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Cerca del 80% del Vaticano es gay, según libro de Frederic Martel
00:34 - Fuente: CNN

(CNN) – Al inicio de su nuevo y salaz libro sobre homosexualidad en el Vaticano, el periodista francés Frederic Martel le pregunta a una fuente que calcule el número de clérigos en el Vaticano que forman “parte de esta comunidad, todas las tendencias incluidas”.

“Creo que el porcentaje es muy alto”, dice la fuente, identificada como un periodista italiano que abandonó el Vaticano y el sacerdocio después de que lo descubrieran viendo sitios web de sexo gay en su computadora del Vaticano. “Lo pondría en un 80%.”

Esa estimación tomada del libro de Martel, cuya publicación está programada para el 21 de febrero en ocho idiomas y en 20 países, ha llegado ya a los titulares internacionales.

CNN recibió una de los primeros ejemplares del libro, cuyo título en inglés es “In the Closet of the Vatican”, por medio de una fuente. Ni CNN ni la fuente acordaron firmar un acuerdo de confidencialidad con Bloomsbury, la editorial del libro en inglés, ni con otra editorial.

Si bien no han escaseado los escándalos sexuales en la Iglesia católica, mayormente sobre el abuso de niños, no hay estudios confiables sobre el número de católicos gais en el sacerdocio, principalmente porque los líderes de la iglesia no los permiten.

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En ese sentido, el libro de Martel podría haber brindado una valiosa mirada. Dice que habló con 1.500 fuentes, entre ellas 41 cardenales, 52 obispos y 45 embajadores actuales y anteriores del Vaticano, o nuncios, durante sus cuatro años de trabajo en el libro.

Pero ¿realmente fiel esa cifra de 80%? Y ¿qué significa exactamente “todas las tendencias incluidas? Sorprendentemente, en un libro de 576 páginas, Martel, que ha escrito extensamente sobre la cultura LGTB, nunca regresa a esa estimación, ni intenta confirmar su veracidad.

En cambio, dedica más tinta a rumiar sobre la presencia de un paraguas del color del arcoíris en la Casa Santa Marta, los apartamentos del Vaticano donde viven el papa Francisco y otros funcionarios católicos de alto nivel, que en tratar de determinar si la estimación de su fuente es verdad.

“Imagino la escena: su afortunado dueño, quizás un cardenal o un monseñor, sale a pasear por los jardines del Vaticano con su bandera color arcoíris en la mano. ¿Quién será? ¿Cómo se atreve?”

Como ese pasaje, el libro es ligero en relatos verificables y pesado de insinuaciones. A veces, suena a teoría social francesa traducida por generadores de chismes de Page Six. Un prominente cardenal es descrito por su apariencia como “una virgen vikinga”. Otro es acusado de tener una “conversación florida” por teléfono en una “voz melosa”.

Martel se refiere al Vaticano como a “una de las comunidades gay más grandes del mundo”, donde acechan “50 sombras de gay” debajo de su piadosa superficie. Este submundo secreto se comunica en mensajes codificados: en el lenguaje del Vaticano, escribe él, ser gay es “ser parte de la parroquia”, un entendimiento que combina lo sexual y lo sagrado.

Pero no queda claro cómo Martel, quien dice ser comprensivo con el clero homosexual, respalda muchas de sus más extensas y condenatorias evaluaciones. Por momentos, confía menos en los métodos periodísticos tradicionales como las conversaciones “on the récord” y en documentos que en lo que describe como su “gaydar” y en las tímidas insinuaciones hechas por fuentes secretas. Muchas de esas fuentes, dice, “se me insinuaron decorosamente”.

“¡Son gajes del oficio!”.

Eso no significa que Martel no haya tocado un tema importante en un momento crucial para la Iglesia. De hecho, ni él ni sus editores parecen haber planeado la publicación del libro para un impacto máximo.

El 21 de febrero no es solo la fecha de publicación, sino también el día en que comienza la reunión para la cual el papa ha convocado a los principales obispos de todo el mundo para lidiar con la masiva y moralmente dañina crisis de abuso en la Iglesia.

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Si bien el pontífice ha intentado restar importancia a las expectativas sobre el evento, muchos católicos en todo el planeta esperan algún tipo de acción o plan antes de que concluya el 24 de febrero.

Pero los católicos ya han expresado su preocupación de que el libro de Martel, que contiene algunas denuncias impactantes pero no verificadas, no solamente eclipse los intentos de la Iglesia de proteger a los niños, sino que básicamente también vincule los escándalos gay con la crisis de abuso en el clero.

“El momento del libro es tremendamente problemático”, dijo el reverendo James Martin, un sacerdote jesuita estadounidense que ha escrito acerca de los católicos LGBT y la Iglesia.

“Será una distracción de la reunión y hará que la gente considere la idea de que todos los sacerdotes gay rompen sus votos y están vinculados con el abuso”, agregó Martin, quien dijo haber leído algunos fragmentos del libro.

De hecho, Martel sí vincula la homosexualidad con la crisis de abuso en el clero de la Iglesia católica.

Escribe que “la cultura del secretismo”, que era necesaria para guardar silencio acerca de la enorme presencia de la homosexualidad en la Iglesia, ha hecho posible ocultar el abuso sexual, y que los depredadores se beneficien de este sistema de protección dentro de la institución”.

Irónicamente, el argumento de Martel encuentra una causa común con los conservadores estadounidenses, que han argumentado durante años que la verdadera raíz de la crisis de abuso del clérigo yace -no en la pederastia- sino en la homosexualidad.

Esa acusación fue formulada de manera más notoria por el arzobispo Carlo María Vigano, el ex nuncio apostólico en EE.UU., quien acusó al papa en una carta el año pasado de hacer la vista gorda ante las “redes homesexuales” responsables de destruir la Iglesia desde adentro.

De manera confusa, Martel dice que la carta de Vigano es a la vez “irrefutable” y una mezcla de “hechos probables con puras difamaciones”.

Pero a la larga, el libro provee pocos motivos a los católicos conservadores o a los progresistas para alegrarse. Representa a figuras destacadas en los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI como hipócritas, mentirosos o pervertidos sexuales. Algunas historias parecen tener buenas fuentes, como la del fallecido cardenal colombiano que supuestamente golpeaba a prostitutos. Otros son simples rumores.

Si bien el autor tiene una visión aguda de la distancia entre las posturas públicas y privadas de la Iglesia católica sobre la homosexualidad, estas suelen estar escondidas bajo citas maliciosas y anécdotas no comprobables.

“Por lo que he leído, es difícil distinguir entre la realidad y la ficción”, dijo Martin.

En un momento dado, Martel se pregunta a si mismo en el libro porqué el cardenal aceptó hablar con él, a pesar de su reputación de periodista interesado en la cultura gay.

“¿Es la atracción por lo prohibido, una especie de dandismo paradójico, lo que lo llevó a verme? ¿O era el sentido de que era intocable (la fuente de varios deslices)?”

Y ahora que el libro de Martel sale a la venta, esas son preguntas que muchas de sus fuentes se preguntan.