Lee Min-kyong se estira en la barra de ballet. La niña de 12 años de edad es un poco torpe y se pone nerviosa delante de extraños, hasta que la música comienza.
Min-kyong se mueve con la música clásica, se alza fácilmente sobre sus dedos de los pies: la imagen misma de la gracia y la pose de la infancia. Pero cuando la música se detiene, vuelve a quedar en una postura incómoda.
No tiene suficiente confianza, explica la madre de Min-kyong, un problema que espera que se resuelva cuando la pre-adolescente se someta a una cirugía plástica para occidentalizar sus ojos.
“Si me hago la cirugía, mis ojos se verán más grandes”, dice Min-kyong. Según ella, todos comentan que tiene los ojos pequeños. Es por eso que no cree ser una niña bonita. Una cirugía que hace un pliegue en el párpado para crear un doble pliegue ampliará sus ojos. El efecto también le dará un aspecto un poco más occidental.
“Estoy emocionada. Creo que luciré mejor que ahora”, dice con timidez, mostrando una pequeña sonrisa.
Su madre, Jang Hyu-hee, dice que su hija no le pidió la cirugía. “Yo quiero que se la haga porque creo que va a ayudarla. Ésta es una sociedad en la que tienes que ser bonita para salir adelante. Ella es mi única hija”.
La definición de hermosura, explica su cirujano plástico, no es el rostro asiático estándar, sino algo más parecido a los rostros caucásicos. El Dr. Kim Byung-gun es el jefe de la mayor clínica de cirugía plástica de Seúl, Corea del Sur, BK DongYang. La clínica es de doce pisos de altura, con todas sus salas de operaciones llenas el día de la cirugía de Min-kyong.
El Dr. Kim dice que su clínica, una de las más exitosas en Seúl, la llamada “capital de la cirugía plástica de Asia”, realiza 100 cirugías al día, que van desde la de párpados hasta la remodelación de nariz y del contorno facial.
“Siempre me dicen que no les gusta su cara”, dice el Dr. Kim. “Quieren tener caras occidentalizadas, agradables. Quieren tener los ojos grandes como los occidentales, y narices de alto perfil, más agradables.
“Los pacientes chinos y coreanos me dicen que quieren tener rostros como los estadounidenses. La idea de la belleza es más occidentalizada recientemente. Eso significa que las personas asiáticas quieren tener un aspecto un poco menos asiático y más occidentalizado. No les gustan los pómulos grandes y los ojos pequeños. Quieren tener los ojos grandes, brillantes, con huesos faciales delgados y bonitos”.
Las cirugías, ya populares entre los coreanos, están en auge entre los nuevos ricos de China, competitivos a nivel mundial, explica el Dr. Kim. Alrededor del 30% de sus pacientes son internacionales y de ese grupo, 90% son chinos. Es por eso que habla mandarín y se ha asociado con dos clínicas en China.
El Dr. Kim cree que, en la economía mundial, la inversión en una cirugía plástica para occidentalizar un poco el rostro, traerá un retorno de la inversión de 100 veces, a través de más confianza, un mejor trabajo y la obtención de un mejor cónyuge.
Un ideal globalizado no se detiene en la cara, dice el cirujano dental Jung Hak. El Dr. Jung dice que ha estado luchando contra una tendencia: madres coreanas que han estado llevando a sus niños pequeños para que les sea removido quirúrgicamente el músculo debajo de la lengua que conecta a la parte inferior de la boca.
La creencia, explica el Dr. Jung, es que eso ayudará a un coreano a hablar inglés con más claridad. La gente de la región de Asia Pacífico tiene dificultades para pronunciar el sonido de la ‘L’, dice el Dr. Jung. Pero asegura que la cirugía, sí es sólo para la pronunciación, es equivocada y es causada por la tendencia hiper-competitiva en Corea.
El editor de la revista Giant Robot y comentarista asiático-americano Martin Wong, considera que estas cirugías de occidentalización son algo mucho más insidioso que simples procedimientos. Lo ve como una forma de “imperialismo cultural”.
“Están haciendo una declaración acerca de su propia raza, de dónde vienen, quiénes son”, dice Wong. “No lo están haciendo a propósito. No están diciendo que ellos piensan que su aspecto es inferior. No están diciendo que son feos, sin embargo, ese es el mensaje que están dando”.
Mensaje o no, para Min-kyong, la cirugía de 20 minutos ha valido la pena pese a los costos y las molestias post-quirúrgicas. Unas semanas más tarde, ella y su madre enviaron un correo electrónico para decir que está feliz con su nuevo aspecto. Y cuando esta niña de 12 años de edad se mira a sí misma bailando en el estudio, ya no sólo ve sus ojos. Ve a una niña bonita.