St. Jodard, Francia (CNN) – Lucie tenía solo 16 años cuando se involucró con una comunidad religiosa católica después de asistir a un campamento de vacaciones en Suiza. En ese momento, le dijo a CNN, que estaba “muy, muy, muy sola” y que buscaba amigos y afecto.
Lo que ella encontró al principio fue “realmente como una familia”, dijo. Pero dos años después, cuando ya se preparaba para convertirse en oblata, una laica afiliada a una orden religiosa, dice que comenzó un patrón de abusos sexuales por parte de un sacerdote carismático que ella consideraba su padre espiritual.
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Le tomó 15 años a Lucie, un seudónimo que solicitó para proteger a su familia, darse cuenta de que lo que ella dice haber experimentado durante varios meses, en la década de 1990, fue un abuso. En ese momento, con tan solo 18 años, se sentía “asqueada” por la intimidad física que dice que el sacerdote le impuso, pero también destrozada por la culpa e impotente para detenerlo.
“Era como automático, sabes. Quería ir al final, a la eyaculación, y yo era como un objeto para él y tenía la sensación de que lo hacía muchas veces”, dijo.
Su historia no es única.
CNN ha hablado con otras mujeres que dicen ser víctimas del devastador abuso sexual, psicológico y espiritual que sufrieron dentro de la Comunidad de San Juan.
Para Liene Moreau, que dice que fue maltratada por un sacerdote en Francia durante 15 años, comenzando cuando era novicia o monja en formación, de unos 20 años, que se rompiera la confianza y la fe era la parte más difícil de abordar.
“El abuso psicológico fue peor que el abuso sexual, es mi vida interior, tomó mi dignidad, mi feminidad, todo lo que yo era. Y todavía hoy es muy difícil tener confianza en mí misma”, dijo.
“Actos contrarios a la castidad”
La orden a la que pertenecían las mujeres, las Hermanas Contemplativas de San Juan, se fundó en St. Jodard, en la región del Loira, a principios de los años 80, una de las tres órdenes creadas por el padre Marie-Dominique Philippe.
Laurence Poujade, exmonja que ahora encabeza una organización de víctimas, dice que la doctrina de Philippe -y sus crímenes- están en el centro de los problemas de la orden de hoy.
“Él creía que debido a que estaba involucrado en el misticismo, todo era posible”, dijo a CNN. “Pero no, no todo fue posible”.
“Pienso a menudo en las víctimas que nunca podrán ser escuchadas”, dijo. “Estamos hablando de víctimas que no hablan, pero ¿qué pasa con las que fueron directamente a los hospitales psiquiátricos?, ¿qué hay con las que se mutilaron a sí mismas? Conozco un caso, sus padres me llamaron para decirme que se había cortado la lengua. ¿Qué puedes decir? ¿Qué pudo haber pasado para que una víctima se hiciera eso?”, afirma.
En 2013, siete años después de su muerte, los Hermanos de San Juan revelaron que Philippe “había cometido actos contrarios a la castidad con varias mujeres adultas a las que acompañó en ese momento”. Las monjas estaban entre las víctimas de este abuso, confirmó la orden después. Durante años, también hubo rumores sobre otros sacerdotes y otras víctimas dentro de la orden.
Pero la tapa del escándalo fue levantada por completo a principios de este mes, cuando el papa Francisco, los sacerdotes y obispos reconocen que el abuso sexual de monjas y otras mujeres por sacerdotes y obispos es un “problema” para la Iglesia. En una parte disidente de la Comunidad de San Juan, la “corrupción” había llegado al punto de la “esclavitud sexual”, dijo a los periodistas, lo que llevó a su predecesor, el papa Benedicto XVI, a disolverla en 2013.
El Vaticano posteriormente trató de suavizar esa caracterización, diciendo que cuando Francisco “hablaba de ‘esclavitud sexual’, se refería a ‘manipulación’, una forma de abuso de poder que también se refleja en el abuso sexual”.
Pero la historia ya era pública. Y está claro que la Iglesia católica, que ya está lidiando con un escándalo mundial sobre el abuso sexual de niños por parte del clero, tiene preguntas para responder.
Las palabras del papa: “Como una bomba”
Poco después de los comentarios del papa, la Comunidad de San Juan emitió una declaración reconociendo que, más allá de las acusaciones contra su fundador, “algunas hermanas o exhermanas también han testificado que hermanos y sacerdotes de la Comunidad también fueron responsables de abusos. Muchos de estos hermanos y sacerdotes ya han sido sancionados y otros están en proceso de ser sancionados”.
CNN contactó al Vaticano para obtener una respuesta a esta historia; su portavoz no hizo ningún comentario sobre ninguna acusación específica, pero confirmó que el Vaticano estaba investigando casos que involucraban a clérigos pertenecientes a la congregación de San Juan.
Para Lucie, las palabras de Francisco fueron un momento decisivo. Trajeron un gran alivio, y un sentido de justificación después de haber pasado años luchando por ser escuchadas. “Cuando leí el artículo por primera vez, fue increíble, fue como una bomba”, dijo a CNN en su primera entrevista sobre su experiencia con una rama de la Comunidad de San Juan, en Suiza.
“Pensé, como, bueno, todo lo que tratamos de decirle al Vaticano, al papa, al obispo, está sucediendo algo … debido al abuso sexual, nadie lo dijo antes”.
“No podía verlo como un depredador”
Lucie le dijo a CNN que su presunto agresor había abusado de su posición de autoridad y del principio central de la “amistad amorosa” de la orden para justificar lo que estaba haciendo.
La primera vez que Lucie dice que el sacerdote trató de besarla en la boca, ella lo apartó. Pero ella dice que eso no lo disuadió. “No sentía que tenía ningún poder frente a él, no podía decir realmente algo. Cuando lo intentaba, siempre tenía argumentos para decirme que estaba equivocada y que él tenía razón. ¿Cómo podía no creerle?”, le dijo ella a CNN.
“Se estaba quitando la ropa y vi todo, era la primera vez en mi vida y estaba realmente asqueada. Pero me doy cuenta de que en el momento en que no sentí nada, porque ya no estaba allí, era una protección, no sentir”.
Lucie ha tenido dificultades para comprender por qué no se dio cuenta de lo que estaba sucediendo en ese momento, pero ahora cree que se debió a esa disociación y a lo que ella llama lavado de cerebro. “Era absolutamente, 100% imposible para mí verlo como un depredador”, dijo.
En respuesta a las acusaciones hechas por Lucie, un portavoz de la Comunidad de San Juan dijo a CNN que había habido “varias acusaciones de abuso sexual” contra este sacerdote en particular y que había abandonado la Comunidad hace 10 años.
“Ahora es la responsabilidad del Vaticano examinar estas quejas y un procedimiento legal está en curso”, dijo el portavoz. “Todas las medidas a nuestra disposición han sido tomadas para sacarlo de la Comunidad”.
Buscando justicia
El problema no está aislado a una sola comunidad deshonesta. En los últimos meses, CNN y varias organizaciones de noticias han destacado el abuso sufrido por las monjas por parte del clero masculino en otras partes de Europa, así como en Asia, Sudamérica y África.
El papa ha convocado a obispos de todo el mundo a una cumbre sin precedentes esta semana en Roma para debatir sobre la crisis del abuso sexual clerical. Pero es probable que la reunión de cuatro días se centre en la sorprendente serie de denuncias de abuso a menores.
Todas las mujeres que hablaron con CNN dijeron que su primera lucha fue simplemente reconocer el abuso como lo que era. Solo después de muchos años buscaron justicia, primero dentro de la Iglesia y luego a través de los tribunales.
Lucie, que ahora está casada y tiene cinco hijos, intentó llevar a su presunto agresor a un tribunal civil, pero un fiscal suizo dictaminó que el plazo de prescripción había vencido. Un abogado del sacerdote se negó a comentar a CNN sobre las acusaciones hechas por Lucie.
Lucie, quien finalmente se mudó a Bélgica y todavía asiste regularmente a la iglesia en el pequeño pueblo donde vive, dice que antes de intentar acciones legales, intentó sin éxito plantear el problema a la Comunidad de San Juan.
“Después de, no sé, quizás dos años, estaba consciente de que la Comunidad no estaba haciendo nada. Yo estaba hablando de esto con otras víctimas, dándonos cuenta de que sabían, de que han sido 15 años en los que saben que hay otras víctimas, así que no quieren hacer nada “, dijo.
Moreau, ahora de 41 años y casada y con tres hijas, intentó llevar a su presunto agresor a los tribunales en Francia, pero la prescripción obligó a que el fiscal del caso lo anulara.
Ella buscó una reunión, en 2017, con el sacerdote en cuestión, para enfrentarlo, pero la orden no le aconsejó que lo hiciera. Un hermano de la Comunidad de San Juan envió un correo electrónico, en noviembre de 2017, en el que reconocía “la gravedad del abuso” que Moreau sufrió, pero dijo que debe consultar a un psicoterapeuta antes de buscar contacto con ese sacerdote.
En las cartas que Moreau le mostró a CNN, que datan de su tiempo con la orden, el sacerdote sugiere “discreción … en el futuro tendremos que reunirnos en otra parte … pido que podamos encontrar formas inteligentes de encontrarnos”. Él termina diciendo que su “amor loco” por ella viene de Jesús.
Moreau, quien es lituana y al principio hablaba un francés limitado, ahora piensa que el sacerdote puede haberla atacado en parte por eso.
“Estaba lejos de mi familia, en un país extranjero, esto ya es algo, y esa también podría ser la razón por la que él me eligió, una presa fácil al final”, dijo. El sacerdote también le hizo creer que la culpa era suya, como una “tentadora”, dijo, a pesar de que dice que trató de distanciarse de él.
El sacerdote en cuestión está siendo investigado por el Vaticano y ha sido destituido de algunos de sus deberes, dijo un vocero de la Comunidad de San Juan.
En una declaración del 7 de febrero, los líderes de las tres órdenes dentro de la Comunidad de San Juan dijeron que condenaron “cada situación de abuso sexual y abuso de poder” y reafirmaron “su clara determinación de erradicar cualquier situación abusiva”.
Dijeron que la orden disuelta por Benedicto en 2013 - y referenciada por Francisco - era un pequeño grupo escindido que se separó de la Comunidad de San Juan en 2012, después de que las autoridades de la Iglesia intentaron llevar a cabo reformas después de la muerte de Philippe.
La disolución de la orden ha traído poco alivio para Moreau, quien aún se está reconciliando con lo que le dice que le pasó a ella.
“Duró 15 años, y han pasado dos años desde que pude poner la palabra ‘abuso’ en esto, y aún hoy es muy complicado admitir que podría ser una víctima”, dijo.
“Si fuera solo para mí, no quiero ser una víctima. Y sí, me siento responsable porque él me hizo responsable, me hizo cómplice de sus actos”.
Melissa Bell y Saskya Vandoorne de CNN informaron desde St. Jodard, mientras que Laura Smith-Spark escribió desde Londres. Barbara Wojazer contribuyó a este informe.