(CNN) – Los pequeños arroyos parecen ríos. Ríos como torrentes furiosos. Y calles de la ciudad y tramos de autopistas interestatales, salpicadas de botes de rescate, parecen cuerpos de agua de flujo libre.
Esa es la realidad en amplias franjas del este de Carolina del Norte en la acuosa estela del huracán Florence.
Mientras los pueblos y ciudades luchan para hacer frente a las casas y edificios inundados, los cortes de energía y los residentes atrapados, lo que queda de Florence se arrastra hacia el norte, arrojando fuertes lluvias mientras avanza hacia las montañas Apalaches del sur el lunes por la mañana.
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La tormenta ya causó la muerte de al menos 31 personas, atrapó a cientos de personas e hizo intransitables partes de Norte y Sur de Carolina, pero las autoridades dicen que la peor inundación está por llegar.
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