Pamela Meyer da algunas recomendaciones para detectar si nos están engañando.

Por Pamela Meyer, especial para CNN

Nota del editor: Pamela Meyer es autora del libro “Liespotting”. Ella es Investigadora de Fraudes Certificada y MBA de Harvard. Meyer habló en la conferencia TED Global en Edimburgo, Gran Bretaña, en julio. TED es una organización sin fines de lucro dedicada a “las ideas que vale la pena difundir”, y que se distribuye a través de conferencias publicadas en su página web.

(CNN) – Basta con echar un vistazo a los titulares más recientes para darse cuenta de que el engaño y la mentira forman parte de la vida cotidiana.

El aspirante presidencial republicano Herman Cain ha tenido que responder a varias acusaciones de acoso sexual de distintas mujeres; ambas partes se acusan de mentir. Los dirigentes de Penn State han sido acusados de perjurio por supuestamente encubrir las denuncias de abuso sexual de menores contra un entrenador de fútbol retirado.

La semana pasada, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, fue sorprendido con micrófono abierto diciéndole al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu es un mentiroso.

La mentira ha destruido carreras y convulsionado países. El legislador de Nueva York Anthony Weiner hizo el ridículo al negar hechos que rápidamente fueron demostrados por evidencias incontestables. El ex candidato presidencial John Edwards ha sido acusado de infringir las leyes de financiamiento de campañas políticas en relación con el encubrimiento de una relación extramatrimonial. Y nadie de los que lo vivió olvidará jamás el circo mediático en torno al presidente Bill Clinton por mentir durante su segundo mandato sobre su relación sexual con Monica Lewinsky.

Son ya habituales las historias de trampas en los exámenes del colegio y la universidad. Ha habido casos en los que los profesores han facilitado a los estudiantes las respuestas de los exámenes a fin de obtener comentarios positivos sobre su desempeños. Los mentores que deben ser un ejemplo de lo contrario, transmiten un mensaje de que la mentira y el engaño son aceptables.

¿Cuánto engaño nos encontramos? En un día cualquiera, los estudios demuestran que a uno le pueden mentir entre 10 y 200 veces. Bueno, es cierto que muchas de ellas son mentiras piadosas. Otro estudio mostró que los desconocidos se mentían un promedio de tres veces en los 10 primeros minutos de conocerse.

La detección de mentiras es una habilidad esencial que todos deben adquirir, tanto por razones personales como profesionales.

La detección de los engaños es una rama seria del conocimiento basada en datos científicos recopilados en los los últimos seis años por prestigiosas universidades en el curso de proyectos de investigación exhaustivos, sobre todo en en los campos de la psicología y la fisiología.

Uno de los resultados de la investigación es que los mitos acerca de la mentira son falsos. Los mentirosos te miran a los ojos. No siempre tartamudean, o se ponen colorados o nerviosos.

Peor no por ello los mentirosos son difíciles de detectar y difíciles de desenmascarar. Un observador entrenado puede llegar a la verdad, aprendiendo sobre la estructura de las frases, las micro-expresiones faciales, el planteamiento de las preguntas y los tiempos. Dediqué varios años a estudiar los descubrimientos científicos en el inmenso y emergente campo del conocimiento sobre el engaño, y me queda claro que la detección del engaño es una técnica moderna que es fácil de aprender y nos ayuda a navegar nuestro complejo mundo, sobre todo si entre tus responsabilidades están las de contratar, entrevistar, negociar o gestionar.

Los buenos mentirosos tienen la habilidad de leer bien a los demás, de hacer que se sientan relajados, saben controlar sus propias emociones y sienten de manera intuitiva cómo los perciben los demás.

Sabemos por las investigaciones que los extrovertidos mienten más que los introvertidos, que los hombres dicen más mentiras “auto-orientadas” mientras que las mentiras de las mujeres son más “orientadas hacia el otro”, es decir, para proteger los sentimientos de otra persona; las personas casadas mienten con menos frecuencia a sus parejas que las personas solteras (pero las mentiras que se dicen suelen ser muy grandes). También sabemos que si a uno lo perciben como un malhechor, los demás se sienten menos culpables de mentirle.

¿Cómo saber si alguien está mintiendo? En primer lugar, debes observar el comportamiento normal del sujeto. Esto ayuda a tener un punto de referencia para medir los cambios que percibamos más adelante. Observe la postura del sujeto, la sonrisa, la calidad vocal. Más te vale que sepas que si tiene la costumbre de golpear el suelo con sus pies antes de acusarlo injustamente cuando lo veas haciendo eso en medio de una reunión.

A continuación, busca pistas verbales y no verbales de comportamientos engañosos y considéralas un indicio, y no una prueba de engaño.

Las personas que engañan pueden inmovilizar la parte superior de su cuerpo cuando tratan de recordar su historia, pueden apuntar sus pies hacia la puerta, inclinarse hacia la salida, cambiar su postura de manera notable o denotar “el alivio posterior a una entrevista”, que consiste en exhalar alivio y cambiar de postura una vez han terminado las preguntas difíciles. Los interrogadores suelen insinuar falsamente que la entrevista ha terminado para detectar ese alivio después del interrogatorio.

También, presta atención al lenguaje del sujeto. Scott Peterson cometió un famoso error al utilizar el tiempo pasado cuando afirmó que su esposa asesinada estaba vivo, lo que desencadenó una búsqueda por todo el país.

Las personas que engañan también pueden usar un lenguaje de distanciamiento: “Yo no tuve relaciones sexuales con esa mujer … la señorita Lewinsky”, o repetir una pregunta difícil en su totalidad. Los indicadores verbales más comunes son sutiles. Algunos responden a preguntas difíciles con expresiones como: “Bueno … a decir verdad … hasta donde yo sé … que yo sepa”. Esto hace que la respuesta sea más bien de perceptual que factual, y es otra señal de alerta.

No hay una receta mágica para detectar mentiras, pero es posible desarrollar las habilidades para descubrir el engaño.

Estas habilidades disminuyen la posibilidad de ser víctima de estafadores en la vida profesional y personal.

(Las opiniones expresadas en este comentario corresponden exclusivamente a Pamela Meyer)