(CNN) — Fue una pequeña entrevista para Neil Armstrong, pero una enorme exclusiva para un contador australiano.
En una situación fuera-de-este-mundo. Fue en 2012, cuando el primer hombre en pisar la superficie lunar se sentó con el contador público certificado (CPC), Alex Malley, de Australia, para narrar su histórico aterrizaje lunar en lo que fue una entrevista extremadamente extraña apenas meses antes de morir.
Este martes que se cumplen 50 años del lanzamiento de la misión que llevaría a Armstrong a la Luna, recordamos la entrevista.
Armstrong era el comandante de la misión de la NASA, Apollo 11, en la cual tres hombres aterrizaron en la Luna el 20 de julio de 1969. Armstrong y su compañero, el astronauta Buzz Aldrin, pasaron cerca de dos horas en la superficie lunar antes de regresar al módulo lunar Eagle.
El estadounidense, que en el momento de esta entrevista tenía 81 años, siempre fue renuente a hablar sobre el aterrizaje lunar y ha concedido muy pocas entrevistas en los últimos 40 años, así que ¿por qué elegir hablar con un contador de Australia?
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“Yo sé algo que mucha gente no sabe sobre Neil Armstrong: su padre era auditor”, dijo Malley, en la primera de cuatro partes de la entrevista con Armstrong que publicó en su sitio web.
Durante la entrevista de 45 minutos, el comandante Armstrong habló sobre su infancia en Ohio, la caminata por la Luna y lo que se siente dormir en una nave espacial.
Armstrong también recordó el momento cuando recibió la llamada y le preguntaron si él y su tripulación estaban listos para aterrizar en la Luna.
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“Los jefes me preguntaron ‘¿Crees que tu equipo y tú estén listos?’”, dijo Armstrong. “Dije que sería bueno si nos dieran un mes más, pero que estábamos en una carrera y teníamos que tomar la oportunidad cuando la tuviéramos. Así que tuve que decir ‘estamos listos, estamos listos para hacerlo’”.
“Pensé que teníamos un 90% de posibilidades de regresar a la Tierra a salvo, pero sólo un 50-50 de probabilidades de realizar un aterrizaje exitoso en el primer intento”.
Armstrong también narró esos angustiosos 12 minutos que duró el descenso a la Luna, que fue cuando se dio cuenta de que el piloto automático del módulo lunar Eagle estaba preparándose para aterrizar sobre la pendiente de un enorme cráter lunar.
“La computadora nos mostró en dónde pretendía aterrizar y realmente era un pésimo lugar, a un costado de un enorme cráter de unos 100-150 metros de diámetro con pendientes muy pronunciadas cubiertas de grandes rocas, realmente un pésimo lugar para aterrizar”, dijo.
Armstrong entonces tomó el control manual de la nave y logró aterrizarla como si fuera un helicóptero en una planicie con tan sólo 20 segundos de combustible restante. “Houston, aquí la base Tranquility. El Eagle ha aterrizado”, fueron las palabras que Armstrong le dijo a la base de control en Tierra.
En cuanto a la frase: “Es un pequeño paso para un hombre, y un gran salto para la Humanidad”, Armstrong dice que no pensó en esas inmortales palabras hasta después de que aterrizaron a salvo.
“Reconocimos que no habríamos estado ahí de no ser por nuestra competencia soviética; fue una competencia que hizo que ambos programas lograran lo que lograron. Colocamos medallas en ambos lados por aquellos colegas caídos, y fue un momento lleno de sentimiento”, dijo sobre los primeros momentos en la Luna, cuando Armstrong y Buzz Aldrin salieron del Eagle hacia la superficie lunar.
Armstrong se burla de las teorías de conspiración que dicen que el aterrizaje lunar de 1969 es falso, y le dijo al contador australiano Malley que “las 800,000 personas que fueron parte del equipo de la NASA no podrían haber guardado el secreto”.
“La gente adora las teorías de conspiración, pero fue algo que jamás me preocupó, porque sé que un día alguien volará de vuelta allá arriba y recogerá la cámara que dejé ahí”, dijo.
Con respecto a la dirección futura de los viajes espaciales, a Armstrong le preocupan los cortes al presupuesto de la NASA y dice que el programa espacial continúa siendo una fuente de motivación importante para los jóvenes estadounidenses.
“La NASA ha sido una de las fuentes de inversión pública más importantes para motivar a los estudiantes a lograr todo lo que esté en su capacidad, por lo que es triste que estemos dirigiendo el programa hacia un punto donde se ve reducida la motivación que brinda a los jóvenes”.
Neil Armstrong murió el 25 de agosto de 2012, 3 meses después de esta entrevista.