Camaleónica. Electrizante. Exultante. Adrenalínica. Mother Monster después de cantar Americano, que toca la fibra de la inmigración en Estados Unidos, pontificó en español: “¡Los amo, México City. Gracias!”. Una legión de más de 55.000 gargantas se entregó sorpresivamente, al unísono, con el canto mexicano de Cielito Lindo.
La diva pop agradeció en silencio, sólo con una sonrisa; palmeó frenéticamente y agitó con gracia su cabellera larga y blonda. Americano es parte de Born this way, el disco producido por un mexicano llamado ‘Fernando’, como lo presentó la neoyorquina. Fernando tocó la guitarra cuando ella cantó el tema promigrante.
Después del improvisado clímax, Gaga siguió sentada en una banca, con las manos sobre las teclas de un piano a punto de incendiarse. Comenzó a cantar You and I, pero casi enseguida se quedó muda: “Olvidé la letra, pero me importa un carajo porque sé que ustedes me quieren”, dijo al público, su primera audiencia en una capital de América Latina en los casi 18 meses que lleva la gira The Monster Ball Tour (El baile del monstruo). Dicho esto, Gaga volvió al piano y mostró que su talento no se limita al bombo publicitario.
Minutos antes, advirtió que nunca se había presentado ante tanta gente. Quizá no recordó que en Londres y en Dublín ya cantó para más de 60,000 personas. El martes pasado estuvo en Guadalajara, frente a 30,000 personas que soportaron una implacable tormenta.
“Lo siento mucho. Me tomó tiempo llegar aquí”. Así ofreció disculpas por la hora de retraso. “Muchas gracias por comprar un boleto. Es la primera vez que estoy enfrente de tanta gente”. Histriónica, dramática, casi a punto del llanto, la neoyorquina pidió olvidar las inseguridades. Y nuevamente los “pequeños monsters”, como ella denomina a sus fans, gritaron con euforia.
El Foro Sol empaquetó la noche del jueves a más de 55,000 personas, según informó la empresa OCESA. La legión-Gaga-heterogénea cantó y bailó 20 éxitos por cerca de dos horas, entre ellos Bad romance, Alejandro, Poker face, Born this way, la canción más gay que Elton John ha escuchado, según dijo en Saturday Nigth Live. Gaga asombró cuando cerró con Judas, el segundo sencillo de su disco Born this way que saldrá en los próximos días a la venta.
Un hombre de traje. Una pequeña con un oso de peluche. Una adolescente con moños en el pelo. Un chico punk. Los eclécticos seguidores llenaron el recinto para ver el espectáculo que, descrito por la misma Gaga, es una ópera-electro-pop. Una puesta teatral dividida en actos: en la ciudad de Nueva York, en el vagón de un metro, en un bosque, en monster ball.
Danza en la oscuridad: donde comienza el show
A las 21:26 un preludio de gritos anuncia que Lady Gaga ( Stefani Joanne Angelina Germanotta, su largo nombre completo) por fin saldrá.
Arranca con Dance in the Dark. Bajo una luz morada, su sombra se contonea lúdica; la multitud la aclama. El escenario es una lluvia de luces que parecen escarcha.
En una primera pausa la cantante respira, larga el aliento con el micrófono abierto, se escucha su agitación: se quita entonces las hombreras tipo NFL y aparece enfundada solo en un animal print. Un auto que echa humo está en medio del escenario. No es un coche, es un piano, y ella sabe de pianos.
“México City, Just dance”. Es la primera de tantas veces que dirá “México City”. “¿Cómo están?, México City”. “México, eres una súper estrella”.
El telón baja una y otra vez. Lady Gaga sale con su vestuario especial, muy a su estilo fashion: tatuajes, su cuerpo cubierto por un hábito de plástico transparente, un sostén que lanza chispas, un pequeño conjunto de ropa interior negra que aparece en sus videos más sexys y hasta el pequeño traje verde que recordaba a un hada luchando con “el monstruo”, parte del performance apoyado por sus bailarines. En sus mutaciones usa un atuendo rojo, parecido al vestuario a la bruja del espejo de Blancanieves.
Después de cantar dentro de un vagón vestida como una monja rebelde, hace un chiste. Pregunta por qué pusieron el baño tan cerca del escenario: “¿Cómo harán para llegar? Queda muy lejos”. La legión ríe.
En otro momento recibe regalos de sus fans y los abre ahí mismo. Por unos segundos, incluso, se pone una gorra a cuadros. “Los amo, México, gracias”, dice en español. Y sigue en inglés: “Gracias por comprar mi boleto para mi show, yo también compraría uno para el concierto de México”.
Con la noche llega Alejandro, la multitud se entrega a brincos. El Foro Sol retumba. El baile de Gaga se prolonga con Poker face, Paparazzi y Bad romance. A las 23:13 se despide, pero regresa.
“Otra, otra, otra”, corean los ‘pequeños monstruos’, entonces ella y sus bailarines vuelven a escena con dos regalos: Born this way y deja para el final Judas.
Los “pequeños monstruos”
La ‘monstruosidad’ de Lady Gaga logró ahuyentar a la lluvia y a uno que otro padre y espectador que no sabía lo que encontraría en el show: masas luchando por llegar a la primera fila, hombres en medias de red y botas glamorosas (el cantante telonero Semi Precious Weapons). Todo tipo de personificaciones, vestidos transparentes, ropa provocativa, discursos desafiantes y una notable población abiertamente homosexual.
Para muchos era su primer concierto, y la reina de los monstruos les dejó recuerdos inolvidables, ya sea el sofocamiento de intentar llegar lo más cerca del escenario o un mensaje consolador: “Si alguien te dice que no vales nada, solo diles que Lady Gaga cree en ti”.
Entre el público que sudaba, literalmente, el fanatismo a Gaga se escuchaba de todo. Hubo quienes llegaron desde las 9:00 de la mañana, otros viajaron durante horas, algunos más invirtieron demasiado en sus vestuarios y hubo hasta quienes lloraron porque nunca llegaron a estar lo suficientemente cerca de su Madre Monstruo.
Una genial y bromista Lady Gaga se los ganó a todos: a la chica que quería ver a una artista pop que suena en los antros, a los seguidores de música alternativa que le dieron su aprobación, a quienes estaban seguros de ver uno de los mejores espectáculos y a la población homosexual —predominantemente, adolescentes— que con el tema Born this way encontraron la comprensión.
“México, ustedes son increíbles, gracias por tanto amor”, dijo Mother Monster antes de terminar a las 23:31. Pero este viernes volverá.