Por Darío Epstein
Nota del editor: Darío Epstein es presidente de Research for Traders y analista.
La situación económica global se enfrenta a un “viento de frente”, por lo que los inversores están liquidando activos ante las preocupaciones de una recesión en EE.UU., una crisis financiera en Europa y a nivel global así como también por la posible cesación de pagos de Grecia.
Por el lado de Europa, aún persisten los problemas de deuda por parte de países periféricos de la Eurozona, en especial de Grecia. Lo más reciente es la baja en la calificación de Italia a “A2” desde “Aa2”. La baja en la nota crediticia deriva fundamentalmente por el continuo incremento de los riesgos de financiación a largo plazo para los países de la región con elevados niveles de deuda pública, como Italia, un país para el que se prevé que su nivel de endeudamiento alcance el 120% del PIB para el 2011, nivel por encima del 104% que registraba en el inicio de la crisis económica.
De los últimos datos económicos de la región se conoció que la actividad manufacturera para la Eurozona evidenció revisiones positivas aunque sigue en contracción (Italia revisada desde 46,5 a 48,3; Francia desde 47,3 a 48,2; Alemania desde 50,0 a 50,3; Eurozona desde 48,4 a 48,5).
Por su parte, los precios al consumidor de la Eurozona subieron inesperadamente en septiembre hasta el 3,0% anual, tras un sorprendente incremento de la inflación en Alemania que podría descartar la posibilidad de un recorte de tasas de interés la semana que viene del Banco Central Europeo.
La tasa de desempleo se mantuvo estable en la región en agosto, en el nivel del 10,0%, en tanto que el índice de la confianza económica cayó hasta los 98,5 puntos en septiembre. La oferta monetaria de la Eurozona subió 2,8% (YoY) en agosto.
En los últimos días los inversores se han mostrado un poco más optimistas luego que los ministros de finanzas de la Eurozona dieran indicios de posibles medidas tendientes a capitalizar los bancos de Europa. El presidente de la Comisión Europea, José Barroso, propuso que los países miembros realicen una recapitalización coordinada de los bancos de la región, para de esta manera contener una posible crisis bancaria. Igualmente, no hay que perder de vista que los temores acerca de una cesación de pagos en Grecia y el delicado escenario que enfrentan países como Italia, siguen latentes.
El Banco Central Europeo mantuvo sin cambios la tasa de interés de referencia, aunque Jean-Claude Trichet, a punto de abandonar la presidencia del BCE, deja la responsabilidad de la posible rebaja de la tasas de interés antes de fin de año a su sucesor.
Esta decisión y el fortalecimiento de los bancos contribuyen a apreciar el euro, lo que lleva a que suban los mercados. Creemos que el fortalecimiento del euro podría traer nuevos problemas a futuro y que será difícil de sostener en el tiempo, por lo que consideramos que en los próximos meses podría presentarse un nuevo debilitamiento del euro y posiblemente los mercados testeen nuevos valores mínimos.
El caso de Estados Unidos
En EE.UU. la situación tampoco es alentadora. La recuperación de la actividad económica de la principal economía del mundo continúa siendo lenta, con un crecimiento vegetativo cercano a 1,5% y un desempleo que se mantiene persistentemente en niveles superiores al 9%.
Sin embargo, los últimos datos macroeconómicos no fueron tan malos como esperaba el mercado. De todos modos, aún hay demasiada incertidumbre con respecto a los indicadores que se publicarán en las próximas semanas.
En este sentido, lo más importante pasó por la reducción en los pedidos de subsidios por desempleo de la semana del 24 de septiembre, que fueron de 401.000 peticiones, ligeramente menos a lo esperado por el mercado, pero 6.000 más que la semana previa.
También fue relevante el dato definitivo del Producto Bruto Interno (PIB) correspondiente al segundo trimestre de 2011, que mostró un aumento de 1,3% contra el esperado por el mercado de 1,2%. El dato de la estimación anterior fue de 1,0%.
El reporte del ISM Servicios de septiembre también fue tomado en cuenta por el mercado. El mismo alcanzó los 53 puntos frente a los 52,8 esperados por el consenso. De todos modos, la cifra fue inferior al del mes anterior.
El dato del ADP de empleo, el cual anticipó la sorpresa positiva del dato de empleo, mostró un aumento en septiembre hacia los 91.000 puestos, más de lo que se esperaba y ligeramente superior al dato de agosto. Efectivamente, la creación de empleos no agrícolas arrojó una cifra que superó ampliamente tanto las expectativas del mercado como el dato anterior, alcanzando 103.000 nuevos puestos de trabajo. Sin embargo, los puestos creados no fueron suficientes para reducir la tasa de desempleo, que se mantuvo en 9,1%.
Por su parte, el sentimiento del consumidor en septiembre, un índice elaborado por la Universidad de Michigan, fue de 59,4 puntos, valor que superó al consenso de 57,5 puntos y al registrado anteriormente de 57,8 puntos.
Según la Reserva Federal, el organismo está preparado para adoptar nuevas medidas a fin de ayudar a la frágil recuperación económica, contenida por un débil mercado laboral y los problemas financieros de Europa. El comité continuará observando cuidadosamente los acontecimientos y está dispuesto a tomar acciones adicionales para promover una recuperación económica más fuerte en un contexto de estabilidad de precios.
Pero estas políticas monetarias expansivas adoptadas por la Reserva Federal en los últimos años son inflacionarias, y se dejan de lado problemas estructurales que requieren de atención. Algunos estados están evaluando declarar una independencia financiera del gobierno federal, lo que generaría una crisis constitucional en EE.UU.
Este tipo de medidas son impulsadas, en primer lugar, por la condición de poca seguridad de los grandes bancos de EE.UU., con balances que contienen aproximadamente USD 250.000 Bn en activos de alto riesgo. Por otro lado está la inestabilidad del sistema financiero caracterizado por niveles insostenibles de deuda soberana y privada. A los niveles excesivos de deuda del gobierno federal y los pasivos no financiados se suma una caída en la recaudación fiscal, que agrava la situación fiscal de EE.UU. día tras día. Asimismo, el rápido aumento de la polarización de la distribución de la riqueza, no sólo amenaza la estabilidad económica de los Estados Unidos, sino también su estabilidad social y política.
Un problema estructural
Como consecuencia de estos problemas, que tienden a profundizarse y están siendo ignorados, los gobiernos estatales deberían tomar medidas que permitan garantizar el funcionamiento de las economías locales en caso que la ruptura financiera con el gobierno federal se lleve adelante. El sistema monetario monopólico de EE.UU. es fundamentalmente inflacionario con una estructura implícita de creación de dinero, sin relación directa con la actividad económica.
Este problema estructural es la raíz absoluta del desempleo crónico, por lo que no habrá una verdadera recuperación de la actividad económica y del desempleo hasta que no se modifiquen los fundamentos del sistema monetario. La inflación sistemáticamente subestimada por el gobierno o la FED quita a los ahorristas el fruto del trabajo pasado y a los trabajadores el poder adquisitivo de sus salarios, así como también quita a los jubilados sus pensiones y a los inversores su capital mediante impuestos de una ganancia creciente consecuencia de una moneda devaluada. Lo que a la larga terminaría deteriorando las condiciones de vida y las oportunidades económicas de las generaciones futuras. La crisis ya llegó a los EE.UU. pero su duración e impacto todavía no están claros.
(Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a Darío Epstein)