una caja de cartón.
Finalmente, Hernández dejó la caja junto a la basura en un callejón ubicado a más de una cuadra de distancia.
El abogado de la defensa, Harvey Fishbein, quien no estuvo inmediatamente disponible para hacer comentarios este martes, ha mantenido durante mucho tiempo que su cliente tiene un “coeficiente intelectual cercano al rango de retraso mental ligero”, lo que, según él, lo hizo susceptible a una falsa confesión.
“Hay una gran posibilidad de que haya un tercer juicio”, afirmó Fishbein, de acuerdo a lo que reportó la afiliada de CNN WABC.
Hernández confesó el crimen ante la Policía, tras siete horas y media de interrogatorio. Sin embargo, sus abogados señalaron que él inventó la responsabilidad del crimen debido a su enfermedad mental. El hombre, que en el momento de los hechos tenía 19 años, ha sido diagnosticado con trastorno de personalidad esquizotípico, una de las condiciones que informalmente son catalogadas como desórdenes “excéntricos” de la personalidad.
Frente a esta situación, el miembro del jurado Mike Castellon explicó que se consideró “que él sí tiene esa enfermedad. Pero eso no lo hizo delirante. Creemos que él podía distinguir entre el bien y el mal, entre la fantasía y la realidad”.
El caso de Etan despertó la conciencia sobre estos crímenes
Los restos de Etan nunca fueron recuperados.
Y, desde que su pequeño hijo desapareció, la familia Patz ha luchado por mantener vivo el caso y por crear conciencia sobre los niños desaparecidos en Estados Unidos.
“El secuestro… despertó al país sobre el secuestro de niños y ayudó a cambiar la manera en que las autoridades judiciales y la Policía investiga estos crímenes”, sostuvo el director ejecutivo y presidente del Centro Nacional para los Niños Desaparecidos y Explotados, John F. Clark. Y añadió que “los niños de estadounidenses están más seguros por Etan y otros pequeños, cuyos secuestros y asesinatos suscitaron un movimiento nacional”.
El número de niños secuestrados y asesinados se ha mantenido estable –siempre ha sido una cifra relativamente pequeña–, pero la conciencia de los casos se ha disparado, dijeron expertos.
Laura Ly contribuyó a este informe.