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(CNN) – Una especie de ave previamente extinta regresó de entre los muertos, reclamando la isla en la que vivía anteriormente y volviendo a evolucionar nuevamente a la existencia, dicen los científicos.

El rálido de garganta blanca colonizó el atolón de Aldabra en el Océano Índico y evolucionó hasta volverse un ave que no vuela, antes de ser completamente destruida cuando la isla desapareció bajo el mar hace unos 136.000 años.

Pero los investigadores encontraron fósiles similares de antes y después de ese evento, mostrando que las aves del tamaño de un pollo reaparecieron cuando el nivel del mar volvió a bajar unos pocos miles de años más tarde, recolonizaron la isla y nuevamente perdieron la capacidad de volar.

El rálido no volador se puede encontrar en Aldabra hasta el día de hoy.

El proceso extremadamente raro se conoce como evolución iterativa: la evolución repetida de una especie del mismo ancestro en diferentes momentos de la historia.

El estudio del equipo, publicado en el Zoological Journal de la Linnean Society, marca la primera vez que se ve el proceso en los rálidos, y es uno de los casos “más significativos” que se han encontrado en aves, según los autores.

Los registros de fósiles de antes y después de que Aldabra se sumergiera demostraron la hazaña evolutiva del ave.

“No conocemos ningún otro ejemplo en rálidos, o en aves en general, que demuestre este fenómeno tan evidentemente”, dijo en una declaración el coautor David Martill, de la Universidad de Portsmouth.

El regreso del ave a Aldabra no es la única vez en su linaje en que ha escapado a la extinción.

La especie madre del rálido, autóctona de Madagascar, con frecuencia vio dispararse a su población, obligando a las aves a migrar en gran número desde la isla frente a la costa de África Oriental.

Muchos de los que volaban al norte o al sur se ahogaron en el Océano Índico, y los que iban al oeste aterrizaron en África, donde fueron devorados por los depredadores.

Pero los pocos afortunados que fueron al este terminaron en islas como Mauricio, Reunión y Aldabra, esta última fue estudiada por los investigadores.

Las aves en Aldabra perdieron la capacidad de volar con el tiempo, porque la falta de depredadores lo hizo innecesario, tal como lo hizo el dodo de Mauricio.

Lamentablemente, eso no les permitía escapar cuando la isla estaba sumergida y toda su flora y fauna habían desaparecido.

Pero a diferencia del dodo, que se extinguió en el siglo XVII, el rálido de garganta blanca resucitó para contar la historia una vez que la isla volvió a emerger y las aves comenzaron a migrar de nuevo al destino.

Eso significa que una especie de ave de Madagascar dio origen a dos especies distintas de rálido no volador en Aldabra en el espacio de unos pocos miles de años.

“Solo en Aldabra, que tiene el registro paleontológico más antiguo de cualquier isla oceánica dentro de la región del Océano Índico, hay evidencia fósil disponible que demuestra los efectos del cambio en los niveles del mar en los eventos de extinción y recolonización”, dijo Martill.

“Las condiciones eran tales en Aldabra, siendo la más importante la ausencia de depredadores terrestres y mamíferos en competencia, que un rálido podía evolucionar de forma independiente en cada ocasión”, explicó.

“Estos fósiles únicos proporcionan evidencia irrefutable de que un miembro de la familia de los rálidos colonizó el atolón, probablemente de Madagascar, y se convirtió en un ave no voladora en cada ocasión”, agregó en un comunicado el autor principal del estudio, Julian Hume, del Museo de Historia Natural de Londres.

“La evidencia fósil presentada aquí es única para los rálidos y personifica la capacidad de estas aves para colonizar con éxito islas aisladas y evolucionar sin vuelo en múltiples ocasiones”, dijo.