Astana, Kazajstán: Estar entre Europa y Asia me dio una perspectiva estratégica única para analizar las reacciones tras la muerte de Osama bin Laden tanto de premios Nobel como de inversionistas globales y líderes del país más grande de Asia Central, Kazajstán.
Astana, la capital relativamente nueva de esta tierra, es hogar de un considerable foro económico anual que aglomera a un puñado de ganadores del Premio Nobel, así como a reconocidos economistas, banqueros e inversionistas que tienen deseos de incursionar en mercados fronterizos.
Kazajstán es parte de lo que muchos conocen como el círculo de influencia en una región que incluye a algunos vecinos de peso: Pakistán y Afganistán. Como en todas partes, las salas de juntas y cafeterías del gran Salón Independencia de Astana, se llenaron de conversaciones sobre la muerte de bin Laden y la reacción en cadena que puede provocar.
El ganador del Premio Nobel y conocido como “Padre del Euro”, Robert Mundell, dice que ha desaparecido un riesgo a largo plazo para Occidente, pero no se descartan riesgos a corto plazo con represalias inmediatas. Después de las discusiones con dos decenas de importantes jugadores a nivel mundial en el foro, estaba muy claro que tanto el repunte del dólar y la subsecuente caída en los precios de las materias primas sería algo pasajero.
Miranda Xafa, estratega global de IJ Partners de Ginebra, dijo que la eliminación de bin Laden sólo logrará envalentonar a Al-Qaeda, aunque le tome meses reestructurar sus operaciones. Para ella y otros más con los que platiqué, es aún más importante el resultado a corto plazo de los levantamientos en el Mundo Árabe, lo cual está manteniendo una prima del 10-15% sobre el precio del petróleo crudo.
Muchos expresaron su profunda preocupación sobre los próximos movimientos de Irán, después de la unidad partidista en los territorios palestinos entre Fatah y Hamas, propiciado por Egipto, ni más ni menos. La traducción para los inversionistas es: Se aplicará mayor presión contra Israel, lo cual subirá las tensiones en el Golfo Pérsico.
Este escenario no cae bien para menores precios de energía y el tiempo cuando menos incómodo para la economía de los Estados Unidos, la cual está tambaleándose mientras la Reserva Federal se alista para retirar los estímulos. Le pregunté a Sir James Mirless, otro Premio Nobel, si estamos en medio de un cambio estructural de los Estados Unidos, con una juventud desempleada que compite con la de la región árabe.
Un estudio reciente de los Estados Unidos destaca a casi un cuarto de la población, entre 16 y 25 años, que no está trabajando. Sir James, con sus décadas de experiencia, no lo consideró así. Una buena administración del presupuesto a la vieja usanza y una política fiscal son las opciones del día para los de Astana.
Más allá de las preocupaciones obvias por la seguridad en la región de MENASA en estos momentos, la mayor es la siempre creciente deuda en los Estados Unidos y Europa. Una deuda federal estadounidense de 14 trillones de dólares está apilada en un clima de bajo crecimiento y alto desempleo. Reprimieron a los legisladores por pensar únicamente en los ciclos electorales y no abordar las grandes obligaciones presupuestarias, pensiones de largo plazo y el derecho a servicios de salud que continúan saliéndose de control.
Una potencial ventaja de “el mundo de los negocios después de bin Laden” es la posibilidad de que haya un acercamiento más unido en Washington. Tras la eliminación de una de las mayores amenazas de seguridad, ¿sería posible minimizar una deuda que amenaza el papel del dólar estadounidense como la principal moneda de reservas en el mundo?
La respuesta en medio de Oriente y Occidente fue un rotundo no.