(CNN) – Miles de personas han salido a las calles en Venezuela para exigir la renuncia del presidente Nicolás Maduro.
En medio de las protestas, el líder opositor Juan Guaidó se declaró el líder legítimo del país, lo que provocó una cascada de declaraciones diplomáticas en todo el mundo.
“Ahora es hora de que cualquier otra nación elija un lado”, dijo el secretario de Estado de Estados Unidos Mike Pompeo al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el sábado, instándolos a rechazar “Maduro y su caos”.
Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y la mayoría de las naciones latinoamericanas ya han declarado su apoyo a Guaidó, mientras que Rusia, China, Turquía y otros se han unido al presidente de seis años Maduro.
Venezuela es un campo de batalla ideológico, dice Ben Rowswell, embajador de Canadá en Venezuela entre 2014 y 2017.
“Si Maduro puede mantenerse en el poder, beneficiará a quienes creen que el Estado debería tener la última palabra, sin importar lo que quieran los ciudadanos, como ocurre en Cuba, Rusia y China”, le dijo a CNN.
“Si se expulsa a Maduro, ayudará a los países que creen que la autoridad política final debe descansar en los ciudadanos, como en la mayoría de América Latina, Canadá y Estados Unidos”, agregó el exdiplomático.
Cada vez más aislado en América del Sur y en Occidente, Maduro ha intentado profundizar sus lazos con Rusia y Turquía durante años.
Comparte un estilo de gobierno fuerte con el presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan y el presidente de Rusia Vladimir Putin, dice Evren Celik Wiltse, politólogo de la Universidad Estatal de Dakota del Sur que estudió en Turquía y da conferencias sobre política latinoamericana.
“Se trata de mantener a sus poblaciones bajo control, tomar más poder y proyectarlo al resto del mundo”, dijo Wiltse a través de un correo electrónico a CNN.
Maduro también ve sus relaciones con China y Rusia como una forma de “seguro de vida” en las Naciones Unidas, agrega Víctor M. Mijares, politólogo de la Universidad de los Andes, Colombia.
“China y Rusia tienen poder de veto y podrían salvar al régimen venezolano de una resolución punitiva en su contra”, dijo Mijares por correo electrónico.
Pero, ¿qué obtienen sus patrocinadores a cambio? Pedimos la opinión de expertos regionales.
China
China es el acreedor más importante de Venezuela, dice Mijares. De 2007 a 2016, los bancos estatales de China otorgaron 17 préstamos a Venezuela por un total de 62.200 millones de dólares, según Diálogo Interamericano, un grupo de expertos con sede en Estados Unidos. Esa cifra fue más de lo que otorgó a cualquier otro país latinoamericano.
Y desde 2005 a 2015, las empresas chinas invirtieron un total de 19.150 millones de dólares en proyectos en Venezuela, según cifras compiladas por el American Enterprise Institute, un instituto de investigación de políticas públicas con sede en Washington DC.
Sin embargo, las cifras muestran que China luego redujo las inversiones, tal vez con la vista puesta en lo que se debía y la creciente evidencia de la incapacidad de Venezuela para cumplir con los reembolsos. De 2016 a 2018, agregó solo 1.840 millones de dólares a sus inversiones en Venezuela.
“La relación se ha vuelto cada vez más política, con China interesada en apoyar a Maduro por razones económicas”, dijo Mijares a través de correo electrónico, “así como geopolíticas, en medio de las tensiones con Estados Unidos”.
Y las esperanzas de China de que le paguen el favor podrían volverse más inciertas si Maduro deja el cargo. Los expertos dicen que Maduro se ha centrado en cumplir con el pago de la deuda en lugar de aliviar la creciente crisis humanitaria.
Un nuevo gobierno podría priorizar el tratamiento de la escasez de alimentos y medicamentos en lugar de pagar a los acreedores.
Rusia
Rusia y Venezuela se remontan a la presidencia de Hugo Chávez.
Venezuela fue uno de los pocos países en el mundo que siguió la iniciativa de Rusia de reconocer a las provincias separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur como independientes, dijo Mijares. Venezuela también ha respaldado las posiciones rusas sobre Siria y Ucrania.
“Ahora Rusia se ha convertido en el socio comercial más importante de Venezuela en la Granja del Orinoco”, dijo, refiriéndose a los campos petrolíferos en el norte de Venezuela.
Y la compañía petrolera estatal rusa, Rosneft, tiene un gran interés en el gobierno de Maduro.
En diciembre de 2016, Rosneft adquirió cerca del 50% de Citgo, una compañía petrolera estadounidense propiedad del gigante energético venezolano PDVSA, como garantía de un préstamo de 1.500 millones de dólares al gobierno de Maduro.
En 2017, los indicios apuntaban a que Rusia y Venezuela profundizarían sus lazos mientras el Kremlin extendía su salvavidas al país despojado de efectivo acordando reestructurar 3.150 millones de dólares en pagos de deuda que le debe a Moscú.
Sin embargo, la deuda total de Venezuela con Rusia podría ser mucho mayor.
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Algunos expertos en política exterior ven la inversión de Putin como un intento de generar influencia en América Latina, una región donde Estados Unidos alguna vez tuvo influencia significativa.
En una muestra de lo que significan estrechos vínculos militares para la seguridad en la región, los bombarderos rusos capaces de entregar armas nucleares volaron a Venezuela para participar en ejercicios conjuntos en diciembre de 2018.
Putin “claramente está tratando de enviar un mensaje a Estados Unidos Unidos, que él puede jugar en nuestro patio trasero”, dijo a CNN el exsecretario de Defensa estadounidense Derek Chollet.
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Turquía
Después de que Turquía sufriera un fallido intento de golpe en 2016, las relaciones con Venezuela se han vuelto cada vez más cercanas.
El gobierno de Maduro afirma haber sufrido reiterados intentos de golpe de Estado en los últimos años, y la semana pasada ambos gobiernos describieron la actual crisis en Caracas como otra.
“Los líderes turcos, y específicamente Erdogan, ven claramente a Maduro como un blanco injusto de Occidente”, dijo Asli Aydintasbas, investigador del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
“Hay una sensación de afinidad con él desde el fallido intento de golpe de Estado de 2016”, agrega.
Venezuela envía oro a Turquía. Turquía exporta alimentos y ayuda humanitaria a Venezuela. Pero para ambos, los vínculos políticos pueden ser mayores que la economía.
“Con la pérdida de aliados venezolanos en Argentina y Brasil, las relaciones con Turquía sirven de contrapeso”, dijo Helen Yaffe, investigadora del Centro de América Latina y el Caribe de la London School of Economics.
“Las relaciones con Turquía significan tener un aliado que está conectado a Europa y es un miembro de la OTAN”, agrega Yaffe.
La relación también cumple con la ambición de Turquía de convertirse en un jugador geopolítico más grande.
Como Mehmet Ozkan, investigador del Center for Global Policy en Washington, DC, señala: “Turquía se considera a sí misma como una economía global, intenta proyectar su poder y una forma de hacerlo es mediante la creación de alianzas y ayuda”.
Advierte que esas entregas de ayuda, distribuidas por los militares, pueden permitir que Maduro conduzca al país aún más hacia un vórtice económico.
Estados Unidos
Aunque el presidente Donald Trump respalda a Guaidó y ha impuesto sanciones a Maduro y su círculo más cercano, Estados Unidos sigue siendo el mayor cliente de petróleo de Venezuela.
Una ruptura en ese intercambio afectaría duramente a ambos países, lo que confunde a primera vista la decisión del lunes de sancionar a la petrolera estatal venezolana, PDVSA. Sin embargo, el dinero de cualquier compra de petróleo venezolano por entidades estadounidenses se liberaría solo a los líderes legítimos de Venezuela, según el secretario del Tesoro de Estados Unidos Steve Mnuchin y el asesor de seguridad nacional John Bolton, que presumiblemente incluye al presidente interino autoproclamado de Venezuela, Juan Guaidó.
¿Se ha sentido Estados Unidos amenazado por la búsqueda de otras relaciones por parte de Venezuela y el éxito de encontrar un socio principal en China y el apoyo de Rusia?
La relación del país con las potencias fuera de la órbita de Estados Unidos ya es motivo de preocupación en Washington, dice Helen Yaffe. “A lo largo de la década de 2000, Rusia y China incursionaron seriamente en América Latina, aumentando el comercio y la inversión”, dijo Yaffe, y agregó que Estados Unidos tomó medidas para contrarrestar esa tendencia bajo el presidente Obama.
Estados Unidos ha considerado tradicionalmente que la región es su patio trasero, y la creciente influencia de las potencias mundiales rivales cerca de su territorio ha preocupado a los funcionarios.
Pero las pocas amistades de Venezuela también pueden ofrecer oportunidades estratégicas.
Como señala Ozkan, Turquía ahora podría estar en posición de ayudar al diálogo de Estados Unidos con Caracas dadas las buenas relaciones personales de Erdogan con Trump y Maduro.
“Trump puede presionar a Turquía para que sea un facilitador o una influencia sobre Maduro para una salida”, dijo Ozkan a CNN por correo electrónico.