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Por Jaime A. Florcruz, CNN

A pesar de la crisis financiera mundial, la clase rica de China se está haciendo más rica. “En abril de este año, China contaba con 960,000 millonarios con activos personales de 10 millones de yuanes”, dijo Rupert Hoogewerf, presidente del Instituto Hurun Research, el cual realiza la compilación de la lista de los millonarios de China.

“Tiene 60,000 multimillonarios con 100 millones de yuanes en activos y estas cifras siguen creciendo”.

Asimismo, parece que los nuevos ricos se están movilizando. Casi la mitad de ellos está considerando emigrar al extranjero, según un reporte del Instituto Hurn Research. Dicho reporte, indica que alrededor del 14% de ellos han estado o están en el proceso de tramitación para emigrar.

“En chino, la emigración también se refiere a conseguir una residencia permanente o bien, un permiso de residencia”, explicó Hoogewerf. “Estimamos que lo anterior representa un 80% del total de aquellos que quieren emigrar”.

Muchos empresarios están capitalizando esta tendencia. Entre ellos Larry Wang, fundador y presidente de Well Trend United Inc, una de las consultorías de inmigración más importantes en China.

Wang nació y creció en Beijing, y en 1985 se fue a Canadá  para realizar sus estudios de posgrado. Permaneció ahí hasta 1995, cuando decidió regresar a Beijing.

“En ese entonces, la economía de China estaba cambiando rápidamente”, recordó. “Me pregunté a mí mismo, ¿qué le puede ofrecer Canadá a China? Jarabe de maple e inmigración. No podía vender jarabe, por lo que me adentré en el negocio de la inmigración”.

Su negocio ha crecido en los últimos 17 años.

Well Trend da empleo a 500 personas que trabajan en las 10 ciudades más importantes de China, tramitando aplicaciones de inmigración y visas para estudiantes.

“A través de los años hemos ayudado a más de 10,000 aplicantes para inmigración”, dijo Wang, incluyendo a muchos millonarios.

¿Pero por qué los nuevos ricos de China buscan emigrar? Según expertos, algunos lo hacen por comodidad.

“Un pasaporte extranjero les facilita mucho más viajar alrededor del mundo”, dijo Wang. “No quieren estar pasando por las tediosas aplicaciones para la visa”.

Los nuevos ricos de China –un grupo mezclado de capitalistas rojos, magnates jóvenes y los “fuerdai” (herederos capitalistas de segunda generación)- son tradicionalmente cosmopolitas y conocedores de tecnologías, viajeros frecuentes que están dispuestos a pagar una prima por la comodidad.

También están dispuestos a gastar en educación para sus hijos y darles una ventaja competitiva en una nueva especie de carrera, en la que millones de chinos están luchando por avanzar.

Wang recuerda el caso de Liu Weijie -de 44 años-, un viejo cliente que emigró a Canadá hace más de 10 años y quien considera esto “la mejor decisión de mi vida”.

El hijo adolescente de Liu no destacó en la escuela en China, pero después de entrar a la Universidad de Columbia Británica, alcanzó su plenitud y actualmente le va bien en Canadá. Liu, magnate de bienes raíces, todavía hace negocios lucrativos en China.

De manera similar, muchos millonarios chinos que aplican para la “visa de inversionistas extranjeros” de Estados Unidos  -los aplicantes se comprometen a una inversión en capital de 500,000 a 1 millón de dólares- buscan un estatus de residente permanente para facilitarle a sus hijos el acceso a la educación estadounidense.

“En el largo plazo, después de que sus niños terminen sus estudios de preparatoria o universitarios, tendrían la oportunidad de competir por empleos sin tener que recurrir a un empleador dispuesto a patrocinarlos para la obtención de visas de trabajo en Estados Unidos”, dijo Joyce Gomez, abogada especializada en inmigración con residencia en Washington.

Gomez agregó que un pequeño porcentaje de aplicantes pretenden operar sus propios negocios en Estados Unidos después de que obtengan el estatus de residente permanente.

Hoogewerf cita otras razones. Afirma que algunos millonarios optan por irse para escapar de la insuficiente cobertura médica de China, su contaminación y seguridad alimentaria. “También hay un ingrediente de seguridad contra una potencial desestabilidad económica, social y política”.

De cualquier forma, Wang no considera esta alza en la emigración como un éxodo masivo de millonarios. “Es muy normal que la gente quiera irse y ver el mundo exterior después de hacer su fortuna. Lo mismo ha pasado en Hong Kong, Taiwán y Corea del Sur”.

Wang cree que es algo bueno. “Es la globalización. Facilita el intercambio de ideas de negocio y ayuda a disminuir las brechas culturales”.

Según expertos, aún cuando emigran, la mayor parte de la élite china deja un pie en China. “Mantienen sus negocios aquí”, dijo Victor Lum, exespecialista migratorio de la Embajada de Canadá en Beijing y actualmente alto directivo de Well Trend.

“Estos millonarios están familiarizados con la cultura única de China. Han tenido éxito aquí, pero el éxito en todas partes no está garantizado”.

Hoogewerf coincide. “Cuando se contrapesa con las ganancias que se hacen en China en la actualidad, sin mencionar la confusión que prevalece en los mercados europeos y estadounidense, la mayoría de los chinos prefieren quedarse con una parte significativa de sus activos en China. Es también donde se sienten “en casa” sin importar su pasaporte o residencia”.

Un 40% de los millonarios chinos que fueron encuestados por el Instituto Hurun Research prefiere instalar su “segundo hogar” en Estados Unidos, seguido de Canadá, Singapur y Europa.

“Estados  Unidos requiere menos tiempo de estancia en el país para obtener el estatus de residente permanente y sus demás procedimientos son menos complicados”, dijo Wang.

Pero los obstáculos para llegar a Estados Unidos son muchos, afirma Gomez.

“Un aplicante para inversionista extranjero debe ser capaz de demostrar que los fondos a invertir se obtuvieron de manera legítima”.

El aplicante también puede ser rechazado si no demuestra que su capital de inversión creará o conservará al menos a 10 empleos para trabajadores estadounidenses calificados, dentro de Estados Unidos.

Las comisiones de los abogados especializados en inmigración que preparan las aplicaciones no son baratas.

“Pueden variar entre 15,000 y 25,000 dólares”, dijo Gomez.

Aunque para los millonarios chinos, esa es una cantidad insignificante.