Bree Boyce antes y después

Por Madison Park, CNN

Bree Boyce odiaba su clase de gimnasia de los viernes en la escuela. Los estudiantes tenían que correr 1.6 kilómetros en menos de 11 minutos, y los que no pudieran terminar en el tiempo tenían que caminar alrededor de la pista durante el resto del descanso.

Pesando 106 kilogramos, Boyce nunca lo hizo en tiempo. “Hubo algunas veces que traté de correr porque estaba muy avergonzada y temerosa de lo que otros niños pudieran decir. Después de muchos intentos fallidos, perdí la esperanza”, dijo Boyce.

Luego todo cambió.

Boyce usaba camisetas holgadas y un par de jeans talla 18 en la escuela. Ella se agachaba y se ocultaba cada vez que alguien trataba de tomarle una foto. Desviaba la atención sobre su peso contando chistes.

Cinco años más tarde y con 50 kilogramos menos, Boyce ya no es la chica tímida que se oculta de la cámara, vestida con camisetas amplias y sin forma.

Aparece en el escenario en vestidos de noche pegados al cuerpo y trajes de baño. Acapara los reflectores como la actual Miss Carolina del Sur. Y ha sido anfitriona invitada en The View para hablar abiertamente acerca de su peso.

“Yo había luchado durante tantos años con mi peso”, dice Boyce. “Muchas niñas admiran a las reinas de belleza porque quieren ser como ellas y parecerse a ellas. Pero lo que yo pienso es que todos somos únicos y todos somos diferentes y ninguna persona va a parecerse a otra. Y alguien puede ser de una saludable talla 6 o de una talla cero no saludable”.

Una tiara que descansa sobre su cabeza y una banda, encima de su hombro la acompañan en sus apariciones públicas. En enero competirá por la corona de Miss America en Las Vegas.

Su travesía desde ser una adolescente obesa hasta convertirse en reina de belleza no se trató simplemente de perder el exceso de peso, o de pasar de un extremo a otro.

“Se trata más de dar un buen ejemplo para las generaciones más jóvenes”, dice Boyce. “Si tienes un sueño, ve por él. No dejes que las percepciones de los demás te detengan”.

Al crecer, Boyce era más rechoncha que sus tres hermanos mayores. A pesar de que comía los mismos alimentos que ellos, su metabolismo parecía diferente. Como la más joven de dos chicas y dos chicos, Boyce encontró apoyo y aceptación en su familia y comunidad.

Su personalidad la ayudó en la escuela, donde ganó amigos con su entusiasmo (fue presidenta del club de apoyo escolar), y con imitaciones de celebridades como Cher y Britney Spears.

“Trataba de ser muy extrovertida y compensar mi peso con mi personalidad”, dice Boyce.

Cuando la gente en la escuela hablaba de ella o se burlaba, ella trataba de ser su amiga.

A lo largo de su infancia, Boyce vio desde fuera cómo su hermana mayor competía en concursos de belleza. Ella secretamente esperaba un día poder participar.

Cuando era adolescente, Boyce intentó varios métodos para bajar de peso, dietas bajas en carbohidratos y dietas de hambre. Pero siempre volvía a caer en sus viejos hábitos, porque el hambre volvía con mucha intensidad.

La batalla de Boyce con su salud no es rara en su estado natal. En Carolina del Sur, alrededor del 31% de la población es considerada obesa.

“Pensé que éste era el cuerpo en que iba a vivir, y que no había nada que pudiera hacer al respecto”, dice Boyce. “Yo estaba tan descontenta con el modo en que lucía, pero seguía comiendo de manera no saludable”.

“Llegaba a casa de la escuela, me sentaba en el sofá durante horas, y comía botanas durante todo el día. Manejaba a un lugar de comida rápida, tomaba cualquier alimento que quería, lo comía, y luego regresaba una hora más tarde, y lo comía otra vez”.

Consecuencias de su obesidad

A los 17 años, visitó el consultorio del médico debido a problemas con su rodilla.

El médico no tenía pelos en la lengua. “Ya sabes, tienes que perder este peso”, le dijo. “Y si no lo haces, entonces tu cuerpo no va a cuidar de ti en el largo plazo. Y sólo tienes 17 años”.

Boyce se dio cuenta de que él tenía razón.

Evitó la comida chatarra y se fijó la meta de perder cinco kilos en un mes. Y avanzó poco a poco. Caminaba alrededor de la cuadra, porque “eso era todo lo que podía hacer. Estaba tan gorda”.

Luego, la siguiente semana, caminó un poco más. Después de su primer mes, perdió 3 kilogramos.

Después de perder más kilogramos, ingresó al gimnasio, comenzó a bailar en las clases de zumba. Luego comenzó a correr.

Durante su último año de escuela preparatoria, un asesor del club de apoyo escolar sugirió que Boyce compitiera por el título de Miss West Florence, el equivalente escolar de un concurso de belleza. En un primer momento, Boyce se rió.

“Yo no estaba delgada”, dijo. “Yo todavía estaba gordita, perdía peso de forma gradual”.

Sin embargo, Boyce le dio una oportunidad.

“Fui yo misma y gané”, superando a otras 38 niñas, dijo. “Eso me dio un nuevo impulso de confianza al saber que podía hacer lo que me propusiera”.

Después de graduarse en 2007, fue a estudiar teatro en la Universidad Francis Marion. Compitió por el título de Miss Florence local y comenzó una racha de victorias en concursos de belleza locales hasta que finalmente ganó la corona del estado en julio.

A través de los años, Boyce tuvo que borrar toda una vida de malos hábitos.

“Se trata de un proceso de aprendizaje, de aprender un estilo de vida, y mucha gente piensa que es un arreglo rápido de la noche a la mañana. Y no lo es en absoluto. Se necesita tiempo. Me tomó tres años”, dijo.

Boyce, que no podría correr 1.6 kilómetros en menos de 11 minutos en la escuela preparatoria, ahora puede hacer esa distancia en siete minutos. Ella planea entrenar para su primer maratón cuando tenga tiempo después del concurso de Miss America.

Cómoda y feliz con su aspecto

“No tienes que ser delgada como un palo para pensar que eres hermosa y querer ser Miss America”, dijo. “¡Tienes que ser feliz y estar contenta contigo misma, hacer actividad física. Eso es lo que más cuenta; no las dietas de hambre y ser delgada como un palo”.

Boyce programa meticulosamente sus entrenamientos y sus horas de comida para prepararse para Miss America. En un día reciente, se preparó el desayuno en su casa en Florence: huevos revueltos y un pedazo de toronja.

“Anoto dónde voy a comer y que voy a comer ese día”, dijo.

En el mundo del espectáculo, en el que la figura de una mujer es constantemente analizada, Boyce ha escuchado las críticas: demasiado musculosa, demasiado grande, no lo suficiente pequeña, no es talla cero.

“Me encanta mi cuerpo”, dice Boyce. “Pasé de 106 kilogramos a estar cómoda, feliz y contenta con la manera en que luzco. Si alguien dice que no soy talla cero; eso no significa que no seguiré compitiendo en Miss America. Tenemos que dar un modelo de rol idealista”.

Dice que prefiere estar en el escenario luciendo de la manera en que luce ahora que lucir “enferma, débil y delgada. Eso no es el mensaje que estoy promoviendo en absoluto”.