(CNN) – El presidente de Estados Unidos Donald Trump aseguró este jueves que no tiene ninguna grabación de sus conversaciones con el hoy exdirector del FBI James Comey, lo que terminó con semanas de especulación que él mismo había impulsado.
“Con todos los reportes recientes de vigilancia electrónica, interceptaciones, desenmascaramiento y filtraciones ilegales de información, no tengo idea de si hay cintas o grabaciones de mis conversaciones con James Comey, pero yo no las hice y no las tengo”, escribió Trump en unos mensajes enviados a través de su cuenta de Twitter.
Estas declaraciones ponen fin a la especulación sobre si el Presidente grabó las conversaciones en la Oficina Oval. Comey, a quien Trump despidió en mayo pasado, dijo que esperaba que hubiera grabaciones de las charlas que sostuvieron.
El pasado 12 de mayo, Trump escribió en Twitter, en respuesta a un informe de The New York Times sobre una cena entre él y Comey, que el exdirector del FBI “debe esperar mejor que no haya ‘cintas’ de las conversaciones, antes que comience a filtrar a la prensa”.
Durante semanas, Trump y sus principales asesores evadieron el tema de que existan grabaciones de la Casa Blanca, comparando su posible existencia con un concurso.
Pero el tuit tuvo serias repercusiones para el Presidente: el despedido director del FBI testificó a principios de junio ante el Senado y dijo que el mensaje de Trump lo obligó a filtrar a la prensa el explosivo contenido de un memorando interno, a través de un profesor de la Universidad de Columbia.
Por varias semanas, funcionarios de la Casa Blanca no pudieron confirmar la existencia de un dispositivo de grabación. Y a principios de este mes, Trump dijo que los reporteros se disgustarían con la respuesta.
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El sistema de grabación más infame de la Casa Blanca existió durante el mandato del presidente Richard Nixon. Las cintas, producidas entre 1971 y 1973, ayudaron a condenar al Gobierno y forzaron la renuncia del Presidente, tras el escándalo del Watergate.
Las cintas –y el hueco de 18 minutos que había entre las grabaciones–, también impulsaron la aprobación de la Ley de Preservación de Grabaciones y Materiales Presidenciales de 1974, que obliga a que grabaciones presidenciales como las de Nixon sean conservadas.