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En el mundo del fútbol, Wembley es más que un estadio. Es un santuario.

La comunidad del fútbol soccer se complace en verlo hospedar la final de la Liga de Campeones.

Luis Figo, quien ganó la Liga de Campeones con el Real Madrid en 2002, lo expresa así: “Es hermoso jugar la mejor competencia de clubes en una catedral del deporte”, como Wembley.

Mientras que la leyenda de Inglaterra Geoff Hurst, quien anotó un triplete en el estadio en la final de la Copa del Mundo de 1966, lo describe como “un lugar fantástico para un prospecto de juego fantástico”.

Esta es la sexta vez que Wembley es anfitrión de la final de una Copa de Europa, pero la primera desde la reconstrucción del estadio en 2007.

“Hemos llevado a cabo algunos grandes eventos aquí, pero la final de la Liga de Campeones es el juego de fútbol más importante del planeta. Estamos listos y con muchas ganas de ello”, expresó el director gerente del estadio de Wembley, Roger Maslin.

Para los dos equipos que compiten el sábado, ese lugar tiene algunos recuerdos mágicos. Fue aquí donde ambos equipos ganaron su primera Copa de Europa: el Manchester United en 1968, y el Barcelona en 1992.

Hace 43 años, el United venció 4-1 al Benfica en el tiempo extra con Bobby Charlton siendo la estrella del día, anotando dos veces para el reinado victorioso de los Red Devils.

Y 24 años más tarde, le tocó al Barça, cuando el internacional holandés Ronald Koeman anotó el único gol ante el Sampdoria.

Para mantener la tradición, el nuevo estadio quedó reconstruido exactamente en el mismo lugar que el anterior, pero tiene su propia identidad.

Las famosas torres gemelas desaparecieron y el Arco de Wembley las sustituyó: la estructura más larga de techo único en el mundo.

El palco real es mucho más alto. En el viejo Wembley, los jugadores tenían que caminar hasta 39 pasos para recibir el trofeo. Ahora, ese viaje es tres veces más largo, pero vale la pena para el equipo ganador, que este año recibirá el trofeo de manos del presidente de la UEFA, Michel Platini.

La capacidad para la final es de 86.000 personas: 25.000 entradas asignadas para ambos equipos, 11.000 más para venta general.

El ambiente seguramente será eléctrico, no hay duda de que los jugadores se alimentarán de esa energía al salir de los vestuarios y caminar hacia el terreno de juego.

Es un lugar que el Manchester United conoce bien. El sábado jugará en el nuevo Wembley por décima vez.

Para Barcelona y Pep Guardiola, se trata recordar su noche de gloria en el viejo Wembley, cuando se coronaron reyes de Europa por primera vez.