Nota del editor: Peggy Drexler es psicóloga investigadora y autora de “Our Fathers, Ourselves: Daughters, Fathers, and the Changing American Family” y de “Raising Boys Without Men”. Trabaja en un libro sobre las fallas del feminismo. Las opiniones expresadas en el artículo son propias de la autora.
(CNN) – En una publicación en Twitter el fundador y presidente ejecutivo de Amazon.com Jeff Bezos y su mujer, MacKenzie, anunciaron que se divorcian después de 25 años de matrimonio y un período de prueba separados. “Nos sentimos increíblemente afortunados de habernos encontrado el uno al otro y profundamente agradecidos por cada uno de estos años que hemos estado casados”, dice la declaración. “De haber sabido 25 años atrás que íbamos a separarnos, lo húbieramos hecho todo otra vez”.
El tono es notablemente civilizado y amistoso considerando que puede llegar a ser una de las experiencias más traumáticas en la vida. Y sin embargo todo apunta a la idea de que el divorcio amistoso está en aumento, al menos, en teoría. Una búsqueda en Google de “divorcio amistoso” [en inglés] entrega más de 6 millones de resultados, donde opinan todos desde la Asociación Psicológica Estadounidense hasta los abogados de divorcio. (Recientemente incluso escribí sobre la tendencia de la “terapia de separación” entre parejas que quieren separarse sin dramatismo.)
Cierto crédito por estas disoluciones cada vez más civilizadas puede asignarse al hecho de que vivimos en la era de la autoayuda y el autocuidado -se estima que el “desarrollo personal” es una actividad a la que se dedican US$9.900 millones- y la gente está buscando formas más auténticas o mejores de hacer todo. Los adultos mayores, los que se divorcian después de largos matrimonios, pueden provenir de familias donde hubo un divorcio, y podrían querer hacerlo de otro modo.
Y algo más: el divorcio es tan común que hay pocos tabúes a su alrededor, lo que hace que la gente, en especial en la era del “compartir” en los medios sociales, esté más dispuesta a hablar al respecto, y quizás, mejor predispuesta y capacitada para enfrentarlo con elegancia. Y si bien es poco probable que la gente siga el ejemplo de la actriz y emprendedora Gwyneth Paltrow, ciertamente es posible que su confianza en la frase “desacoplamiento consciente” para describir su separación del músico Chris Martin - que recibieron com gestos de exasperación– haya hecho que otros estén más abiertos y al tanto de la idea de un divorcio armonioso.
Abunda también el interés de la prensa sobre temas, como “The 10 Most Amicable Celebrity breakups of All Time” (Vogue) y los divorcios hollywoodenses en buenos términos “5 Hollywood Exes Who’ve Managed to Divorce Amicably” (Bravo). Estas celebridades pueden haberse unido después de la separación por el bien de sus hijos o por otras razones personales, pero al hacerlo sientan un ejemplo mostrando que es posible seguir siendo una familia, aun cuando dos personas se separen.
Dicho todo esto, cabe resaltar que los divorcios amistosos pueden ser en cierto modo un lujo. Si algo tienen en común los Bezos y los Paltrow-Martin del mundo es la solvencia económica. El dinero puede hacer que un divorcio sea menos contencioso, pero también puede tornarlo menos intimidante. Probablemente nadie quedará en la calle ni caerá en la ruina inminente.
Al menos un abogado de divorcio apoya la idea de que cuando hay dinero suficiente para repartir, es más fácil separarse civilizadamente, y dice que, en su experiencia, las parejas que tiene US$5 millones o más tienen más posibilidades de divorciarse en buenos términos que quienes tienen menos. Y por supuesto, los Bezos, la pareja más rica del planeta, tiene mucho más.
Finalmente, para quienes están en el ojo público, el divorcio amistoso podría ser en cierto modo una habilidad aprendida, y necesaria. Alguien tan exitoso en los negocios como Bezos podría tener la capacidad de hacer que algo tan emotivo como un divorcio parezca, o incluso sea, prudentemente transaccional. Entretanto, un divorcio amistoso ciertamente deja una mejor impresión, y en el caso de los Bezos, ambas partes están muy interesadas en presentar un frente agradable al consumidor.
Como escribió la pareja, “Hemos tenido una vida tan buena juntos como matrimonio, y vemos un futuro maravilloso como padres, amigos, socios en emprendimientos y proyectos, y como individuos en emprendimientos y aventuras. Si bien las etiquetas serán distintas, seguimos siendo familia, y seguimos siendo entrañables amigos”. Suena muy bien, si uno puede hacerlo.