(CNN) – Se ha vuelto un hecho predecible. Cada vez que ocurre un tiroteo masivo hay un llamado para volver más estrictas las leyes de control de armas y luego el negocio sigue como de costumbre.
A continuación echamos un vistazo a cómo respondieron países como Australia y Reino Unido, donde las muertes por armas de fuego son notablemente más bajas que en Estados Unidos, después de tiroteos masivos.
Gran Bretaña
Gran Bretaña tiene algunas de las leyes de posesión de armas más estrictas del mundo y es raro ver civiles con sus propias armas.
El punto de quiebre para el país llegó en 1996, cuando Thomas Hamilton, de 43 años, usó armas de mano legalmente obtenidas para matar a 16 niños de entre 5 y 6 años, así como a una profesora, antes de suicidarse.
La masacre en Dunblane, Escocia, provocó una indignación generalizada y un aumento en el apoyo público para prohibir las armas de mano.
“Hubo un giro en la corriente de la opinión pública y hubo una repugnancia contra las armas”, dijo Gill Marshall Andrews, jefe de la Red de Control de Armas (GCN), que fue establecida después del tiroteo y que encabezó la campaña.
“Nos inundaron con tantas ofertas para ayudar. No teníamos dinero en ese momento, pero ni siquiera era necesario. Todo el mundo quería ayudar”, le dijo a CNN.
La GCN trabajó de cerca con la Snowdrop Campaign, que surgió en Escocia después el tiroteo y recolectó 750.000 firmas para una petición para prohibir la propiedad de armas privadas.
Pero la campaña tuvo también sus oponentes.
FOTOS | Los tiroteos más mortales de la historia de EE.UU.
El tiro era un deporte de rápido crecimiento en ese momento y Marshall Andrews dijo que ella y su equipo recibieron amenazas de muerte por la propuesta.
Gran Bretaña llevó a cabo una investigación pública sobre el tiroteo, de la que salieron 28 recomendaciones para que reforzara la legislación sobre el control de armas, muchas de ellas centradas en el mejoramiento del sistema de licencias.
Pero el gobierno conservador fue un paso más allá y prohibió las armas de mano, con excepción de las armas de calibre .22. en Inglaterra, Escocia y Gales. El gobierno laborista que siguió prohibió las armas calibre .22.
Armas más poderosas ya habían sido prohibidas después de un tiroteo masivo en el sur de Inglaterra en Hungerford en 1987. En ese tiroteo Michael Ryan, de 27 años, mató a 16 personas y a él mismo, en un alboroto que duró horas.
El hombre estaba armado con una pistola, una granada de mano y un rifle automático.
Después de ambos tiroteos el gobierno hizo un llamado a una amnistía, compensando a los a los propietarios por sus armas. Después de la masacre de Dunblane, más de 162.000 pistolas fueron entregadas.
Sólo ha habido un tiroteo masivo en el país desde que las leyes fueron endurecidas. Derrick Bird mató a 12 personas en el norte de Inglaterra, en Whitehaven, en 2010.
Australia
Australia tuvo un caso similar, también en 1996, cuando Martin Bryant disparó indiscriminadamente en Tasmania y mató a 35 personas con un rifle semiautomático.
La masacre empezó en una histórica prisión en Port Arthur —Gran Bretaña alguna vez tenía a sus más violentos criminales cuando el país era una colonia penal— y continuó hasta que Bryant huyó.
El hombre, que en ese momento tenía 28 años, fue capturado vivo después de un enfrentamiento de 18 horas con la policía y fue condenado a 35 cadenas perpetuas sin libertad condicional.
Una campaña de control de armas ya estaba en marcha en Australia, pero el tiroteo generó la oportunidad política para poner leyes de control de armas en marcha, dicen los activistas.
Australia, que en ese momento tenía una población de menos de 20 millones de habitantes, ya había sido testigo de tiroteos con rifles semiautomáticos.
“Hubo una serie de pequeñas masacres que habían ocurrido en la década pasada, y las personas se habían enojado cada vez más”, dijo Simon Chapman, un prominente activista que fue miembro de la Coalición para el Control de Armas hace 21 años.
“Los gobiernos estatales habían sido realmente débiles en sus respuestas”, le dijo Chapman a CNN.
“Fue fortuito que hubiéramos tenido un político al inicio de su periodo, pues puedes hacer cosas más radicales en el principio que lo que puedes hacer al final”, dijo él.
Chapman se refiere al primer ministro de Australia John Howard, el líder conservador que tenía seis semanas en su cargo cuando ocurrió la masacre de Port Arthur. Él lideró los esfuerzos contra las armas y los gobiernos estatales que se resistían a impulsar una amnistía federal de armas, en la que el gobierno compensó a los dueños de armas por las armas que entregaron.
Howard también supervisó los cambios en las leyes de armas que incluían largos antecedentes e inspecciones de identificación de posibles compradores de armas, y una prohibición de armas automáticas y semiautomáticas.