El antes y el después de Anita Mills.

Por Jacque Wilson, CNN

(CNN) - Anita Mills pesaba 173 kilos cuando un médico de cabecera le dio cuatro reglas simples para perder peso:

1. Comer 220 gramos de comida cada tres horas.
2. No tomar bebidas azucaradas.
3. No saltarse comidas
4. No decirle a nadie a nadie lo que estás haciendo

Ahora, con 110 kilos menos, Mills atribuye al último de estos consejos el haber conseguido superar los meses más difíciles en su objetivo de perder peso. El que nadie la cuestionara o intentara convencerla de que se relajara los fines de semana la ayudó a enfocarse en su meta.

“Es mucho mejor entrar en un sitio y que alguien diga: ‘eh, ¿hiciste algo distinto?’ que anunciar ‘estoy a dieta’ y que la gente te apunte con el dedo”, dijo.

El consejo parece paradójico. Grupos como Weight Watchers consideran muy importante el apoyo en el éxito de una dienta, y los estudios han llegado a la conclusión de que ese sentimiento de responsabilidad ante otros es un factor importante para lograr el objetivo. Pero algunos expertos opinan lo contrario y creen que anunciar a familiares y amigos tus planes de dieta podría tener un efecto negativo,.

El médico de Mills, Jon Walz, le da a todos sus pacientes las mismas reglas para bajar de peso. El atribuye la necesidad de mantener el secreto a la cultura de la obesidad. Desde niños, dice, buscamos a otra gente que se parece a nosotros y se comporta de manera similar.

“La gente obesa vive con gente obesa. Encuentran amigos obesos. La mayoría de los pacientes no reconoce el mal estilo de vida que llevan, lo negativo que es… piensan que esa cultura es normal”, agrega.

Como seres humanos, nos cuestan los cambios, continúa Walz. Así que cuando vemos que a alguien a quien queremos altera su modo de vida, nos cuesta afrontarlo, aunque la transformación sea positiva.

“Deliberadamente o no, la familia, los amigos y las demás personas que forman parte del grupo de esa persona se resisten al cambio”, sostiene Walz. “Intentarán cambiar a la persona para que vuelva a lo que tolera la cultura”.

Mills lo ha constatado por sí misma. Después de perder bastante peso, no podía ocultar ya que seguía una dieta. Fue entonces cuando los amigos empezaron a apartarse.

“La gente es mala, gente que uno pensaría que te apoyaría. Una amiga me dijo que le gustaba más cuando yo era la amiga gorda. Eso me dolió”, comenta Mills.

Hay otras razones por las que mantener en secreto tus planes de dieta.

El doctor Peter Gollwitzer, un profesor de psicología de la Universidad de Nueva York, estudia cómo los planes y objetivos afectan al conocimiento y el comportamiento. En un artículo titulado “Cuando las intenciones se hacen públicas”, Gollwitzer describe cómo anunciar las cosas puede cambiar las acciones.

Todos tenemos lo que Gollwitzer llama un “objetivo de identidad” de algún tipo, ya sea ser una buena madre o un mejor científico. En el caso de la pérdida de peso, el objetivo es ser exitoso en la dieta.

Para lograr ese objetivo de identidad, uno necesita indicadores de que se está avanzando, de que se logra el éxito. En el caso de un científico son los artículos que publica o el reconocimiento de su jefe. En el caso de una persona a dieta podrían ser los kilos perdidos o los elogios de los amigos o familiares cuando ven que la persona tiene un mejor aspecto.

Las investigaciones de Gollwitzer descubrieron que cuando uno le dice a los demás lo que va a hacer, y los demás elogian esa intención, ese reconocimiento es un indicador de logro.

“El peligro es que uno sienta que ya ha cumplido el objetivo y por eso dejes de actuar”, explica Gollwitzer.

En otras palabras, cuando le dices a un amigo que vas a perder 10 kilos y esa persona percibe tus buenas intenciones, uno ya no siente la necesidad de seguir adelante con el plan de ejercicio y dieta sana.

Hay varias formas de evitar este fenómeno.

“Una es sencilla: puedes cerrar el pico”, señala Gollwitzer. “Otra es formar diferentes tipos de intenciones, no sólo decir qué quieres hacer sino también cuándo, dónde y cómo lo quieres hacer”.

Esa planificación ayuda a crear lo que se llama un control situacional de la acción, explica. Cuando uno va al gimnasio antes del trabajo, la situación que trazaste mentalmente controla tu comportamiento, en lugar de la intención de ejercitarte más.

La tercera forma, dice Gollwitzer, es decírselo sólo a una o dos personas que tienen poder sobre ti (metafóricamente) para que te ayuden a ser firme en tus intenciones.

Elige cuidadosamente a esas personas, aconseja Bonnie MeChelle, una experta en nutrición y ejercicio. La autora de “Accountability is Key” (La responsabilidad es clave) dice que la gente con energía negativa o con un entrenador que no se adapta a tu estilo no sirve. Pero si encuentras a alguien que te haga sentir responsable, entonces sí.

“Díselo todo”, comenta MeChelle. “La responsabilidad es clave porque si todo te lo guardas para ti, nadie va a saber lo que haces, y nadie va a saber si te sales del camino”, agrega.

Tanto si decides compartir tus planes de dieta o mantenerlos en secreto, es importante recordar por quién estás perdiendo el peso.

“Si lo pierdes por agradar a otras personas, tu motivación no se sostendrá para seguir adelante cuando las cosas se pongan difíciles”, advierte MeChelle.

Y hasta que logres perder esos kilos de más, tú eres el único que debe saberlo.