Nota del editor: Paul Callan es analista legal de CNN, exfiscal de homicidios de Nueva York y actualmente es abogado en la firma de abogados Edelman & Edelman PC de Nueva York, enfocándose en casos de encarcelamientos injustos y de derechos civiles. Síguelo en la cuenta de Twitter @paulcallan. Las opiniones expresadas aquí son de su propia responsabilidad.
(CNN) – Los historiadores podrán recordar algún día el 9 de mayo del 2017 como uno fatídico en la historia de Estados Unidos. Al despedir al director del FBI, James Comey, el cuadragésimo quinto presidente de Estados Unidos podría haber puesto en marcha una serie de eventos que podrían conducir a más controversia y potencialmente hasta su destitución menos de un año después de ser juramentado en el cargo.
El presidente Trump y el secretario de Justicia, Jeff Sessions, pusieron en marcha estos eventos enviando al muy respetado exfiscal general interino, Rod Rosenstein, para crear una justificación para despedir a Comey.
En un memorándum de tres páginas, lo mejor que Rosenstein podía hacer era invocar lo que es ahora historia política antigua: la supuesta violación de Comey de las políticas del Departamento de Justicia en el manejo de la investigación por los correos electrónicos de Hillary Clinton. Las supuestas transgresiones relacionadas con esta investigación ocurrieron meses antes de la posesión de Trump.
Por supuesto, todo esto fue ampliamente conocido y públicamente discutido mucho antes de que Trump tomara la decisión de mantener a Comey en la posición de director del FBI.
El director del FBI obviamente fue despedido ayer por algo más que ser demasiado amable con Hillary Clinton al ignorar las regulaciones del Departamento de Justicia.
Una serie de respuestas que Comey dio cuando el senador demócrata por Connecticut, Richard Blumenthal, durante una audiencia de la Comisión Judicial del Senado el pasado 3 de mayo, sugiere la verdadera razón del impactante despido del director.
SENADOR RICHARD BLUMENTHAL: Gracias, director Comey, por estar aquí, y gracias a ustedes y a los hombres y mujeres que trabajan con ustedes en el FBI por su extraordinario servicio hacia nuestro país, gran parte de él no apreciado como ustedes lo han escrito tan poderosamente en su declaración de apertura. Usted ha confirmado, creo, que el FBI está investigando posibles vínculos entre los asociados de Trump y la interferencia rusa en la campaña del 2016, ¿correcto?
COMEY: Sí.
BLUMENTHAL: ¿Y usted no ha descartado, hasta donde conozco, a nadie en la campaña de Trump como potencialmente objetivo de esa investigación criminal. ¿Es así?
COMEY: Bueno, no he dicho nada públicamente sobre quiénes hemos abierto las investigaciones, he informado sobre los cargos y la clasificación de esas personas. Y por lo tanto no puedo, no puedo ir más allá de eso en este entorno.
BLUMENTHAL: ¿Ha descartado a alguien de la campaña cuyo nombre se pueda revelar?
COMEY: No me siento cómodo respondiendo eso, senador, porque creo que me pone en una posición difícil el hablar de alguien a quién estamos investigando.
BLUMENTHAL: ¿Ha descartado, usted, al presidente de Estados Unidos?
COMEY: Yo no… no quiero que la gente interprete en exceso esta respuesta, no voy a comentar sobre nadie en particular, porque eso me pone en una posición difícil. Porque si digo que no a eso entonces tengo que responder a las siguientes preguntas. Lo que hemos hecho es informar los cargos y la clasificación de aquellos en Estados Unidos a quienes les hemos abierto investigaciones. Y eso es lo más lejos que podemos ir en este momento.
BLUMENTHAL: Pero como exfiscal, usted sabe que cuando hay una investigación sobre varios individuos potencialmente culpables, la evidencia de estos y la investigación puede llevar a investigar a otros, ¿correcto?
COMEY: Correcto. Siempre hemos tenido la mente abierta, y seguiremos las pruebas hasta donde quiera que estas nos lleven.
BLUMENTHAL: Así que, potencialmente, el presidente de Estados Unidos podría ser un objetivo de su investigación en curso sobre la compenetración de la campaña Trump con la interferencia de Rusia en nuestras elecciones, ¿correcto?
COMEY: Me preocupa que… no quiero responder a algo que… que.. parezca una especulación injusta. Seguiremos las pruebas, intentaremos encontrar todo lo que podamos y veremos hasta dónde nos llevan.
Ésta no era obviamente la respuesta que el presidente esperaba oír de su director del FBI en el momento en el que testificara bajo juramento ante el Congreso y el pueblo estadounidense. El presidente Trump, sin duda, esperaba que su director dijera con la mayor claridad y sinceridad: “El presidente no está bajo investigación”.
Comey se negó a usar estas palabras, pero está claro por el extraño lenguaje en la carta de despido de Trump que el presidente quería que Comey las dijera. “Aunque aprecio mucho que usted me haya informado, en tres ocasiones distintas, que no estoy bajo investigación, estoy de acuerdo con la afirmación del Departamento de Justicia, según la cual usted no puede dirigir efectivamente la agencia”.
¿Por qué el presidente pone esta frase? Lo hizo porque la verdadera razón por la que Comey estaba siendo despedido era por su flagrante violación del principio ‘trumpiano’ de lealtad absoluta e incuestionable. Al rehusarse a negar inequívocamente incluso la posibilidad de que Trump estaba siendo investigado, Comey demostró que no se podía confiar en él en los tiempos difíciles que se vienen por delante.
Trump podría haber removido a Comey del cargo al comienzo de su mandato presidencial, pero hizo un juicio calculado de que este le debía al presidente el favor sustancial de permitirle permanecer en el cargo. Después de todo, los comentarios públicos del director sobre la pendiente investigación de los correos electrónicos de Hillary Clinton habían violado claramente la tradicional política del Departamento de Justicia de no hacer comentarios, particularmente durante campañas electorales. Estos comentarios justificaron el despido de Comey incluso antes de que Trump fuera juramentado. Comey también era un poco como un tiro al aire, pero generalmente se creía que era escrupulosamente honesto.
Al mantener a Comey en su cargo, qué mejor tarjeta podría tener Trump que un favor adeudado por el director del FBI, como el hecho de que los investigadores lo hayan exculpado en lo relacionado al asalto cibernético ruso de las elecciones presidenciales del 2016.
Todo esto pone a Trump en la primera milla del camino de Richard Nixon hacia la destitución. Tuvieron que pasar casi dos términos completos en el cargo antes de que se detectara el abuso de poder de Nixon, una mano calificada y experta en manipular las palancas del poder, y fuera procesado eficazmente.
La torpe manipulación de Trump de las mismas palancas ha resultado en su propia versión de la Masacre de la Noche del Sábado (como se conoce al despido de Archibald Cox como director del FBI por parte de Nixon, el 20 de octubre de 1973) después de menos de cinco meses en el cargo.
La opinión pública obligará al nombramiento de un fiscal especial y la conversación sobre la posible destitución puede seguir pronto. El sonido más dulce que muchos republicanos podrían esperar escuchar sería el del vicepresidente Mike Pence tomando el juramento presidencial.
Siempre es el encubrimiento el que destruye a quienes abusan del poder de sus altos cargos y de la confianza del pueblo estadounidense. La nación entrará en un duro camino en los próximos meses.