Nota del editor: Dina García es investigadora postdoctoral en el Programa T90 de Capacitación Institucional en Investigación de Salud Bucal del Colegio de Odontología en la Universidad de Iowa. Síguela en @epidg
(CNN Español) – Muchos de nosotros hemos escuchado a familiares, amistades, compañeros de trabajo, o vecinos hacer comentarios negativos sobre la apariencia de individuos que sufren de sobrepeso u obesidad. Quizás, en algún momento, nosotros mismos hemos sido partícipes de estas conversaciones, transformándolas inadvertidamente en algo que socialmente aceptable. Sin embargo, eso podría abrirle paso a la estigmatización de los más de 1.900 millones de adultos que, según la Organización Mundial de la Salud, viven con sobrepeso en el mundo.
¿Qué es el estigma relacionado al peso?
La doctora Margarita Terán-García, especialista de extensión de programas de salud para hispanosy profesora en la Universidad de Illinois-Urbana Champaign, define el estigma relacionado con el peso como un valor oculto en nuestra subconsciencia: ahí consideramos que una persona –por su sobrepeso– es diferente a nosotros y por ende no la aceptamos. Estas actitudes, creencias, y suposiciones negativas hacia las personas con sobrepeso se manifiestan socialmente a través de estereotipos que los definen como faltos de disciplina, holgazanes y con poco atractivo.
La estigmatización tiene consecuencias
La Coalición de Acción de Obesidad indica que la estigmatización relacionada al peso es ubicua y ocurre en la escuela, el trabajo, y en los ámbitos de atención médica. Estas experiencias de exclusión y marginalización plantean riesgos para la salud de individuos con sobrepeso, que incluyen:
- Psicológicos: depresión, ansiedad, baja autoestima, pobre imagen corporal
- Sociales: rechazo social por parte de los compañeros, baja calidad de relaciones
- Físicos: prácticas de control de peso no saludables, atracones de comida, evadir el ejercicio
Incluso, el estigma relacionado al peso también puede llegar a se internalizado por individuos con sobrepeso. Cuando eso ocurre, se convierte en una forma de autoestigma en la que el individuo con sobrepeso aplica contra sí mismo los estereotipos negativos basados en el peso y se culpa por su condición.
Recientemente, científicos de la Universidad de Connecticut realizaron un estudio en el que investigaron la frecuencia y severidad del estigma interiorizado en tres muestras de adultos en los Estados Unidos.
Según los resultados, publicados en la revista Obesity Journal, el 44% de adultos que participó mostró que sufría de un estigma internalizado. Entre quienes presentaron los altos niveles de esta estigmatización, el 84% reportó un historial de experiencias de estigma relacionadas con su peso, incluyendo la discriminación y tratamiento injusto. La forma de estigma más reportada fue el matoneo o bullying.
“Estamos atribuyendo a esa persona una victimización y ocasionando que esa persona internalice un daño emocional además del daño físico-biológico- que puede relacionarse la obesidad,” dijo la doctora Terán-García.
¿Será posible un futuro sin estigmatización?
Pablo Aschner reporta en su artículo Obesidad en Latinoamérica que para el año 2030, el sobrepeso y la obesidad afectarán al 50% de los hombres y al 60% de las mujeres en América Latina. Por eso, es importante tomar medidas inmediatas en contra del estigma relacionado al peso.
Un paso para abordar el tema es eliminar la creencia común de que estas condiciones son el resultado de factores controlables por el individuo, como el exceso de comida y la falta de ejercicio. Al contrario, la doctora Terán-García enfatiza que las causas de la obesidad incluyen diversas fuerzas biológicas, psicológicas y sociales que alteran el entorno para promover y reforzar la obesidad.
Parte de reconocer que la causa de la obesidad es multifactorial, es aceptar que se trata de una enfermedad crónica. En el 2017, la Federación Mundial de la Obesidad público un reporte en el que reconocea a la obesidad como una enfermedad crónica, posición que asumió la Organización Mundial de la Salud en 1997 y la Asociación Estadounidense de Medicina en el 2013.
“Cuando clasificamos la obesidad como una enfermedad, ya que tiene consecuencias en la biología y en la psicología del individuo, tenemos que informar a los profesionales de salud que tengan este concepto muy claro, que la obesidad es una enfermedad crónica y por lo tanto requiere un manejo crónico,” señaló la doctora Terán-García.
Es imperativo que los profesionales de salud tengan herramientas prácticas de tratamiento que incluyan estrategias para reducir el estigma y la discriminación relacionadas al peso. Hace poco la Academia Estadounidense de Pediatría, junto a la Sociedad de Obesidad, publicó una declaración de política en la que ofrece una guía para pediatras y profesionales de salud respecto a la estigmatización y sus consecuencias.
Mientras tanto, cada uno de nosotros puede ayudar a que el estigma relacionado al peso no sea aceptado en nuestra sociedad, comenzando con una cuidadosa autorreflexión acerca de nuestros propios prejuicios.
“Así como nos vacunamos contra las enfermedades, debemos de buscar una manera de vacunarnos contra el estigma de la obesidad,” dijo la doctora Terán-García. El primer paso consiste en distribuir esta información al público y a los profesionales de la salud.