Nota del editor: Katie Tubb es analista de políticas senior para asuntos energéticos y ambientales en el Instituto Thomas A. Roe para Estudios de Política Económica. Las opiniones expresadas en esta columna son propias de la autora.
(CNN) – El desafío para satisfacer las necesidades energéticas del mundo es enorme. La demanda de electricidad continúa creciendo, con casi 1.000 millones de personas todavía en la oscuridad. El acceso a energía limpia, confiable y asequible tiene amplias ramificaciones para las oportunidades económicas, de educación, de atención médica limpia y confiable, de hogares seguros, de comunicación, cosas que los estadounidenses pueden dar por sentado felizmente.
Hay una opción limpia que podría enfrentar este desafío: la energía nuclear. Si bien la energía nuclear ha enfrentado problemas persistentes de relaciones públicas en el pasado, las cosas parecen estar cambiando, y con razón.
El año pasado, la Ministerial de Energía Limpia (CEM, por sus siglas en inglés), una reunión anual de ministros de energía de 26 países y la Comisión Europea, incluyó la energía nuclear como fuente de energía limpia por primera vez y lanzó una iniciativa para alentar a otras organizaciones de energía a hacer mismo. Según CEM, la energía nuclear puede impulsar el “crecimiento económico y la gestión ambiental efectiva”.
CEM no está sola al reconsiderar el papel que podría desempeñar la energía nuclear. De hecho, el Instituto de Tecnología de Massachusetts, en asociación con Idaho National Lab y la Universidad de Wisconsin, han llegado a decir que la energía nuclear es “esencial” para ampliar el acceso a la energía y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
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Hay buenas razones por las cuales estas organizaciones han llegado a ver la energía nuclear como “limpia”.
En Estados Unidos, el 19% de la electricidad que usan los estadounidenses proviene de 97 reactores nucleares, más que en cualquier otro país. Hay 444 reactores comerciales de energía nuclear operando a nivel mundial, con otros 54 en construcción y 111 planeados, especialmente en China, India y Rusia. Los gigavatios de electricidad producidos para millones de personas por estos reactores no han emitido contaminantes del aire.
La energía nuclear también es limpia en el sentido de que produce mucha energía por su pequeña huella física. Un solo reactor nuclear utiliza alrededor de 5,3 hectáreas de espacio terrestre por megavatio, en comparación con la energía eólica (28,7 hectáreas), la energía solar (17,8 hectáreas) y la hidroeléctrica (127,5 hectáreas). Esto incluye terrenos utilizados para minería, transporte, transmisión y almacenamiento. Dicho de otra manera, una granja solar necesitaría aproximadamente 72 kms cuadrados de tierra para producir la misma cantidad de electricidad que una planta de energía nuclear promedio, y una granja de energía eólica necesitaría aproximadamente 415 kms cuadrados.
La energía eólica y solar disfrutan de una reputación mucho mejor como fuentes de energía limpia y también tienen beneficios como energía de cero emisiones. Sin embargo, ambas requieren condiciones climáticas favorables y energía de respaldo para estar en línea en caso de que el clima no coopere. Los reactores nucleares están en línea y generan energía el 93% del tiempo, en comparación con la eólica (37%) y la solar (26%). Y aunque la mayoría de las plantas de energía nuclear en Estados Unidos tienen licencia para operar durante 60 años, la vida útil de las energías renovables es aproximadamente la mitad del tiempo.
Como todos los recursos energéticos, la energía nuclear tiene sus compensaciones. Pero incluso en esos casos, la realidad es mucho mejor que las percepciones públicas de la energía nuclear.
Quizás la primera de las preocupaciones de la gente son los infames accidentes en Chernobyl, Three Mile Island y Fukushima. Puede ser difícil de creer, pero nadie ha muerto por la exposición a la radiación de los dos últimos. En el caso del peor accidente nuclear de Estados Unidos en Three Mile Island en 1979, la exposición a la radiación real para los 2 millones de personas que viven más cerca del reactor ascendió a menos de una radiografía dental. Durante décadas, las agencias estatales y federales y las empresas privadas probaron factores agrícolas, de salud y ambientales, sin encontrar nada de qué preocuparse.
Más que sobre la tecnología nuclear, el accidente en Chernobyl en 1986 fue el resultado de un experimento soviético atroz y poco ético. El reactor de Chernobyl también carecía de características de seguridad importantes, como domos de contención, comunes en todos los reactores de EE. UU. Hasta ahora, la ONU ha confirmado 43 muertes por radiación en Chernobyl, considerado el peor accidente nuclear de la historia.
La radiación en sí es otra preocupación pública común, pero no se entiende bien. La radiación es parte de nuestra vida cotidiana. Volar en un avión, comer bananos y zanahorias, tomar el sol, hacerse exámenes médicos y simplemente vivir en el planeta Tierra exponen a una persona a más radiación que vivir a 80 kms de una planta de energía nuclear. La radiación es una característica inherente y, hasta cierto punto, necesaria de la vida.
Pero el miedo ha causado daños y costos ambientales innecesarios. Mientras visitaba Fukushima, el fundador de Environmental Progress, Michael Shellenberger, desafió los esfuerzos colosales del Gobierno japonés para eliminar miles de toneladas de tierra vegetal “contaminada”. La respuesta que recibió fue sorprendentemente franca: “Todos los científicos y expertos en radiación del mundo que vienen aquí dicen lo mismo. Sabemos que no necesitamos reducir los niveles de radiación… Lo hacemos porque la gente quiere que lo hagamos”.
Entre otras preocupaciones están los desechos nucleares. Hay 81.500 toneladas de desechos nucleares de reactores de potencia comerciales en Estados Unidos. Eso representa todos los desechos nucleares de todos los reactores comerciales en Estados Unidos desde 1957, no más que un campo de fútbol americano de 9,1 metros de profundidad. Como referencia, la Agencia Internacional de Energía Renovable estima que Estados Unidos tendrá de 170.000 a un millón de toneladas de desechos de paneles solares para 2030. Si bien la política de gestión de desechos nucleares se ha estancado en Estados Unidos, es un desafío técnicamente solucionable. La industria nuclear en Finlandia, por ejemplo, está mostrando al mundo cómo se puede hacer mediante la construcción de un depósito geológico profundo para aislar permanentemente los desechos de las personas y el medio ambiente.
El punto no es que la energía nuclear sea perfecta sino que tiene un historial convincente a pesar de las percepciones públicas. Todos los recursos energéticos tienen ventajas y desventajas; no hay un recurso energético perfecto. La energía nuclear tiene algunos desafíos únicos. Pero la energía nuclear también tiene algunos beneficios increíbles que la convierten en una opción que vale la pena considerar como una opción de energía limpia para mejorar nuestro medio ambiente y mejorar el mundo.